BESO TRAVIESO// Capítulo 1: Broma del destino

Campanas, flores, aplausos, todo lo que uno desea en el día de su boda. Un hermoso vestido blanco y un novio de ensueños. Milagros tenía en sus brazos al hombre de su vida, a su amado Francisco Ramos.

- Puede besar a la novia- Dijo el padre a cargo de la ceremonia.

Y con un dulce beso se unieron en el sagrado sacramento del…

- ¡Milagros vas a llegar tarde al colegio!- Dijo su padre de repente.

Hacía una semana que Milagros Pasos tenía el mismo sueño con su amado Francisco Ramos. Se había enamorado de él desde que lo había conocido en primer año. Estaban en cursos distintos, él iba al A y ella al C, y de mundos distintos, él era el mejor alumno de todo el colegio y ella gracias que pasaba de año a garrotazos. Eso era una de las cosas que amaba de él, lo admiraba, admiraba su inteligencia, su seriedad, todo de él, pero él no sabía ni que existía.

Pero eso iba a cambiar ese día ya que después de cinco años se había decidido a escribirle una carta de amor. Quizás suena infantil que una chica de 17 años le escriba una carta de amor a un chico, pero ella era así, infantil, inocente, no muy atractiva y hasta un poco inútil, pero de gran corazón.

Milagros fue muy contenta al colegio con su carta de amor, esperando que él la reciba y la leyera, pero nada fue como lo planeó. Lo esperó en la entrada del curso, en donde lamentablemente no tenía ninguna amiga por que eran chicas más parecidas a Francisco que a ella, y cuando llegó con una gran sonrisa le dijo:

- Francisco, esto es para vos- Dándole la carta.

- No la quiero. Dijo fríamente Francisco.

Milagros salió con el corazón destrozado corriendo hacia su curso. No podía creer que el hombre que tanto amaba la pudiera tratar de esa manera. Lloraba sobre su banco pensando en lo equivocada que estaba al enamorarse de él.

- No te sientas así- Dijo Mariela, una de sus amigas.

- Aunque te arriesgaste demasiado al ir a darle esa carta a Francisco sabiendo que ni te registra- Dijo Jimena, su otra amiga.

- Lo que pasa es que pensé que aunque sea iba a leer la carta.

- ¡Milagros!- Gritó corriendo Lucas- ¿Cómo es eso que te le declaraste a Francisco y el muy idiota te hizo llorar?, Lo voy a matar.

Lucas estaba enamorado de Milagros desde el primer día que la había visto, pero ella siempre había estado interesada en Francisco, por lo cual también es un amor no correspondido.

- No Lucas, dejalo así, no hay nada que hacer- Dijo Milagros entre sollozos.

- Bueno Mili, ahora te tenés que concentrar en esta noche que por fin vas a ir a dormir a tu nueva casa. Por fin te mudás después de todo el esfuerzo que tu papá y vos hicieron.

- Si, eso es lo único que puedo rescatar de este día tan gris.

Milagros vivía con su papá. Su mamá había fallecido hace unos años y se tomaron el tiempo necesario para mudarse a una casa pequeña para los dos, pero que era de ellos.

A la salida del colegio, Milagros todavía se sentía un poco mal y sus amigos la ayudaban a consolarse, más que nada por que toda la escuela estaba hablando de cómo Francisco la había rechazado. << ¿Cómo fue capaz de ir a confesarse?>>, <> eran algunos de los comentarios que se escuchaban. Francisco no sólo era el chico más inteligente, sino también el más lindo.

Estaban cerca de salir del colegio cuando justo salen Francisco con un compañero de curso.

- Francisco ¿Esa no es la chica a la que rechazaste?- Le preguntó el compañero a Francisco.

- Vamos- Respondió Francisco sin ni siquiera mirarla

- ¡Vos!, Engreído de cuarta- Le gritó Lucas a Francisco.- ¿Quién te pensás que sos rechazando así a Milagros? ¿Acaso te corre sangre por las venas?

- Basta Lucas, deja las cosas así- Gritaba Milagros tratando de terminar la situación.

Francisco se detuvo, se dio vuelta y le contestó simplemente:

- No me gustan las chicas estúpidas.

Todos se le quedaron mirando y Lucas estalló en un ataque de nervios, gritándole muchas barbaridades.

- Milagros, creo que rendirte y olvidarlo es la mejor opción.

Mientras Francisco se iba, Milagros los veía irse, se sentía muy irritada y dijo para si misma: pensar que estuve enamorada de él por cuatro años. ¿Cómo puede ser tan cruel?

