miércoles, 20 de enero de 2010

BESO TRAVIESO// Capítulo 2: vivir juntos es peligroso

Al otro día, sentados en la mesa desayunando, Milagros no podía creer que estuviera haciéndolo con su querido Francisco. Verlo tomar su café con lecha y comer sus tostadas era casi un sueño.
La casa se llenaba de ruidos a la mañana temprano. Norma hacía el desayuno para todos, Marcos se quejaba con su madre por no prepararle las mismas medias que a su hermano, realmente lo admiraba y quería ser como él en todo; Franco leía el diario y comentaba las notas importantes en voz alta. El único silencioso era Francisco que desayunaba tranquilo, y Milagros que desayunaba embobada mirando a su gran amor.
- Milagros, ¿Dormiste bien anoche?- Preguntó Franco.
- Si muchas gracias, disculpen que mi papá no se haya levantado todavía- Dijo avergonzada.
- Está bien, tu papá trabaja de noche y volvió muy tarde, es normal.
Francisco terminó de desayunar y fue a buscar su mochila para irse al colegio, Marcos, como siempre, lo siguió y Milagros también.
- Francisco por favor, asegurate de que Milagros conozca el camino al subte y al colegio.
Francisco no respondió, sólo salió caminando y Milagros atrás de él. Era horrible, iban juntos al colegio, pero ninguno decía una palabra. Milagros se arrepintió de haberle dado esa tonta carta, pues si no se la hubiera dado quizás en ese momento estaría teniendo una conversación agradable con él. De pronto Francisco se frenó y le dijo:
- Te lo voy a decir solo una vez, no le digas a nadie que estamos viviendo juntos ¿Entendido? y abstente de hablarme en el colegio.
- entendido.- Dijo enojada. ¿Quién se creía que era?
Pronto llegaron a la estación del subte. El subte se llenó en seguida y el bolso de Milagros quedó atrapado y ella apretada entre mucha gente; en cambio, a Francisco se lo veía tranquilo leyendo, como si nadie estuviera a su alrededor.
- La puerta se abrirá por la derecha- Dijo el altavoz del subte.
De repente una oleada de gente salió por la derecha llevándose puesta a Milagros y sacándola del subte en una parada que no era la de ella. Luchaba para volver a entrar pero no podía hacer nada, gritaba, hacía fuerza, le pedía ayuda a Francisco y nada. Cuando la gente se fue la puerta hizo el pitido correspondiente al cierre de esta.
- Francisco pará la puerta- Gritó Milagros corriendo hacia el subte.
Pero este no hizo nada. Vio como Milagros se quedaba en el andén, suspiró y siguió leyendo.
Milagros veía como el subte se iba sin ella y con él adentro y entró en desesperación. Tenía que tomar el próximo sea como sea y correr al colegio. Llegó con la lengua afuera y allí estaba él, leyendo.
- Hey- Le dijo Milagros, apuntándolo con un dedo, furiosa.
- Te dije que no me hablaras en el colegio- Le contestó indiferentemente.
- Estaba por llegar a la puerta, ¿Qué te costaba sostenerla un momento?
- Odio a las chicas distraídas más que a las estúpidas- Dijo fríamente y se fue.
“Hielo, es hielo lo que corre por sus venas” pensó Milagros.
Cuando llegó al aula sus amigos estaban intrigados por la nueva casa temporal de Milagros. Ella no podía contar mucho por que había prometido no decir que vivía con Francisco así que tuvo que arreglárselas para salir del dilema y el tema perfecto fue los exámenes.
La escuela de Milagros y Francisco era especial, le gustaba premiar a los más destacados. Por eso cada vez que terminaba las épocas de exámenes ponían una planilla con los cincuenta mejores promedio del colegio. Obviamente el número uno era Francisco y nunca un alumno del curso de Milagros había estado ahí.
Los chicos hablaban de lo horribles que eran los exámenes y Milagros los sorprendió a todos.
- Voy a superar a Francisco y voy a ser de quien los profesores hablen y se sorprendan- Dijo seriamente.
