viernes, 26 de febrero de 2010

BESO TRAVIESO/// Capítulo 11: Corazones que se cruzan.

Franco fue internado en el hospital. Tanto Norma como Francisco estaban ahí preocupados por su salud. No estaba conciente, pero sus signos vitales eran estables. La puerta se abrió, era Milagros con bolsas.
- Norma, Francisco, compré algo para comer y cosas que podrían ser necesarias- Dijo Milagros bajito comportándose maduramente.
- Muchas gracias Mili- Dijo Norma.
- Si, es de mucha ayuda- Dijo Francisco sonriendo.
En ese momento entró el médico con los resultados de los exámenes.
- Doctor ¿Qué tiene mi papá?- Dijo Francisco preocupado.
- Tendremos más detalles mañana- Dijo el médico- Al parecer por los exámenes fue un ataque cardíaco y habrá que hacer cirugía.
- ¿Se refiere a un by pass coronario?-Dijo Francisco.
- Se ve que estás muy bien informado- lo halagó el médico.- Igual eso se verá mañana. Lo más importante es que descanse por eso lo tendremos acá un tiempo.
- Muchas gracias doctor- Dijo Norma amablemente.
Francisco no dijo nada. Se veía muy preocupado y Milagros se dio cuenta instantáneamente.
Norma, Milagros, Francisco y Alberto estuvieron con Franco hasta la noche.
- Norma, estoy preocupada por Marcos, así que voy a casa- Dijo Milagros.
- Yo tengo que ir a abrir mi restaurante- Dijo Alberto.
- Si, vayan a descansar- Dijo Norma.
- Vos también descansa por favor- Le dijo Milagros.
- Fran, es mejor que vayas a casa a descansar- Le dijo Norma a su hijo.
- Si, mañana vengo a reemplazarte- Le contestó.
Antes de irse, Norma los detuvo.
- Fran- Le dijo a su hijo amablemente- dejemos de hablar de tu futuro hasta que papá mejore ¿Si?
- Si, lo sé- Dijo Francisco.
Esa noche, Milagros trataba de dormir, pero sintió la necesidad de tomar un vaso con agua. Cuando prendió la luz de la cocina, se encontró con Francisco a oscuras en el living, sentado en el sillón, pensativo, preocupado, nervioso.
- Francisco ¿Qué hacés acá solo? Ni siquiera encendiste las luces- Le dijo Milagros acercándose a él.
- Estaba pensando- Dijo sin mirarla.
- Debés estar preocupado por tu papá- dijo Milagros- ¿Hay algo que pueda hacer?- Luego se arrepintió de haber dicho eso- supongo que no.
- Pienso que la condición de mi padre fue causada por el stress y la ansiedad- Dijo Francisco- La compañía está pasando por momentos difíciles y él es totalmente responsable por la compañía. Y es por que yo dije que no sucedería su compañía y que me convertiría en doctor.
- Pero… eso es…- Dijo Milagros sufriendo por su amado Francisco. No Podía creer lo injusto de la situación.
- La mejor manera de ayudar a mi papá es siendo dueño de la compañía- Dijo Francisco triste.
- Pero ¿Qué hay de tu sueño de ser doctor?- Dijo Milagro sufriendo por él, tratando de que entrara en razón.
- Es un sueño que ya se ha ido- Dijo Francisco que hablaba con resignación en la voz.
- ¿Pero no te esforzaste tanto estudiando? ¡Además dijiste que ibas a ayudar a Juani a recuperarse!- Le decía Milagros.
No podía verlo así, cabizbajo, triste, resignado y solitario. Sin pensarlo se lanzó a su cuello por detrás del sofá y lo abrazó. En ningún momento Francisco se deshizo de sus brazos.
Unos días después Milagros fue invitada por Lucas a comer al restaurante de su papá al mediodía. Alberto la recibió y le preguntó por la salud de su amigo. Milagros no entendía para qué Lucas la había invitado a comer allí.
- Hoy será la primera noche que Lucas va a cocinar para los clientes.- Le dijo Alberto a su hija- Es un chico con mucha habilidad.
