lunes, 1 de febrero de 2010

BESO TRAVIESO/// Capítulo 5: Un momento Crucial, la clase C gana la batalla

El timbre de clases sonó y toda la clase C esperó a la profesora en el aula, pero antes de que ella llegara la rectora entró y tuvo una conversación un poco tensa que los chicos no habían tomado en cuenta.
- Ustedes por libre decisión eligieron ir a Brasil de viaje de egresados en diciembre, pero me temo que se olvidaron de un pequeño detalle. Casi el total de este curso se lleva por lo menos cinco materias a diciembre o a marzo y si se llevan materias a diciembre y se van de viaje de egresado, o sea, si no se presentan, automáticamente esas materias pasan a marzo y eso ustedes como grupo en particular lo saben desde primero.
Los chicos comenzaron a darse cuenta de que la rectora tenía razón, no se habían percatado de lo poco que faltaba para terminar el año, ya estaban empezando noviembre. La rectora continuó:
- Además, todos ustedes se anotaron en la UBA y por si no se acuerdan si no aprueban todas las materias no pueden empezar el año que viene. Por sus caras de terror y desesperación veo que no fue en vano esta charla, tomen conciencia de una vez pues ustedes ya están más cerca de la adultez que de la infancia.
La rectora se fue y la cara de terror de los chicos aumentó terriblemente. ¿Cómo iban a hacer para levantar tantas materias en un mes?
Desde ese día Milagros se puso a estudiar fuertemente, pero nada de lo que estudiaba le quedaba. Norma la llamó a tomar una merienda.
- ¿Qué pasa Mili? Últimamente te ves muy cansada- dijo Norma preocupada.
- Si, los últimos exámenes empiezan la próxima semana.- Dijo Milagros realmente cansada.
- Pero no te sobre esfuerces por que te va a hacer mal- Dijo Norma preocupada.
- Pero ella tiene que sobre esforzarse- interrumpió Francisco desde el sillón donde estaba leyendo- Si no aprueba esos exámenes quizás no pueda empezar la facultad en marzo.
- En ese caso podrías enseñarle- Dijo Norma enojada.
- Preferiría no sacrificar mi tiempo para eso- Dijo fríamente como siempre.- ¿Por qué no dejás de luchar y te rendís?- le dijo a Milagros sin mirarla- Para que te vas a sobre esforzar, para entrar simplemente a la universidad ¿Y después que vas a hacer?
Milagros lo miraba con odio. Francisco se levantó y se fue. Milagros, sin importar lo que Francisco le decía, tomó la merienda y se fue a seguir estudiando, aunque no entendiera nada.
- ¡No! ¡No! ¡No entiendo!- Gritaba desesperada Jimena al otro día en el colegio. Ya no sabía más que hacer para estudiar y todos estaban en la misma situación.
- Tranquilizate Jimena- Le dijo Milagros preocupada por ella.
- Nunca había estudiado tanto y no entiendo nada- Dijo muy triste.
- A este ritmo no vamos a poder salvar las materias ni entrar al CBC el año que viene- Dijo Mariela también preocupada, pero un poco más tranquila.
- Ya está, vallamos a disfrutar y después vemos- Dijo Lucas despreocupado- Vamos Milagros, no vamos a poder. Disfrutemos el último tiempo que nos queda.
- No decidas por mi- Dijo Milagros molesta.
- Si pudiera ser tan despreocupada, sería fácil rendirme- Dijo Mariela al observar la actitud de Lucas.
- Es verdad, sería más fácil rendirse y vivir una vida feliz y despreocupada como Lucas- Dijo Jimena al borde de la desesperación y la tentación por dejar de estudiar.
- Jime, no tenés que ser atrapada por el ejemplo de Lucas- Dijeron sus amigas preocupadas.
- ¿Y si estudiamos todas juntas después de clases?- Dijo Milagros tratando de mejorar la situación.
- Eso es bueno, tres cabezas pueden resolver problemas mejor que una- Dijo Mariela apoyando la idea.
- Yo también quiero ir- Dijo Lucas entusiasmado.
- Ni hablar, si venís vos no vamos a estudiar nada- Le contestó Mariela.
- Bueno, no vengan después llorando, voy a obtener las mejores notas, ya van a ver. Dijo Lucas en un tono de superado.
- Eso no va a pasar- Se burlaron sus amigas.
- Bueno chicas, pero ¿Dónde nos juntamos?- Dijo Milagros ignorando las pavadas de Lucas.
Jimena y Mariela se miraron entre ellas con una mirada cómplice y al mismo tiempo dijeron:
- Naturalmente, en tu casa.