Los chicos empezaron a reírse y a bromear con ella.
- Bueno… no lo voy a superar, pero si voy a estar entre los cincuenta mejores, se los prometo- Dijo realmente comprometida.
Esa noche en su hermosa habitación, Milagros comenzó a estudiar duro para sus exámenes, pero no sabía por donde empezar. Cada materia que leía no la entendía, era como si leyera chino o griego. Lo único que entendía era que no entendía nada. De pronto tocaron a su puerta.
- Adelante- Dijo Milagros.
- Permiso, te traje la cena- Dijo Norma trayendo una enorme bandeja con la cena para Milagros. Realmente era una mujer muy dedicada a su familia y la que mejor la trataba y quería en la casa.
Norma se quedó a comer con ella y a charlar un rato. La comida estaba deliciosa.
- Ahora si realmente me siento como una madre- Dijo Norma- Fran nunca estudia, así que nunca le pude hacer la cena de esta manera.
- ¿Cómo que no estudia si es el mejor del colegio?- Dijo Milagros sorprendida.
- Es increíble, ¿No te parece?, pero nada adorable- Dijo Norma decepcionada, mientras Milagros pensaba que Francisco realmente era una genio.
- Entonces, ¿Qué está haciendo ahora?- preguntó sorprendida por esa impactante noticia.
- esta durmiendo- respondió Norma como si fuera algo normal.- Deberías pedirle que te explique lo que no entendés.
- desearía poder hacerlo, pero…- Dijo Milagros decepcionada.
Norma entendió lo que le sucedía a Milagros y se le ocurrió una idea.
- Mili, tomate un descanso y miremos esto- Dijo sosteniendo un gran álbum de fotos.- Te voy a mostrar algo muy interesante.
- ¿Son de Francisco?- preguntó Milagros.
Norma no respondió, sólo abrió el álbum y allí había una hermosa bebe vestida de miles de formas diferentes.
- ¡Qué hermosa!- Dijo Milagros.
- ¿Verdad que si?- Dijo Norma, se acercó al oído de Milagros y le susurró- ese es Francisco.
Milagros se quedó estática, no podía creerlo.
- Pero se ve como una nena- Gritó.
- Realmente quería tener una nena y estaba segura de que así sería, entonces compré todas las cosas de nena. Cuando nació Francisco y vi que era un varón estaba tan consternada que no quise comprar nueva ropa y lo vestí de mujer hasta que tuvo edad como para que se notara.
Milagros se sentó al lado de Norma para seguir escuchando la historia.
- Fran está muy enojado con todo esto, quizás sea la razón de su actitud tan fría- continuó. No lo dudo pensó Milagros.- Marcos no sabe nada de este álbum así que mantenlo en secreto.
- Si, no lo dude- pensó Milagros, mientras en su interior se dio cuenta de que había encontrado la forma de lograr que Francisco lo ayudara con sus estudios.
Al otro día, Milagros hablaba alegremente con Mariela, Jimena y Lucas sobre el amigo de su papá con el que estaban viviendo, pero sin decirles que vivía con Francisco, cuando una voz los interrumpió y sorprendió.
- Milagros- Dijo Francisco desde la puerta del aula- Vení un momento con tu almuerzo.
Milagros tomó su almuerzo y siguió a Francisco. Los demás sin entender lo que estaba sucediendo los siguieron sin que se dieran cuenta.
Milagros y Francisco fueron hasta un aula vacía para que nadie los viera juntos, Francisco no quería que nadie pensara absolutamente nada sobre ellos dos. Francisco sacó el almuerzo de la mochila y le dijo:
- Mi mamá se equivocó los almuerzos, por favor dame el mío y terminemos con esto.
Desde un ángulo donde ellos no veían Lucas, Jimena y Mariela los estaban espiando.
- Parece que intercambian algo- Dijo Jimena sorprendida.
- ¡No me digas que Francisco se arrepintió y le está pidiendo a Mili que salga con él!- Dijo Mariela emocionada.
