lunes, 27 de febrero de 2012

PUERTAS Y PASILLOS

Es increíble como te puede cambiar la vida de un momento para el otro. Un día estás parado en un punto donde sentís que la monotonía de los días te lleva a un callejón sin fin donde nada cambia. Un pasillo largo con piso cuadriculado negro y blanco que te marea y paredes negras que llevan a una puerta que parece que nunca va a llegar. Sentís que caminas y caminas y que a abril, le sigue mayo y que a mayo junio y que cuando te querés acordar es diciembre devuelta. Los días pasan con los granos de arena que marcan los segundos en el reloj y la desesperación de no salir nunca te lleva a pensar que quizás es mejor así, otros días quizás te deprime o te sentís más fuerte, pero en el fondo nada cambia. Hay momentos en los que puede llegar a pasar algo, un atisbo de cambio que te ilusiona, pero que a la larga te deja igual o con un simple mensaje que te hace pensar “Bueno, sigo acá parada, pero debo recordar esto que antes no lo sabía”.
De repente en el pasillo largo se vislumbra una ventana que te permite salir y te deja respirar, algo que a veces parece un nuevo atisbo de cambio pero que a la larga se convierte en un cambio de verdad y que te hace sentir que sin darte cuenta cambió todo.
A veces ese cambio es una persona nueva en tu vida. Una persona que antes no existía por que no la conocías y que de repente es indudable que existe e indispensable que exista. Así es vivir en sociedad. Miles y miles de personas que no se conocen y cuando te conocés empezás a ver un poco más del mundo. Y esa persona que te cambia, que se vuelve indispensable te hace ver la luz, despeja las nubes para que el sol entre por la ventana.
¿Sabías al conocerla que iba a ser importante? No. ¿Sabías que la ibas a extrañar tanto cuando apenas lo viste? Ni se me hubiera ocurrido. Pero a medida que los días pasan y esa persona te saca de la monotonía horrible del pasillo, te das cuenta que ya no es nada igual a antes y ahí caes en la idea de que esa persona produjo el cambio y esa persona me sacó del pasillo y esa persona es importante en tu vida. Alguien que antes no existía y que por arte de magia se vuelve muy importante.
Ese es uno de los misterios del mundo. ¿Cuántas veces ponemos muchas fichas en personas que terminan dejando de existir y cuántas veces pasa lo contrario? Me gusta el cambio, me gusta sentir que cada día al hablar con él voy a saber algo nuevo o a reírme de algo que antes no me reía. Me gusta no saber qué va a pasar el siguiente fin de semana o mucho menos el día siguiente. Saber que puedo salir del subte y encontrármelo y alegrarme la mañana.
Pocas personas cambian tu vida de gris a rosa. El rosa es un color que no siempre se consigue. Es un color alegre, divertido y que te recuerda a un chicle. Esas personas que cambian tu vida pueden ser como un chicle rosa en la ropa: difíciles de borrar.
No sé explicar todo lo que me pasa por la cabeza, sé decir que me hace sentir bien y feliz. Cuando una persona cambia tu vida así vale la pena jugárselas todas y disfrutar de este pasillo con muchas puertas que tiene cosas distintas detrás de cada una.
Gracias por cambiar mi vida.
Ahora lo único que me pregunto simplemente es ¿Qué habrá detrás de la puerta de hoy? No me importa mientras esa persona esté ahí abriéndola conmigo.

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