Al salir del colegio, muy a pesar de Milagros, fueron a la casa de Francisco. Norma estaba muy contenta de tener tres chicas en la casa. Les preparó una gran merienda y las chicas se fueron a la habitación de Milagros. Era la primera vez que iban y quedaron sorprendidas con los colores y el estilo de la habitación.
- ¿Dónde está la habitación de Francisco?- Dijeron las chicas.
- En frente- Dijo Milagros sin darle importancia pues ya le era común.
Las chicas se pusieron como locas, tenían tan cerca al joven genio.
- Ustedes no vinieron acá por esa razón ¿no?
- Por supuesto que no, no haríamos eso- Dijo Mariela, pero Milagros lo dudo un poco.
Una vez que terminaron de merendar, abrieron el libro de Física y empezaron por el primer ejercicio. Se concentraron, se quedaron en silencio y… ninguna sabía como resolverlo. Jimena volvió a desesperarse y la tuvieron que calmar devuelta.
- No podemos resolver nada por que somos las tres igualmente malas- Dijo recobrando la calma.
- Apenas empezamos, no podemos rendirnos tan rápido- Dijo Milagros.
- Para vos es fácil, saliste quincuagésima en el primer cuatrimestre.
Milagros no había pensado en eso, pero igual como le fue mal en el segundo trimestres y en los primeros exámenes del tercer trimestre, necesitaba mucha ayuda.
- Esto seria más fácil para Francisco ¿No?- le preguntó Mariela a Milagros.
- Probablemente lo resolvería en dos o tres segundos.- Dijo orgullosa de su gran amor.
Mariela y Jimena se volvieron a mirar cómplices.
- ¿En qué están pensando?- Les dijo Milagros al notar la expresión de sus rostros.
- ¿Él no nos ayudaría si vos le preguntas?- Le dijo Jimena.
- ¡No lo va a hacer! Él es siempre frío e indiferente conmigo.
- ¿Qué me decís de la vez que entraste a los mejores cincuenta?- Dijo Mariela.
- En ese entonces tenía un pequeño truco- dijo Recordando la foto de Francisco cuando era bebe.- De todos modos, es imposible que nos quiera ayudar.
- No lo vas a saber hasta que lo averigües- Trató de convencerla Jimena y lo logró.
Milagros muy cautelosa, seguida por sus amigas, se aventuraron a tocar la puerta del cuarto de Francisco y de Marcos. Marcos les abrió la puerta y resopló imaginando a qué venían las chicas. Las chicas empujaron a Milagros, pues ella sola iba a entrar, y le preguntó a Francisco si no las podía ayudar con ese ejercicio.
- Preferiría que no- Dijo sin levantar los ojos del libro que leía.
Milagros miró a sus amigas y las chicas la alentaban más.
- Pero sólo es un ejercicio y nos gustaría que nos explicaras- dijo Milagros muy dulcemente.
- Es una pérdida de tiempo explicarte a vos- le volvió a contestar aún sin sacar los ojos del libro.
- ¡No es una pérdida de tiempo! Con resolver este problema en dos o tres segundos estarías asegurando el futuro de tres chicas- Exageró Milagros para tratar de convencerlo.
- ¡No exageres!- Le dijo Francisco levantando los ojos del libro, lo estaba logrando.
- No exagero, es este el ejercicio- Le dijo Milagros mostrándole.
- ¿Qué parte no entendés?- le preguntó.
- ¿Qué parte? No entiendo nada- Le dijo Milagros.
- Fran, su estupidez te va a infectar- Intervino Marcos.
- ¿Podés decirme como resolverlo? Por favor- Dijo suplicante Milagros.
Francisco suspiró y le pidió el cuaderno. En un momento, más rápido que un suspiro, lo resolvió.
- Esto es suficiente para vos, por favor no me vengas a molestar devuelta- Dijo Francisco devolviéndole el cuaderno.
- Gracias- Dijo Milagros y salió del cuarto con una gran sonrisa.
Cuando cerró la puerta Marcos y Francisco escucharon los comentarios de las chicas “Eso fue increíble” gritaban “Realmente le tomo re poco tiempo”. Francisco suspiró y siguió leyendo.
Las chicas volvieron al cuarto de Milagros y vieron como se resolvía el ejercicio. Se impresionaron de lo fácil que era y de lo bien explicado que lo había hecho Francisco.