- Ya es muy tarde para él, se perdió su oportunidad- Dijo Lucas desesperado, no podría soportarlo.
Mientras tanto Milagros y Francisco intercambiaban sus almuerzos y se presentó la gran oportunidad para Milagros.
- Eso pasa por que vamos al mismo colegio- Dijo Francisco un poco enojado.
- Es cierto, tal vez un día podrías equivocarte y ponerte mi uniforme por equivocación ¿No Francisco?- Dijo Milagros disfrutando el momento que pronto vendría.
- ¿Por qué usaría el tuyo por error?
- Bueno eso es por que- Dijo Milagros sacando una foto de Francisco de bebe del bolsillo de la camisa- Parece que usabas pollera cuando eras bebe. ¡Eras tan adorable!
Francisco no lo podía creer, ¿Cómo había llegado esa foto a manos de Milagros?, eso era su perdición. Francisco empezó a gritar tanto que Lucas, Jimena y Mariela se asustaron.
- ¿Qué esta sucediendo?- Dijo Mariela.
- Probablemente ese sabelotodo fue rechazado por Mili- Quiso pensar Lucas contento.
- ¿De dónde sacaste eso?- Le dijo Francisco a Milagros furioso y avergonzado como nunca.
- Es un regalo de tu mamá- Dijo riendo Milagros.
- ¡DEVOLVEMELA YA!
- No te la voy a devolver, por que vos me estas molestando todo el tiempo, ¿No está bien que me vengue yo de vez en cuando?- contestó Milagros superada.
- ¿CUÁNDO TE MOLESTE YO?- Francisco estaba muy alterado.
- Incluso los genios tienen debilidades.
Francisco empezó a corre a Milagros para quitarle la foto
- Devolvemela ya te dije.
- Te la voy a dar con una condición- Dijo Milagros- Ayudame a pasar los exámenes que vienen para estar entre los cincuenta mejores promedios del colegio.
- ¿Qué yo sea tu maestro? Me niego, aparte es imposible.- Dijo Francisco perdiendo los estribos.
- Bueno, perfecto- Milagros sacó su celular- Entonces voy a mandar esta foto por bluetooth a todo el colegio.
- No, no. Está bien, te voy a ayudar a estudiar, pero no te prometo nada. Vas a necesitar intervención divina para que vos estés entre los cincuenta mejores
Milagros sabía que tenía razón en eso, pero por lo menos lo había logrado.
- Empezamos esta noche. Te veo en casa- Dijo Francisco y se fue del aula solo.
- ¡Milagros!- Gritaron sus amigos cuando Francisco se fue.
- ¿Qué pasó?- Preguntó Jimena.
- ¿Lo rechazaste? Por favor decime que lo rechazaste- Suplicaba Lucas desesperado.
- No chicos, no tiene nada que ver con eso- Dijo Milagros y se fue.
“¿Así que voy a necesitar intervención divina?” pensó “Te lo demostraré”.
Esa noche Francisco fue al cuarto de Milagros a estudiar. Milagros estaba un poco nerviosa de estar sola con él en su habitación, para colmo no decía ni una palabra, sólo escribía. Ella quería lograr si quiera un poco de amistad, aunque sabía que eso sería bastante imposible. Comenzó con algo que le daba curiosidad.
- Francisco, escuché por ahí que nunca estudias ¿Cómo puede ser que te valla tan bien?
- ¿A caso no es normal recordar las cosas cuando las dice el profesor o cuando las lees una vez?- Dijo indiferente mientras seguí escribiendo.
Milagros no podía creer lo que escuchaba “¿En qué país es normal eso?” pensó. Cada vez quedaba más admirada de él.
- Listo- Dijo Francisco- Si resolvés bien esto podes obtener un ocho.
Francisco le dio una hoja llena de ejercicios de física. Milagros no entendía absolutamente nada, tenía como una laguna llena de patos en el cerebro e hizo lo que pudo. Se tomó su tiempo, lo pensó bastante, escribió lo que se le iba ocurriendo, hasta que Francisco se cansó de esperarla.
