miércoles, 27 de enero de 2010

BESO TRAVIESO///Capítulo 4: Emocionantes vacaciones de invierno

Luego de tres meses de vivir en la casa de los Ramos, Milagros se acostumbró a todos y a todo, incluso a los maltratos de Francisco y su discípulo Marcos que lo imitaba en todo. Al comenzar las vacaciones de invierno, Milagros estaba de mal humor, debía ir a clases de apoyo para rendir las previas del que le habían quedado en marzo. Fue al baño a despejarse y mientras daba un gran bostezo escuchó una voz que decía:
- ¡Qué boca tan grande!- era Francisco que debía ir a su club de tenis- Apurate que somos varios los que tenemos que hacer cosas.
- Madrugando en vacaciones- Dijo Norma que se despertaba para hacer el desayuno a Franco. Vos te vas a tenis- dijo refiriéndose a Francisco- pero vos Mili ¿A dónde vas?
- Algunas personas deben materias del año pasado- Dijo Francisco lavándose la cara mientras Milagros se cepillaba los dientes.
- ¿Pero cómo? ¿No fuiste la número cincuenta?- Dijo Norma confundida.
- Si, pero ella tiene problemas muy antiguos- Siguió burlándose Francisco.
Milagros se vistió rápidamente. Se había anotado junto con Lucas, Mariela y Jimena en un grupo de apoyo y Lucas la iba a venir a buscar en cualquier momento. Cuando bajó se encontró con Marcos que también había madrugado y andaba con un cuaderno observándola detenidamente.
- ¿qué es ese cuaderno?- Preguntó Milagros con curiosidad.
- Es mi proyecto como tarea de vacaciones- Dijo escondiendo el cuaderno de los ojos de Milagros.
- Querido Marcos, la tarea de vacaciones se hace los últimos dos días de vacaciones, no al principio- Dijo Milagros como si su consejo fuera una verdadera sabiduría.
- Por eso debés ir a clases de apoyo- dijo burlándose de ella
Pronto sonó el timbre, era Lucas que la estaba esperando para ir juntos. Milagros corrió a buscar su mochila que se la había olvidado en el cuarto, mientras tanto Marcos seguía con su proyecto. Tenía que escribir sobre alguien y había decidido que ese alguien sería Milagros, la dejaría como a una tonta. “día uno, las vacaciones de invierno empiezan hoy y Milagros ya entró en pánico por que llega tarde a sus clases de apoyo, no quiero convertirme en un estudiante de secundaria como ella”
Francisco salió de la casa y se encontró con Lucas que lo miraba enojado como siempre, no podía tolerar que viviera bajo el mismo techo que Milagros.
- Buenos días Señor genio.- Dijo Lucas provocándolo, pero Francisco siguió de largo sin mirarlo. Lucas siguió provocándolo- ¡Qué clase! Jugando tenis tan temprano.
- Vos parece que te estás esforzando mucho- Le contestó Francisco cansado de escucharlo.
- ¡Nunca se sabe cuando ser llamado “genio” todos los días podría convertirte en un monstruo!- Dijo Lucas con una sonrisa irónica en el rostro.
Francisco se dio vuelta y le dijo:
- Si, es verdad
Y siguió caminado. A Lucas le reventaba que hiciera eso, pero justo salió Milagros y se olvidó de Francisco.
Cuando los chicos se fueron Norma buscó la correspondencia y encontró una carta del antiguo colegio al que habían ido Franco y Alberto que decía que los esperaban para una reunión de ex alumnos todo un fin de semana. A Norma se le ocurrió una idea, una muy buena idea para lograr acercar a Francisco y a Milagros.
El destino tenía algo en contra de Milagros por que desde la ventana del instituto al que estaban yendo a prepararse para las previas se veía la cancha de tenis en donde practicaba Francisco. Parecía obra de un demonio o quizás de un ángel, el problema era que hasta que no llegó la profesora no pudo sacar los ojos de Francisco jugando al tenis por más que Lucas le gritara cosas desde atrás.
Luego de las clases Lucas se acercó a ella y le preguntó muy seriamente:
- Mili ¿cómo va tu casa nueva?
- La verdad que no sé- dijo pensativa- Mi papá hace mucho que no me dice nada.
- Entonces vamos a ver- Dijo Lucas tomándola del brazo- Te tenés que ir de esa casa lo más rápido posible.