Una vez que lo entendieron por completo, comenzaron a tratar de resolver el segundo ejercicio. Se concentraron, se quedaron en silencio y… tampoco supieron como resolverlo. Milagros tomó valor y volvió a la habitación de Francisco y le pidió cordialmente si le podía resolver el segundo ejercicio. Rápidamente lo resolvió y Milagros se fue. Con el tercer ejercicio pasó lo mismo y lo mismo con el cuarto. Ya para el quinto Francisco se cansó y le gritó:
- ¡Basta! No soy tu maldito profesor- le sacó el cuaderno de las manos y le dijo- Volvé en media hora.
Las chicas no podían creer que en media hora hiciera todos los ejercicios, pero así fue. Todos los ejercicios bien resueltos, explicados y además estaba marcado cuales podían llegar a estar en el examen.
Al otro día los chicos de 5° C no podían creer lo que tenían entre sus manos, era oro puro. Todos quisieron sacarle fotocopia.
- Para Francisco va a ser re fácil el CBC- Dijo Jimena.
- ¿Qué decís?- Dijo Mariela- Con el promedio de Francisco seguro que va a ir a una de las mejores privadas.
Eso hizo pensar a Milagros, ella quería pasar un año más con él, pero seguro que se alejaría cuando empezaran en universidades diferentes.
- Bien, ya estamos salvados en Física- Dijo uno de los chicos.
- Si, pero faltan todas las otras materias- Le dijo otro chico.
Todo el curso miró a Milagros, ella ya sabía lo que se venía. El curso entero casi se puso de rodillas pidiéndole ayuda.
- Chicos, no voy a poder. No saben lo difícil que fue que nos explicara ayer- Dijo Acongojada.
- Por favor, encontrá una manera- dijeron desesperados.
- ¿Son tontos?- Les dijo Lucas enojado- No entiendo por que quieren que él les explique ¿A caso no tienen un poco de orgullo?
- Con tal de ir al viaje y poder pasar quinto año dejo todo mi orgullo- dijo uno de los chicos y los demás asintieron.
- Esto ya es demasiado- dijo Milagros para si misma cuando sintió una mano en su hombro.
- Bueno, con esto verás… que todo depende de vos Mili- Le dijo Jimena seriamente.
- Sos la única en la que podemos confiar- Dijo Mariela.
Milagros ya estaba entrando en pánico, pero ¿qué podría hacer?
Francisco volvió a su casa de un tranquilo día de secundaria, hacía bastante que no tenía uno así. Abrió la puerta de su casa y cuando fue al living se encontró con algo que le puso los pelos de punta.
- Hola Francisco- Dijeron aproximadamente diez chicos desconocidos totalmente para él que eran del curso de Milagros. Ella no estaba. Y si estaba, estaba escondida.
- Francisco por favor enseñanos- Dijo uno de los chicos en un tono de desesperación total.
-¡Milagros!- Grito Francisco fuera de si. Milagros salió de detrás de los chicos con cara de terror.
- ¿Si?- dijo ella.
- ¡Podés terminar con estas tonterías!- Le contestó enojado como nunca.
- Pero como su salvador, rescatá sus futuros.- Dijo exagerando como siempre.- Te van a estar eternamente agradecidos.
- No necesito su gratitud- Dijo con una mirada asesina.
- ¡Francisco por favor!- Dijeron todos sin un gramo de orgullo.
No tenía opción, tuvo que ceder. Gracias a Dios la casa de la familia Ramos era grande y con un living grande que sirvió como salón de clases. Todos prestaban atención como nunca y, mejor aún, entendían lo que él les explicaba.
Norma y Franco observaban desde el pasillo. No creían lo que veían.
- Les está enseñando a casi todo el curso- Dijo Franco observando como Norma espiaba.
- Fran cambió un poco desde que Milagros llegó ¿No?- Dijo Norma observando aún.
- Realmente es interesante ver a Fran ser burlado por Milagros- Dijo Franco entre risas.
Toda la semana vinieron chicos a practicar y Francisco les explicó materia por materia. Pronto llegó el viernes, la última clase que prometió dar, y los chicos se fueron de noche contentos y aliviados. Francisco por su lado se fue al patio a descansar, sentía una gran tensión en la espalda y Milagros se acercó a él con una taza de té.
- Muchas gracias, debés estar cansado- Dijo Milagros ofreciéndole el té.
- Por supuesto, nunca pensé que me iban a pedir ayuda en cada materia- Dijo aceptando el té.
- Pero esto probablemente los ayudará a que pasen los exámenes.- dijo Milagros y luego agregó sonrojada- y a mi también. Perdón por ser tan demandante. Buenas noches- y se fue.