- ¿Todavía no terminaste con esto?- Dijo sacándole el cuaderno.
- Esperá, creo que lo entendí mal ¿No?- Dijo un poco avergonzada.
- ¿Dónde está la fórmula?- Dijo Francisco cuando vio la hoja llena de cuentas que no te llevaban a ningún lado, o sea cuando vio cualquier cosa menos lo que tenía que hacer.
- ¿Qué fórmula? No se de que me hablas- Dijo Milagros asustada viendo como la vena del cuello de Francisco se hinchaba más y más.
- ¿Qué estabas haciendo cuando explicaron esto en clase? Me gustaría saber lo que hay dentro de tu cabeza- le gritó furioso regañándola. Luego se calmó un poco y le dijo- Empecemos desde lo básico.
Un rato largo después de explicaciones, preguntas, respuestas y de Milagros escribiendo en el papel, por fin pronunció palabra.
- ¿X es igual a 72?- Dijo con miedo aunque con un poco de seguridad.
- Correcto- Dijo Francisco indiferente.
- ¡Viva!- Dijo Milagros levantando los brazos
- Todavía te faltan nueve.
Un flash los encandiló. Cuando recuperaron la vista vieron a Norma con una cámara de fotos muy contenta.
- Se ven tan lindos- Dijo Norma riendo.
- ¡Mamá qué estás haciendo!- Dijo Francisco Furioso.
- Es que hacen tan linda pareja, deberían casarse- Dijo Norma muy feliz.
Francisco casi la degolla y Milagros casi se muere de amor por Norma.
- ¡Mamá no digas pavadas, eso es ridículo!- Dijo Francisco perdiendo los estribos.
- Bueno, acá les dejo la cena, chau, sigan estudiando- Dijo Feliz Norma y se fue.
- Continuemos- Dijo Francisco cansado.
Esa semana Milagros y Francisco estudiaron de noche siempre y Milagros lucía muy cansada. Sus amigas estaban preocupadas y Lucas más que nadie, ya que cada vez que la invitaba a salir ella le contestaba que debía ir a la biblioteca antes de ir a casa.
Milagros se estaba esforzando muchísimo ya que cada vez que Francisco empezaba con una materia, ella no sabía nada, ni lo elemental.
Una noche mientras estudiaban Milagros se concentró de más en el ejercicio hasta que una duda le surgió.
-Francisco una preg…- Dijo y quedó sorprendida.
Francisco se había quedado dormido sobre el escritorio. Milagros se murió de amor, nunca lo había visto dormir. Apoyó los brazos sobre la mesa y sobre ellos su cabeza para verlo dormir. “Realmente se ve bien estado así” pensó “Francisco, a quien tanto admiro”
Un rato después, Norma llegó con unos aperitivos y lo que encontró le resultó muy tierno. Tanto Francisco como Milagros estaban dormidos tiernamente uno junto al otro sobre el escritorio, no resistió el impuso y sacó su cámara de fotos. Ella sabía, algo pasaría entre ellos dos.
La semana de exámenes empezó y Milagros estaba muy nerviosa. Antes de irse, Norma le dio un “Hechizo”, como ella lo llamaba, para la buena suerte, era un sobre de papel el cual no podía abrir hasta no saber los resultados de los exámenes.
Como siempre el camino a la escuela estaba lleno de silencio, para colmo Milagros se detuvo a atarse los cordones y la puerta del subte comenzó a cerrarse. Se había resignado a esperar el que sigue, pero no, Francisco puso su mano para que la puerta no se cerrara. Milagros se quedó pasmada y la gente la empujó hacia adentro del subte. Francisco no dijo nada, pero para Milagros eso significó mucho.
Cuando subían las escaleras para dirigirse a sus aulas, Milagros sintió la necesidad de agradecerle todo lo que había hecho por ella, tantas horas de la noche que se pasó enseñándole, pero seguramente se enojaría si ella le hablaba ahí en frente de todos. Cuando se quiso acordar Francisco estaba entrando al aula, así que se apuró y le dijo en un susurro:
- Gracias.