Los cuatro fueron a ver la casa en construcción de Milagros y se encontraron con algo terrorífico: la casa no había avanzado casi nada en la construcción. A Lucas casi le da un paro cardíaco del susto y Milagros no podía entender a que se debía semejante tardanza.
Fue muy rápido a su casa para contarle a su padre lo que pasaba con la casa nueva cuando desde la puerta del living escuchó algo que la irritó:
- Mamá, terminala, yo no voy a salir con ella nunca en la vida y menos me voy a casar. No podría permanecer para siempre con alguien como ella.
Sabía quien era y no dejaría que hablara así de ella sin defenderse. Entró de golpe al living y le dijo:
- ¿A qué te referís con eso?
- Sólo estoy diciendo que tengo derecho a elegir- Dijo dándose vuelta para contestarle.
- Aunque después te arrepientas y digas que te querés casar conmigo no te voy a aceptar.- Dijo enojada tirando la mochila.
- Eso si me tranquiliza- dijo riéndose- de esa forma si me enamoro de vos, me ahorro esa equivocación.
Milagros se descolocaba cuando le decía esas cosas, no sabía si hablaba en serio o si se burlaba de ella.
- De todos modos, terminemos con esta discusión, no vale la pena- Dijo Francisco y se fue dejando a Milagros muy enojada.
Esa noche el pronóstico anticipó que el viernes siguiente se produciría el conocido “veranito de San Juan” y se pronosticaban altas temperaturas. Milagros estaba en su cuarto revoleando las almohadas, enojada por todas las cosas que decía Francisco sobre ella cuando le sonó el celular. Era Jimena, contándole sobre el “veranito de San Juan” que se acercaba e invitándola a ir a las Piscinas de Parque Norte.
Norma le había ido a llevar un jugo mientras escuchó un poco de la conversación:
- Ir el viernes a Parque Norte, me parece una estupenda idea.
En su mente apareció otra brillante idea.
El viernes a la mañana Franco y Alberto partieron a su reunión y Milagros empezó a preparar el bolso para ir a Parque Norte.
- ¿Qué vas a hacer en tus vacaciones Mili?- Preguntó Norma sabiendo a donde iba- Hoy está lindo para ir a la Piscina.
- Si, justamente me voy a Parque Norte con los chicos- le contesto muy contenta.
Norma le sonrió, su plan comenzaría ese día.
Una vez que los chicos llegaron a Parque Norte, las chicas fueron a cambiarse y Lucas las esperó en la puerta. Jimena y Mariela se pusieron unos lindos bikinis mientras que Milagros se puso una maya enteriza que parecía de competición.
- Mili, ¿Por qué no te pones algo más sexy?- Preguntó Mariela retándola.
- ¿Qué tiene de malo mi maya?- preguntó ofendida.
- Eso no es verdad, vos sos linda sin importar lo que uses- Dijo Lucas. Milagro se puso un poco colorada.
- ¡Qué traje de baño poco atractivo!- Dijo una voz que Milagros supo reconocer. Era Marcos de la mano con Francisco.
- ¡Francisco!- Dijo Milagros tapándose la maya sintiéndose avergonzada.
- ¿Qué hacés acá? ¿Nos estás siguiendo?- Dijo Lucas enojado.
- Claro que no, nosotros no somos como ustedes- Dijo seriamente y suspirando por habérselos encontrado allí.- Ahora entiendo- Dijo Para si mismo.
La noche anterior, Marcos le pidió a Francisco si lo podía acompañar a Parque Norte y Francisco le dijo rápidamente que no, pero su madre lo obligó a hacerlo insistiendo demasiado como para hacerlo solo por Marcos. Ahora entendía por que su mamá lo había obligado de esa manera.
- ¿Ustedes no deberían estar estudiando para las previas?- Preguntó Marcos- ¿Ya empezaste tu tarea?
- Te dije que la tarea se hace dos días antes de que empiecen las clases- Dijo Milagros fastidiada de su actitud.
- Después de todo son vacaciones, olvídense de cosas como la tarea- Dijo Lucas relajado- ¿Cuál es el punto si no la disfrutas?- Tomó del brazo a Milagros y se la llevó al agua impaciente por entrar.
Francisco no podía creer lo que veía: Lucas se humillaba nadando en la pileta gritando “Mili, mirá como nado, ¿Me estás mirando?”. No creía tolerar eso por mucho tiempo. Milagros se moría de vergüenza.