Esa noche para Milagros no fue mejor que el resto del día. La casa que su papá había comprado parecía bastante vieja y no muy segura, pero como su papá estaba tan entusiasmado no se lo quiso hacer saber.

- Bueno Mili, este será nuestro nuevo hogar- Dijo Alberto Pasos muy emocionado- ¿Qué te parece?

- Es… como decirlo… muy rustico, muy antiguo, lindo- Mintió para complacer a su papá.

- ¿Qué te pasa? No estás tan enérgica como siempre

- Nada, algunos problemas en el colegio, pero anda de lo que debas preocuparte.

Esa noche hubo una gran tormenta con granizo y rayos. Efectivamente la casa era muy antigua por lo cual el granizo rompió el techo y destruyó la nueva casa, no tan nueva.

Milagros y su papá no podían creerlo, tanto esfuerzo para nada, ahora se habían quedado en la calle. Sus amigas por teléfono no podían creer lo que le había pasado. Los noticieros fueron a ver la casa y ella y su padre salieron en todos los canales de noticias, realmente ese fue un día para olvidar.

El día siguiente fue muy difícil para ella. Todos en el colegio habían visto las noticias y sabían lo que le había pasado. A los comentarios sobre Francisco se le sumaron los de su casa destruida.

- ¿A dónde van a ir a vivir?- Preguntaban sus amigas.

- Ayer estuvimos en un hotel, pero a mi papá lo llamó un viejo amigo de la secundaria que nos ofreció su casa por un tiempo.

- ¡Qué bueno! ¿Y qué tal es el señor?

- No sé. Jamás lo conocí, pero se ve que es buena persona.

- AYUDEMOS A MILAGROS PASOS, LA SOBREVIVIENTE DE LA DESTRUCCIÓN DE LA CASA POR EL GRANIZO, CUALQUIER APORTE SERÁ BIENVENIDO.

Si alguien no se había enterado, ahora lo había hecho. Lucas y sus amigos habían organizado una colecta para ayudarla a recuperar el dinero perdido.

- ¡Lucas! Te mato, te juro que te mato- Le dijo Milagros muy enojada.

- ¿por qué? Estamos tratando de ayudarte.

- Más que ayudarme me están humillando.

- ¿Por qué? Yo hago todo esto por vos, por que te quiero.

- Hey, ¿Me dejarías pasar?- Dijo una voz muy conocida por Milagros.

- Francisco- dijo asustada y avergonzada.

- ¡Esto es tu culpa! ¿Cuál te pensás que es la causa por la cual Mili sufre tanto?

- El granizo de anoche- Dijo Francisco muy tranquilo.

- No, esto es tu culpa- Dijo Lucas al borde de un ataque de nervios.

- O sea que yo provoqué el granizo de anoche- Dijo irónicamente- Bueno supongo que esto se va a terminar si colaboro- Dijo sacando un billete de veinte pesos del bolsillo.

Milagros se enfureció y golpeó la mano de Francisco que iba a poner en la caja de donaciones.

- ¡No te burles de mi! ¡Fue un total desperdicio de tiempo haberme enamorado de vos durante estos cuatro años! ¡No necesito tus donaciones!- Dijo Milagros enojada como nunca.

- ¿Estás segura de eso?- Dijo Francisco.

- ¡Claro que si! No tengo ninguna necesidad de que cuides de mi. Y no me trates como tonta sólo por que soy estupida.

Francisco se fue riéndose y Milagros muy enojada no entendía por que lo hacía, era un idiota y nunca más iba a pensar en él… o por lo menos eso intentaría hacer.

Esa tarde, cuando volvió del colegio Milagros y su papá prepararon las cosas para mudarse a la casa del amigo de su papá. Todo tenía que ser rápido por que a la noche el papá de Milagros trabajaba en su restaurante japonés. Milagros estaba muy nerviosa, conocería gente nueva y con ella compartiría un tiempo hasta que reconstruyeran su casa pues el terreno les pertenecía.

En el camino a la casa Milagros sintió curiosidad, pues no sabía nada acerca de este repentino amigo de su padre:

- Papá ¿Cómo se llama tu amigo?- Pregunto intrigada.

- Su nombre es Franco Ramos- Dijo su papá y Milagros sintió un malestar por aquel apellido, justo debía apellidarse como el tarado de Francisco.

- ¿Y de dónde se conocen?