- Esforzate- Le contestó él sorprendentemente.
Milagros se quedó estática, no podía creer lo que sus oídos escuchaban. Quizás en su corazón no había solo hielo.
A medida que Milagros iba rindiendo los exámenes se quedaba sorprendida de que todas las preguntas las sabía contestar gracias a lo que Francisco le había enseñado, recordaba todo lo que él le había dicho. Fue fácil para ella terminar el periodo de exámenes, lo cual no fue igual para Jimena, Mariela y Lucas a quienes no les había ido tan bien. Cuando Milagros les contó que tenía fe en que le había ido bien casi no le creyeron. A Lucas ya no le importaba, los exámenes habían pasado y lo único que quería era pasar tiempo con Milagros y por eso la raptó y la abrazó fuertemente sin dejarla ir, con tanta mala suerte que justo en ese instante pasó por la puerta del aula Francisco con su amigo.
- ¿Esa no es la chica que se te confesó el otro día?, mirala, ahora esta ese tal Lucas- Dijo el amigo sorprendido.
- Eso no es asunto nuestro- respondió Francisco y siguió caminando.
Una semana después en la gran cartelera del colegio pusieron la lista larga a lo ancho de los cincuenta mejores promedios. Milagros no dio vuelta y fue a ver quien era el primero, se alivió al ver que era Francisco.
Por su lado Francisco tranquilamente también se acercó a la cartelera.
- Francisco que raro mirando la cartelera, pero el número uno está en el otro extremo- Dijo su amigo.
Francisco no contestó, sólo miró algo y siguió caminando.
Sin darse cuenta, inmersos en sus pensamientos, se chocaron en la mitad.
- ¡Felicidades Francisco! Puntaje perfecto- Dijo Milagros muy contenta.
- Y si, nunca había estudiado tanto. Vos también lo lograste- dijo señalando la cartelera.
Milagros no daba crédito a lo que sus ojos veían. En el final de la lista, la número cincuenta era ella.
- ¡No lo creo! ¡Lo logré Francisco, lo logré!- Empezó a gritar y a saltar Milagros.
Francisco extendió la mano y Milagros la tomó en concepto de amistad, pero Francisco la quitó.
- Dame lo que me prometiste- Dijo seriamente.
- Ah si, acá está- Dijo Milagros sacando la foto delante de todos.
- ¡No la muestres tan abiertamente!- Contestó Francisco quitándole la foto- Y ya te dije que no me hables en el colegio.
Francisco se iba, pero ella no podía quedarse callada.
- ¡Gracias Francisco!- Gritó justo después de que le dijo que no le hablara en el colegio.
Milagros se quedó observando la cartelera, era un sueño hecho realidad. “Él en la cima y yo al final” pensó “Aunque sea tengo el orgullo de estar en el mismo pedazo de papel que Francisco”. Si hubiera podido, se hubiera llevado el cartel entero a su casa como recuerdo, aunque sabía que eso no se lo olvidaría jamás.
Sus compañeros de curso la felicitaron por su gran hazaña. En cinco años era la primera alumna de su curso en aparecer en la cartelera, le decía “La Francisco del C”. Ella no se sentía así, estaba feliz solamente de haber podido lograr lo que se propuso.
Mientras hablaba con Jimena, de su mochila cayó el “Hechizo” que Norma le había dado.
- ¿Qué es eso?- Dijo Jimena.
- Es el secreto que logró que yo sea la número cincuenta.
- ¿No lo querés compartir con nosotros?- Dijo Lucas en cuclillas apoyado con los brazos en el pupitre de Milagros.
- Veamos qué es- Dijo Milagros intrigada, ya que ella tampoco sabía lo que era.
Todos esperaban ansiosos para saber que había en el sobre cuando Milagros sacó sorpresivamente fotos de ella y de Francisco durmiendo juntos en el escritorio y otras estudiando.