Milagros espió la cocina y vio a Lucas muy concentrado cortando unas verduras y probando una salsa. Jamás en la vida lo había visto tan serio y concentrado en algo, tanto que ni notó su presencia.
Lucas le preparó un gran almuerzo japonés y Milagros lo comió con gusto. Se encontró con una comida exquisita, realmente deliciosa.
- Lucas, esto esta buenísimo- Lo halagó- Como un profesional.
- ¡De verdad!- Dijo Lucas muy contento y emocionado- Cuando me dijeron que iba a cocinar para los clientes quise que fueras la primera en probar mi comida. Me hace muy feliz que me digas esto.
Milagros quedó impactada por la manera de hablar y de sentir de Lucas, realmente la quería mucho. Cuando Lucas le preguntó si quería más de algo, ella no dudó en repetir.
Mientras tanto, en el hospital, la familia Ramos se llenaba de regalos dirigidos a Franco. Los ramos de flores ya no entraban en ningún lado.
Francisco y Marcos llegaron y se encontraron con flores, canasta de frutas y demás cosas.
- Son de la gente de la compañía que está preocupada por su padre- Les dijo Norma al ver la cara de sorpresa de sus hijos. Franco estaba despierto, pero en reposo.
De repente tocaron la puerta, eran dos personas de la compañía y una traía una canasta con frutas.
- Disculpe- Dijo uno de los hombres, el gerente general de la compañía.
- ¿Cómo se siente jefe?- Dijo el otro.
- Pasen, disculpen que esté causando tantos problemas, justo en este momento.- Dijo Franco.
- No se haga problema, esta fuera de su control- Le dijo el gerente
- Sé que no es buen momento- Dijo el otro hombre- pero ¿Quién se encargará del nuevo producto?
- Si, es una buena pregunta- Dijo Franco ocupándose como si no estuviera internado- Díganle a Uribe que se ocupe.
- Uribe está en San Juan con otro proyecto- Dijo el gerente general.
- Bueno, entonces díganle a Lapaduela.
- Si, él se encargará.
Los tres hombres empezaron a hablar de varios negocios y Francisco los miraba. Pensaba en que su padre se esforzaba demasiado y que quizás ese sería su futuro.
Luego entraron dos personas más con regalos y unos papeles para firmar.
- ¿No tenía órdenes estrictas de descansar?- Dijo Francisco a su madre.
- Pero papá dijo que dejáramos entrar a los empleados- Dijo Norma.
- Así no se va a recuperar nunca- Dijo Francisco enojado.
Norma concordaba con su hijo. En ese momento Franco le pidió a Norma unos papeles que había preparado para uno de sus empleados, más que una habitación parecía una sala de juntas. Francisco se hartó y cuando estaba a punto de irse, Andrade, el gerente general, lo detuvo pues necesitaba hablar con él algo urgente, así que bajaron juntos.
Al rato, llegó Milagros a la habitación de Franco. Llegó con una sonrisa y el estómago lleno. Se encontró con un montón de gente y papeles.
- Mili, que bueno que viniste- Le dijo Norma desde un sillón donde estaban ella y Marcos.
- Fran no está acá- Le dijo Marcos mientras leía.
- No es mi intención- Le dijo Milagros.
- Tampoco hay lugar para que te sientes- Le contestó mostrándole los asientos llenos de regalos,
- ¡Marcos!- lo regañó su madre- Ya casi termina la hora de visita ¿Por qué no vas a tomar algo al buffet del hospital?
Milagros todavía tenía espacio para algo más, así que acepto.
- Yo también voy- Dijo Marcos cerrando su libro.
En el buffet se encontraban Andrade y Francisco conversando sobre la compañía.
- Francisco ¿Conocés al señor Robbins? Es el presidente del banco con el que la empresa está lidiando.
- Si, lo conocí en una celebración el año pasado- Dijo Francisco.
- Él está muy interesado en vos. Quiere presentarte a su hija.
- ¿Cómo una entrevista de matrimonio?- Dijo Francisco seriamente.
Andrade divagó un poco, pero le dio a entender que si.