- Hey- La detuvo Francisco y Milagros se dio vuelta al instante- ¿Por qué querés entrar a la universidad?
- ¿Por qué? Para estudiar y hacer amigos- contestó sorprendida.
- ¿Vas a hacer tanto esfuerzo para estudiar algo que no vas a entender?- le dijo confundido.
- Si, pero…
- No puedo entender por que todos quieren tanto entrar a la universidad.
- Bueno, naturalmente, vos no nos entendés por que sos Francisco, el gran estudiante que va a ir a alguna de las mejores privadas- Dijo dulcemente Milagros orgullosa de él con mucha admiración.
- Yo no estoy pensando entrar a la universidad- dijo Francisco y Milagros se sorprendió.- Además, ¿por qué hay necesidad de ir?
- Bueno, es para estudiar lo que querés ser en el futuro- dijo preocupada Milagros.
- ¿Y vos que querés ser?
- No estoy segura todavía, algo inspirado al arte quizás, pero para eso es este primer año, para averiguar que quiero hacer en mi vida.
Francisco empezó a caminar hacia la puerta. Milagros continuó hablando y Francisco se detuvo a escucharla:
- En otras palabras, la universidad es un momento importante, buscando lo que querés ser en el futuro.
- Realmente sos increíble- le contestó- Estuve pensando esto durante un tiempo pero, ¿Cómo podés esforzarte tanto? Y aún así, es impresionante que aún no puedas lograrlo.
- ¿Eso es sarcasmo?- Preguntó confundida Milagros.
- Estoy algo celoso- dijo Francisco volviendo a sorprender a Milagros- Me voy a dormir.- Y siguió caminando hasta la puerta.
- Francisco, no tenés que guardar ese gran cerebro que tenés para vos, tenés que contribuir al desarrollo de nuestro país yendo a una de las mejores universidades.
- La escala de nuestra conversación si que se hizo grande- Dijo Francisco abriendo la puerta del patio y yéndose.
Milagros se quedó sola en el patio bajo las estrellas pensando en la conversación, “Supongo que los genios tienen sus propias preocupaciones” pensó “Siento como si hubiera echado un pequeño vistazo dentro del corazón de Francisco”.
El último día de exámenes las chicas estaban felices, jamás les había ido tan bien y habían estado tan preparadas para los exámenes. El único que parecía totalmente derrotado y exhausto era Lucas que necesitaba una cama urgente y una semana de sueño más o menos.
Al otro día la rectora se acercó al aula como la vez anterior y felicitó a los chicos:
- A ustedes les fue inesperadamente bien en los exámenes. Prácticamente todos ustedes pueden descansar- Dijo contenta por ellos y ellos gritaron y festejaron entre abrazos y risas de felicidad, pero la rectora continuó- A excepción de Lucas Montero con quien quiero hablar. Lo siento Lucas, tenemos que hablar sobre qué vas a hacer.
- ¿Por qué no le regalamos algo a Francisco?- Dijo Mariela en la hora del almuerzo- Todos aprobamos gracias a él y estoy segura de que todos querrán hacerle un regalo.
Milagros se quedó pensando. Ella también quería hacerle un regalo, por todo el esfuerzo y los problemas que le había causado ese año. La ocasión sería la fiesta que quería hacer Norma para festejar la finalización de los últimos exámenes dentro de dos semanas.
Esa tarde Milagros salió a ver que le podía regalar a su amado Francisco. Vio varias cosas interesantes, entre ellas un pulóver, pero tenía miedo de regalárselo y que no lo quisiera o no le gustara. Siguió caminando, y lo hizo bastante, hasta que llegó a una relojería. Vendían una pulsera de germanio con propiedades antiestrés y bueno para las contracturas. Milagros recordó que Francisco sufría de dolores de espalda cuando le enseñaba a ella y a los chicos y pensó que sería un buen regalo. Entró a preguntar cuanto salía y el precio la desilusionó un poco: $350. Ella tenía un poco de dinero ahorrado, pero no le alcanzaba. Se le ocurrió una idea de camino a su casa: le pediría a su papá trabajo en el restaurante durante esos quince días y así reuniría el dinero necesario para el regalo de Francisco.
Su papá aceptó y le prometió que no le diría nadie, en especial a Francisco pues no quería que él se enterase.
Los clientes estaban contentos con Milagros pues era muy amable con ellos. Memorizaba los platos y recordaba qué pedían los clientes siempre que iban.
Un día Francisco acompañó a su amigo a comprar un libro y pasaron por el restaurante de Alberto. Francisco se detuvo al instante al ver a Milagros sacando la basura con la ropa del restaurante.