- ¡Qué es eso!- Gritaron las chicas mientras los chicos sostenían a Lucas que casi se desmaya del disgusto.- Así que Francisco fue tu maestro, por eso sos la número cincuenta ¿Cómo es eso posible?
Milagros les explicó toda la historia, que ella estaba viviendo en su casa y que encontró una manera para que la ayudara a estudiar. Las chicas abrían los ojos de la emoción, Lucas los abría de la rabia que sentía, no quería que Milagros viviera en lo de ese sabelotodo cerebrito, temía perder a Milagros y no lo permitiría por nada del mundo.
- Pero en esta foto se ven muy cercanos- dijo Jimena refiriéndose a la foto en la que estaban durmiendo- ¿No será que el que vivas ahí habrá hecho que Francisco cambie de opinión sobre vos y sus preferencias?
- ¡No digas pavadas!- Dijo Lucas nervioso con miedo a la respuesta de Milagros.
- Si, Lucas tiene razón- Dijo Milagros con tristeza- Por más que vivo ahí me trata mal, me ignora Pero estoy bien, no me importa ese chico de corazón frío.
“¿De corazón frío?” pensó Milagros y recordó todas las cosas que habían pasado esa semana, como Francisco se había tomado tiempo para ayudarla, le abrió la puerta del subte y le dijo ese “Esforzate” y “lo lograste” que le llegaron al corazón.
- ¿Milagros?- Dijeron los chicos ya que ella se tildó pensando en él.
- Igual es por poco tiempo, hasta que reconstruyan la casa. Lo que si- Les rogó- mantengan esto en secreto por favor.
- Si obvio- Le contestaron sus amigos y ella se quedó tranquila sabiendo que podía confiar en ellos.
Al otro día a la hora del almuerzo, Milagros casi se atraganta con un pedazo de sándwich. Un grito conocido, “¡Milagros!”, la sorprendió proveniente de Francisco.
Estaba furioso, algo que era normal en él desde que había empezado a convivir con Milagros. La tomó muy fuerte del brazo y se la llevó con él.
- Francisco, si actuás así, la gente va a empezar a comentar cosas sobre nosotros- dijo Milagros tratando de no perjudicar su imagen.
- La gente ya empezó a hacer comentarios sobre nosotros- Contestó muy enojado.
Milagros no entendía a qué se refería, hasta que un cartel enorme se topó con ella.
“LA PAREJA DE LA QUE TODOS ESTAN HABLANDO AHORA ESTAN VIVIENDO JUNTOS. FRANCISCO RAMOS Y MILAGROS PASOS” con un dibujo de ellos dos en la misma cama. Milagros sabía de donde había salido ese chisme, pero no se lo podía decir a Francisco. Se enojó muchísimo con sus amigos por que le habían prometido no decir nada, pero se ve que la tentación de un chisme jugoso vale más. Pero la situación todavía fue peor. Francisco arrancó el papel y dijo:
- Puede que esto esté bien para vos, pero para mi es un problema.- Y furioso tirando el papel terminó- ¡Dejá de jugar con mi vida!
Francisco se fue, la dejó ahí sola, sin saber que decir ni que hacer, sola con sus pensamientos y sin importarle nada de ella. “¿Qué pasa conmigo?” Pensó llorando en silencio mientas veía como se alejaba “pude soportar que rechazara mi carta de amor, pero ya con esto se acaba, debe acabarse ¿Entonces por que yo…? Supongo que realmente amo a Francisco”
¿Qué pasará con Milagros? ¿olvidará a Francisco o seguirá sufriendo por él? ¿Habrá posibilidades de que él cambie? Lo sabrán en el próximo capítulo que se titula "Testigo de toque romántico". Espero que les esté gustando la novela. Hasta la próxima entrega.

2 comentarios:

  1. Genial! Es atrapante. Te felicito!

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  2. aaaaii que lindo hermoosa!
    me copa la historia :)
    te amo!
    Cristian (L

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