Luego jugaron al voley, y al ser Milagros poco habilidosa, tiró la pelota lejos. Como Lucas la quiso salvar corrió sin mirar y se golpeó fuertemente contra un árbol. Entonces decidieron ir a la pileta a nadar un rato. Jugaban tirándose agua y Marcos los observaba desde la pileta para los chicos, pero él necesitaba más cercanía para poder seguir escribiendo su tarea para el colegio.
- Fran, Quiero helado ¿No irías a comprarme uno?- Dijo para evitar la vigilancia de su hermano.
Francisco fue por el helado mientras Marcos se dirigía a la piscina más profunda y de un resbalón cayó al agua sin saber nadar.
Francisco estaba por recibir el helado cuando escuchó a unas chicas describir a Marcos junto con la frase “se estaba ahogando”. Abandonó el helado y corrió hacia donde debía estar su hermanito y lo vio, acostado en las piernas de Milagros, descansando de la caída, lo cual lo tranquilizó.
- Marcos, no deberías entrar a las piscinas donde tus piernas no llegan al fondo- Dijo Milagros dulcemente mientras Marcos se levantaba.
- ¿A caso no sabés nadar?- Dijo Lucas tocándole la cabeza.
Marcos se enojó y le contestó:
- No me toques idiota, mucho menos vos que sos del grupo de los descerebrados.- Y Salió corriendo,
Milagros corrió detrás de él gritando su nombre hasta que llegaron a unas escaleras donde ambos se sentaron. Marcos estaba muy enojado por que odiaba que lo trataran como a un niño pues él no se sentía como tal.
- ¿Viniste a reírte de mi?- Dijo cuando Milagros se sentó al lado de él.
- Claro que no, vengo a invitarte a que subamos al tobogán de agua- dijo Milagros sonriéndole y señalándole el tobogán que era enorme.
Marcos la miraba sin saber que decirle, tampoco sabía que hacer
- ¡Son vacaciones de verano, hay que divertirse!- Continuó y tomándolo de la mano lo llevó al tobogán.
Todos menos Francisco subieron. Primero se tiraron Lucas y Marcos y luego las chicas, pero en el trayecto por el tobogán Milagros comenzó a sentir un calambre en la pierna que no la dejaba moverse y se hundió en el agua sin poder salir a flote. Gracias a Dios, unos brazos la sacaron del agua y allí estaba devuelta salvándola, Francisco.
- ¿Estás bien?- preguntó preocupado y ella supo decirle que si.
Una vez que salió del agua, Francisco empezó a masajearle la pierna acalambrada para que recuperara la movilidad.
- Francisco… Gracias- Dijo Milagros avergonzada.
- No hay problema. Vos salvaste a Marcos ¿No?- Dijo seriamente, mientras seguía moviendo la pierna de Milagros.
- Si- le contestó.
Milagros se quedó sorprendida, por primera vez pudo ver a Francisco de esa manera, pensó que en el fondo era alguien amable y agradecido.
Lucas por su parte rabiaba al ver a Francisco y a su amada Milagros juntos, los iba a ir a separar, pero Marcos lo detuvo, Milagros se merecía ese momento. A Lucas le rompía el corazón verlos así, pero también veía a Milagros contenta y eso le bastaba.
Esa noche cuando volvieron a casa, Marcos fue directo a su cuaderno a escribir lo que había sucedido hoy con Milagros aunque la historia la contó un poco diferente, escribió: “Hoy fui a la piscina. Milagros casi se ahoga con una maya horrible, por lo tanto yo la salve”.
Al otro día Norma sorprendió a Milagros y a Francisco con una noticia, la mamá de Norma estaba enferma y tenía que ir a verla (para los que no se dieron cuenta, Norma planeo esto desde que encontró en el buzón la carta para los Franco y Alberto. En realidad su mamá no estaba enferma). Les dijo que les dejaban la casa para ellos dos solos y que se llevaba a Marcos, aunque a la fuerza de este pues no se quería ir.
Milagros entró en pánico, no quería estar sola con Francisco pues aunque lo amara la ponía un poco nerviosa en realidad.
- ¿Podrías encargarte del almuerzo por favor?- Dijo amablemente Francisco.
Milagros no podía desilusionarlo, aunque jamás en su vida había cocinado nada. Buscó el libro de cocina que Norma guardaba y buscó alguna receta no muy difícil, pero que pudiera sorprender a Francisco. Al principio comenzó bien, siguió los pasos al pie de la letra, pero cuando llegó la parte del fuego, algo, no sabía bien qué, se quemó e hizo un desastre en la cocina.
No quedó más remedio que viniera Francisco y cocinara él. Puso la misma receta y en media hora el almuerzo estaba servido.