- De la secundaria. Éramos los mejores amigos, pero después perdimos contacto por que seguimos caminos muy distintos, él es dueño de una empresa multinacional y yo seguí mi vida con la cocina que es lo que más me gusta. Pero siempre seguimos siendo amigos, nos mandábamos mail, nos llamábamos de vez en cuando.

Cuando llegaron a la casa de la familia lamentablemente apellidada Ramos se encontraron con una casa enorme, digna de un dueño de una multinacional. Por un momento Milagros tuvo miedo de que aquella fuera la casa de Francisco. Alberto tocó el timbre y le recordó a su hija ser muy amable.

-¡Alberto!- Dijo un hombre peticito con anteojos y medio pelado. En ese momento Milagros descartó la idea de que fuera el papá de Francisco.

- ¡Franco! Tanto tiempo- Los dos hombres se abrazaron con fuerza. Hacía años que no se veían.- Ella es mi hija Milagros- Dijo mostrándole a su hija.

- Mucho gusto señor Ramos y muchas gracias por su generosidad.

- Que linda hija Alberto, se parece mucho a su mamá. Parece que tiene la edad de mi hijo mayor- Los ojos de Milagros se abrieron grandes- Francisco, los invitados llegaron.

- Hola, mucho gusto, soy Francisco Ramos- Dijo el amor de sus sueños en frente de ellos y saludándolos.

El miedo que tanto tenía Milagros se había hecho realidad. Iba a vivir en la casa de su amado Francisco.

- Ho… hola- dijo nerviosa Milagros, también avergonzada por lo que había pasado esa mañana.

- Por que tanta formalidad si van al mismo colegio- Dijo de repente la madre de Francisco, Norma. A ella se parecía Francisco- ¿No se conocen Francisco?

- Si, vamos al mismo año, pero en cursos separados, aunque últimamente varias cosas han pasado ¿No Milagros?

Milagros no sabía que decir.

- Es bueno tenerte acá, ahora voy a tener con quien ir a comprar, a pasear y charlar- Dijo Norma muy emocionada. De repente gritó- Marcos, vení a saludar a los invitados.

Un niño muy parecido a Francisco pero en miniatura apareció desde la cocina.

- Hola bonito, soy Milagros- Dijo simpáticamente.

- Tenés la edad de mi hermano ¿No?- Dijo con cara de piedra.

- si, ¿Por qué?

- Ayudame con mi tarea. Es análisis sintáctico- Dijo Marcos mostrándole su cuaderno.

Milagros se encontró en problemas, no tenía la menor idea de cómo se analizaban las oraciones. Francisco la miraba esperando un desastre

- eh… bueno… “muy linda” puede ser un objeto directo y eh… “en mi casa” puede ser una circunstancia de espacio.- Dijo media confundida

- Esto es básico de primaria, “Muy linda” después de un verbo copulativo es PSO y “en mi casa” es un circunstancial de lugar, no una circunstancia de espacio. Si que sos tonta.

Francisco comenzó a reírse.

- ¡Marcos, dejá de molestar a los invitados!- Dijo Norma y luego se dirigió a Milagros- Está enojado por que convertí su habitación en tu habitación.

- ¿Mi habitación? Pero pensé que iba a dormir con mi papá, no quiero ser molestia- Dijo Milagros avergonzada.

- No lo sos, era el sueño de mi vida. Vení que te la muestro.

Norma le mostró a Milagros su nueva habitación y lo que encontró fue la habitación de una princesa. Una decoración perfecta, armoniosa, hermosa, soñada por cualquier chica.

- Muchas gracias señora Norma. Esto es muy hermoso.

- No me digas señora, soy Norma a secas. Siempre quise tener una niña por eso preparar esto para vos fue como un sueño hecho realidad. Te dejo para que te acomodes.

Norma se fue y la dejó sola en su habitación. Milagros no podía creer que esa sería su habitación. Se tiro en la cama riendo pensando en la maravillosa familia que tenía Francisco.

La puerta se abrió, era Francisco.

- ¡Francisco!- dijo asustada.

- Acá te dejo te valija- Dijo fríamente, como siempre.

- Gracias, pero dejá yo puedo.- Dijo tratando de molestar lo mínimo.

- Ah, cierto, no hay necesidad de que yo cuide de vos ¿Verdad?- Dijo recordándole lo que había sucedido esa mañana y continuó- El que estés acá o no, no es asunto mío. Por favor no interfieras con mi estilo de vida- Cerró y la puerta y se fue.

Milagros se desplomó en el piso y tuvo miedo, miedo de haber caído en un lugar horrible… quizás.

espero que hayan disfrutado del capítulo 1, proximamente subiré es segundo capítulo.

besos