- Hay algunas dudas serias en cuanto a la credibilidad de nuestra administración- Le dijo- Por el ataque de tu padre, las negociaciones de las deudas con el otro bando están en riesgo.
- En resumen, ¿Esto es algo que beneficiaría la administración de la compañía?- Dijo Francisco.
- Si- Dijo Andrade- Si es posible, ¿Podría asistir a la comida formal por esta vez?
- Lo haré- Dijo Francisco sin dudar.
En la mesa de al lado, detrás de un separador de madera, Milagros y Marcos escucharon todo. Milagros entró en pánico, no podía ser que fuera a conocer a una chica que no fuera ella. Marcos miraba como enloquecía.
Milagros estaba muy mal y se encontró con Mariela y Jimena en un bar y les contó toda la situación.
- No puedo creer que Francisco asista a una entrevista de matrimonio- Dijo Jimena.
- ¿Y cuándo va a suceder eso?- Preguntó Mariela.
- Este domingo- Dijo Milagros triste.
- ¿Y qué pensás hacer?- Dijo una voz que no era ni de Mariela, ni de Jimena.
- ¡Elina!- Dijo Milagros sorprendida- No hay nada que pueda hacer.
- No estás actuando como vos misma- Le gritó Elina tan desesperada como Milagros.
- Tenés razón- Dijo Milagros tomando valor. Ese domingo sería la peor cita de Francisco.
El domingo Milagros y Elina quedaron en encontrarse en el Jardín Japonés, donde se realizaría el almuerzo y un paseo por el parque. Aunque estaban unidas por amor a Francisco, Elina y Milagros peleaban demasiado. Elina se quejaba de los trajes de jardineros que Milagros había conseguido, pero era lo mejor para pasar desapercibida. Elina, por su parte, consiguió binoculares ultrapotentes y puso un pequeño transmisor en la mesa de Francisco para escuchar la conversación.
Las dos miraban atentamente y veían a Francisco vestido de traje muy serio y atractivo.
- La chica está llegando- Dijo Milagros.
La chica era una hermosa y dulce señorita de pelo rubio por los hombros, grandes y hermosos ojos azules y un refinamiento exquisito.
- Deslumbrante- Dijo Milagros.
- No es la gran cosa- Dijo Elina resentida.
La chica se llamaba Christine Robbins y Francisco estaba siendo muy amable con ella. Milagros no entendía nada de los que decían por que hablaban en inglés, pero Elina le fue traduciendo lo más que pudo mientras contenía la rabia.
- Está diciendo que tiene sangre real- Le traducía Elina- Y que su mamá es actriz de Hollywood.
- Wow, una celebridad- Dijo Milagros sorprendida- ¿Qué más?
- Lo demás es lo que estás viendo- Le dijo Elina- Definitivamente está tratando de dar una buena impresión.
- Mirá, están saliendo- Dijo Milagros.
- ¿Qué vamos a hacer?
- Dejámelo a mi- Dijo Milagros orgullosa de sus planes.
El primer plan era mojar a Christine con los aspersores. Francisco y Christine se llevaban muy bien y conversaban tanto en inglés como en español. Milagros luchaba para hacer andar los aspersores, pero cuando lo logró, se mojaron tanto ella como Elina sin ni siquiera tocar a Christine y a Francisco.
-¿Qué es eso?- Dijo Christine.
- Los aspersores deben estar descompuestos- Le dijo Francisco sin pararse a ver.
Elina estaba enojada, ahora confiaba menos en el criterio de Milagros.
- No te preocupes por que traje esto- Dijo Milagros sacando de su mochila un frasquito con una “gata peluda” adentro.
- ¿Qué vas a hacer con eso?- Le dijo Elina.
- Cuando suban al puente se lo voy a tirar y así ella se va a caer al agua.
Francisco y Christine subieron a los típicos puentes japoneses y en la mitad se quedaron parados para ver a los pececitos.
- Es tu oportunidad- Le dijo Elina.