- Francisco, no sabía que sabías cocinar- dijo Milagros sorprendida.
- En realidad, acabo de aprender- dijo indiferente.
Milagros quería sacar algún tema de conversación para romper el hielo, pues sino de nada servía esa oportunidad que estaba entre sus manos.
- ¿Ya empezaste la tarea de vacaciones?
- La terminé en un día y si seguís con la idea de hacerlo en dos días con esa cabezota hueca que tenés, no vas a poder.
- ¿Realmente es tan difícil?- Dijo con miedo.
- Buena suerte- dijo con sarcasmo.
- ¿No me querrías ayudar un poco?- Le dijo con mucho miedo.
- Ni lo sueñes- le contestó.
Esa misma tarde Milagros se puso a comenzar sus deberes, ya no le importaba estar sola con Francisco por que le parecía más problemático resolver los problemas de matemáticas. Siguió intentando hasta que se hizo de noche y aún no había podido resolver nada. Pensaba en que Francisco ya estaba dormido seguramente y algo bajo y desesperante se le ocurrió.
Primero se puso su camisón y se descalzó. Luego fue a hurtadillas al cuarto de Francisco y Marcos y entró con una pequeña linterna. Lo primero que hizo fue golpearse el dedo meñique del pie con el escritorio emitiendo un gritito muy leve, pero que despertó a Francisco quien se hizo el dormido para saber que buscaba. Milagros se encontró con el cuaderno de Marcos y lo empezó a leer, se dio cuenta de que ella era su investigación y todas las cosas horribles que había puesto sobre ella, entonces con un lápiz que estaba a mano escribió en la siguiente hoja muy enojada: “Puede que haya escrito muchas cosas, pero en realidad ella es como una hermana adorable y de buen corazón”, esperaría a ver lo que Marcos le diría cuando llegue. Una vez que terminó con eso fue a lo que realmente había ido. Comenzó a buscar en la biblioteca de Francisco los trabajos prácticos de tarea hasta que los encontró. Los tomó, pero cuando estaba yéndose algo la tomó del brazo.
- ¿Qué estás haciendo?- Le dijo Francisco.
Milagros entró en pánico, dejó caer el libro de Francisco y también la linterna.
- No hago nada, no estoy robando nada- dijo nerviosa.
- Ya lo sé- dijo Francisco.
De repente se paró, la tomó del brazo y la tiró a la cama.
- No te preocupes, no lo voy a hacer vergonzoso para vos- le dijo seriamente- Nunca se sabe cuando un genio se puede convertir en un monstruo.
Francisco se tiró en sima de ella y Milagros comenzó a gritar:
- ¡No! ¡Me gustas, pero aún es muy temprano! Deberíamos tener una sana relación primero…
Las risas de Francisco no la dejaron continuar. Se sentó en la cama y se empezó a doblar de risa.
- No importa la parte sana, no intentaba salir con vos en lo absoluto- Dijo Francisco burlándose de ella.
Milagros se ofendió muchísimo y se estaba yendo de la habitación cuando Francisco le dijo:
- Te estás olvidando de esto- refiriéndose al libro con los trabajos prácticos.
Milagros ni se dio vuelta, se fue sin mirarlo a su habitación.
- Eso es malo, pensaba prestarte el cuaderno como disculpa por haberte asustado- Le gritó.
Dos segundos después Milagros con una gran sonrisa volvió a la habitación de Francisco.
- Ya que insistís te lo voy a aceptar, además necesito tu ayuda para copiar.
El último día juntos y solos la pasaron copiando los apuntes de Francisco. Milagros copiaba mientras Francisco le explicaba lo que no entendía, que era bastante.
- Creo que estoy entendiendo- Dijo en un momento Milagros, lo que sorprendió a Francisco quien notaba la mejoría de Milagros, pero al siguiente momento le dijo- Francisco ¿Qué significa esto?
- ¿Hace un momento no dijiste que entendías?- Dijo confundido.
- En realidad, un poco entendí cuando me lo explicaste vos.
Francisco no podía creer lo que pasaba, Milagros se confundía y él realmente se enojaba. No podía explicarse a si mismo ¿Por qué se alteraba tanto para que ella entendiera?
¿Será que Francisco está cambiando de parecer sobre ella?¿Lucas logrará conquistar a Milagros? ¿Milagros aprenderá algún día matemáticas? Sabremos más en el próximo capítulo que se titula: Un momento crucial, la clase C grana la batalla

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