- ¿Qué pasa?- Dijo su amigo.- ¿No es la chica que se te confesó aquella vez?
Francisco no dijo nada, solo veía lo que Milagros hacía.
Un cliente la vio entrando al restaurante y la saludó.
- Bienvenido- Le dijo Milagros alegre- ¿El plato de siempre?- Y ambos entraron.
- Parece que está muy concentrada en eso- Dijo el amigo de Francisco y se fueron.
El día de la fiesta llegó. Milagros invitó a Jimena y a Mariela para que llevaran el regalo que el grupo le hizo a Francisco. Él llegó del colegio y se encontró a las tres chicas esperándolas.
Mariela y Jimena se acercaron a él y le dieron una caja bastante grande.
- Nosotras venimos en representación del 5° C y te trajimos este regalo de agradecimiento- Dijo Mariela.
Francisco abrió el regalo y se encontró horrorizado con una muñeca de trapo parecida a Milagros que más que nada le daba miedo.
- ¡Qué linda!- Dijo Norma al verla.
- Está hecha por nosotros- Dijo Jimena orgullosa.
- Lo siento, pero ¿Puedo tirarla?- Dijo Francisco.
- ¡Qué cruel!- Dijo Milagros dolida.
- No, lo que pasa es que tengo miedo de que me hagan budú- Dijo con miedo.
- No Fran, no la podés tirar- Dijo Norma seria.
Luego de una deliciosa cena, de risas y charlas, llegó la hora de los regalos. Milagros quiso darle primero el suyo a Francisco. Con un poco de timidez le dio la cajita con la pulsera de germanio.
- No es otra muñeca tuya ¿no?- Dijo con miedo cuando abrió el regalo y cuando lo vio agregó- ¿Qué es esto?
- Es una pulsera de germanio, pensé que sería bueno para tu salud por que aleja el estrés y la contractura- Dijo Feliz Milagros.
- No soy un viejo- Le contestó Francisco mirando la pulsera.
- Pero Milagros ¿Esa pulseras no son muy caras?- Dijo Norma preocupada.
- Es que conseguí un trabajo de medio tiempo- Dijo Milagros y Francisco la miró.
- ¿Y qué trabajo hiciste?- Continuó Norma.
- De camarera en el restaurante de mi papá- Dijo un poco avergonzada.
Francisco sonrió al escuchar lo que Milagros dijo. Recordó cuando la vio sacando la basura y comprendió por qué había tomado el trabajo.
- Este es mi regalo para vos, Mili- Le dijo Norma.
Milagros abrió el regalo contenta y se encontró con un hermoso portarretratos color rosa con corazones amarillos.
- Y vos Fran ¿Le compraste algo a Mili?- Dijo Norma interesada.
- Obviamente no- Dijo él serio.
- Supuse que eso iba a pasar, así que se me ocurrió una idea- Dijo contenta.
- ¿Qué idea?- Dijo Francisco un poco fastidiado.
- ¿Qué te parece una foto tuya y de Mili uno al lado del otro?
- ¿Una foto de nosotros dos juntos?- Dijo Milagros colorada.
- Si, es solo una foto- Dijo Norma
- Pero Francisco no va a querer- Dijo más colorada.
- Por mi esta bien- Dijo Francisco sorprendiendo a todos.- Pero una sola foto y nada más.
Francisco se paró y Norma le dijo donde ponerse.
- Vení- Le dijo Francisco a Milagros que estaba estática mirándolo.
Milagros se puso al lado de Francisco y Francisco la acercó a él tomándola por el hombro, lo que hizo que todas las demás mujeres gritaran.
- Perfecto- Dijo Norma con su cámara- Mantengan la pose.
Milagros no entendía lo que pasaba, lo que había hecho para que Francisco aceptara sacarse esa foto y de esa manera. Mientras Norma enfocaba bien el lente, Francisco, malicioso, le susurró al oído a Milagros:
- Bienvenido. ¿El plato de siempre?
Milagros se sorprendió y se alejó del él arruinando la foto. Al final la foto de ellos dos quedó en el cuadro que ella puso en su mesa de luz, aunque ella salió tapándose la boca mirándolo sorprendida y él con una sonrisa maliciosa.
¿Será cierto que Francisco no desea ir a la universidad? ¿Por qué estará celoso de Milagros? ¿Valorará los esfuerzos de Milagros? ¿Conceguirá una linda foto para el portarretratos? Veanlo en el próximo capítulo que se titula: "Chocolate, examen y desastre"

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