Con mucho asco, Milagros sacó el gusano del frasco y se lo tiró a Christine que le cayó en el hombro. Christine se asustó y tropezó para atrás, pero antes de caer, Francisco la atajó y tiró el gusano para donde estaban Milagros y Elina que del susto cayeron las dos al agua.
Christine escuchó que alguien caía al agua, pero Francisco le dijo que no se preocupara, pero debió ser el gusano estúpido.
Esa noche, cuando Milagros llegó a su casa, encontró a Francisco hablando por teléfono.
- Por favor prosiga con ello- Dijo Francisco, lo que hizo que Milagros entristeciera y luego cortó y se dirigió a Milagros- Decime, ¿De dónde sacaste los disfraces?
Milagros se sorprendió y Francisco se rió y empezó a subir las escaleras.
- Esperá. Francisco- Lo detuvo Milagros.
- ¿Qué pasa?- Dijo Francisco sin darse vuelta.
- ¿Te vas a casar con ella?
Francisco tardó en contestar, pero respondió:
- Quizás.
Milagros se quedó ahí al pie de las escaleras. Tenía miedo de que Francisco se fuera, no quería perderlo. Mientras tanto, Marcos observaba la escena y a Milagros preocupado desde el living.
Francisco entró a su habitación y se sentó en la cama contra la pared. Recordaba una y otra vez las palabras del médico “La condición de tu padre está mal. Lo que necesita es quitarse el stress”. Recordaba eso una y otra vez y lo único que le salió fue un suspiro.
Al otro día, Milagros se reunió con Elina pues ella quería saber qué había pasado con Francisco.
- ¿Así que está progresando?- Dijo Elina
Milagro solo podía mirar al piso.
- Rayos, si alguien iba a robarme a Francisco hubiera preferido que fueras vos- Le dijo Elina a Milagros- ¿no te hace enojar que una chica perfecta venga y se lo lleve? Además, siento que perdí con esa tal Chris sin ni siquiera haber peleado. Y en ese punto, tu dedicación es lo único con lo que no puedo hacer nada más que aprobarla.- Elina se paró- Honestamente, ¿Merecemos terminar con los corazones rotos?- Dijo y se fue.
Milagros se quedó sentada pensando “¿Con el corazón roto?”.
- Quizás ya es hora de rendirse- Dijo para ella misma.
En ese momento sonó su celular, era Lucas, quizás era lo que estaba necesitando.
Al otro día, Francisco se levantó tarde y Marcos ya estaba desayunado.
- ¿Dónde está Milagros?- Preguntó Francisco mientras leía el diario.
- Se fue a una cita- Le dijo Marcos.
- ¿Ella?- Dijo sorprendido- ¿Con quién?
- No tengo idea- Respondió su hermanito- La vi bien vestida antes de que saliera.
- Hay alguien con tal mal gusto- Dijo Francisco con los ojos en el diario.
Marcos lo miró fijo y serio durante un instante luego de que su hermano dijo esas palabras.
Mientras tanto, Milagros y Lucas la pasaban en grande en su cita. Fueron a caminar por la calle Florida, entraron a ver tiendas, a la Galería Pacífico y a jugar a los juegos electrónicos.
- ¿Entrevista de matrimonio?- Dijo Norma a Andrade cuando fue al hospital a ver a Franco.
Andrade no sabía qué decirles.
- ¿Co… cómo? No lo escucharon de Francisco.- Le dijo nervioso.
- Señor Andrade ¿Qué significa esto?- Dijo Norma agarrándolo de la camisa, enojada como nunca.
- El señor Robbins le pidió que salieran para que se pudieran casar- Le dijo asustado.
- Franco ¿Vos sabías esto?- Le dijo Norma con una mirada asesina.
Franco negó con la cabeza.
- La verá hoy- Dijo Andrade ahogado por Norma
Norma lo soltó y entró en shock. Andrade le decía a Franco las ventajas de esta unión, pero para Norma ya no había sonido. Su hijo no sólo iba a seguir una carrera que no quería, sino que también había asumido la responsabilidad de casarse con alguien a quien no amaba ¿Qué pasaría con Milagros?
A la tarde ese día, Francisco y Christine fueron a ver una obra de teatro. Christine le señalaba a Francisco a un señor de la fila de adelante que dormía y roncaba durante la función. Francisco miró al señor y por alguna razón se imaginó que si Milagros estuviera ahí, haría lo mismo y comenzó a reírse al imaginarla dormida igual que ese señor. Christine le preguntó qué le sucedía, pero Francisco le dijo que nada mientras sonreía.
Cerca, pero no tan cerca de aquel lugar, Milagros y Lucas tomaban algo en una confitería. Charlaban contentos y felices.
- Estoy satisfecha- Dijo Milagros.
- Claro que si, ni yo como tanto- Le dijo Lucas.
- Pero fue divertido.
- Es bueno escuchar eso. Después de todo sonreír te queda mejor.
Milagros lo miró tiernamente, lo que hizo que Lucas se pusiera colorado. Es que Lucas hacía tanto para verla feliz, que ella no tenia más que hacer que sonreírle para que la viera contenta. Además, realmente la estaba pasando bien.
- ¿Qué pasa?- Le dijo Lucas al ver esa expresión en su rostro.
- Gracias- Le dijo dulcemente Milagros.
- No… de nada- Dijo Lucas nervioso y más colorado- Lo único que quiero es que sonrías.
Siguieron charlando hasta que empezó a oscurecer y Lucas le preguntó si quería ir a ver el río un rato, ya que no estaban tan lejos. Milagros aceptó con una sonrisa.
Iban charlando plácidamente hasta que cuatro personas, cuatro corazones se cruzaron y se pararon. De un lado Milagros y Lucas, del otro Francisco y Christine.
Al encontrarse, los cuatro tuvieron reacciones distintas: Francisco se sorprendió, Milagros bajó la vista instantáneamente, Christine por alguna razón se sorprendió súbitamente y Lucas, al ver a Milagros con la mirada en el suelo, actuó rápidamente.
- Hola- Les dijo Francisco
- Hola señor Genio- Le dijo Lucas.
- Ella es Christine Robbins- Dijo Francisco presentándosela a la otra pareja.
Milagros bajó aún más la mirada y Lucas fue el que habló.
- Que linda joven- Dijo Lucas
- Ella es mi buena amiga Milagros Pasos- Le dijo a Christine.
- Gusto en conocerte- Le dijo Christine.
- Mucho gusto- Le dijo Milagros levantando la vista por primera vez y fingiendo una sonrisa que le dolió hasta el alma.
- Y él es- Prosiguió Francisco que hizo una pausa y continuó- El trabajador de la cafetería de la facultad.
- Soy Lucas Montero, gusto en conocerte- Le dijo Lucas para presentarse, pero lo dijo de manera indiferente.
Los cuatro se quedaron parados sin decir nada, hasta que Milagros lo tomó del brazo a Lucas y le dijo que debían irse. Lucas y Milagros comenzaron a caminar. Ni Milagros miró a Francisco ni él la miró a ella. Francisco miraba fijo la nada seriamente sin mover ni un músculo. Milagros dejó escapar unas lágrimas que le salieron del alma y Christine se dio vuelta cuando se iban.
Milagros y Lucas llegaron a Puerto Madero y miraron las luces y el río.
- Wow, la vista del río es realmente bonita ¿No Lu?- Le dijo Milagros
- Si- Dijo Lucas.
Milagros sonreía levemente, pero de repente bajó un poco la mirada. Los dos estaban en silencio hasta que Lucas lo rompió.
- Mili, yo nunca haré que pongas esa cara- Le dijo Lucas.
- ¿Qué?- Dijo Milagros confundida.
- Yo siempre haré que sonrías. Así que… ¿Querés ser mi novia?
Milagros se sorprendió ante la pregunta de Lucas, no se esperaba algo como eso y realmente no sabía que contestar.
¿Milagros aceptará ser la novia de Lucas? ¿Francisco se casará con Christine? ¿Por qué Marcos presta tanta atención a Milagros y a Francisco? ¿Norma asesinará a Andrade? Lo sabremos en el próximo capítulo que se titula "Periodo de amor" donde un secreto importante será revelado.

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