domingo, 22 de enero de 2012

CORAZÓN PALPITANTE

A veces nos pasa que el corazón nos llora por la tristeza acumulada en nuestro pecho. Es un ahogo, una pelota que empieza en la garganta y en lo mejor de los casos baja hasta el estómago para terminar en un llanto irreversible.
Cuando nos pasa eso, sentimos que no podemos más, que la vida termina ahí, ¿Cómo vamos a hacer para seguir adelante? Ya nada va a ser igual, decimos que el amor es la última vez que nos deja de esa manera.
Las canciones más hermosas son tristes baladas que nos recuerdan todo el tiempo el dolor, los cielos más celestes son tormentas torrenciales. Todo es gris, todo es un ¿para qué? constante. No hay confianza en nada ni en nadie…
Pero de repente un día, uno que pareciera ser otro normal, con las mismas canciones, cielo gris y tristeza, aparece alguien, alguien que antes no estaba o no veíamos y todo lo que pensabas, todo lo que sentías cambia sin razón. Es como un a pequeña luz a lo lejos que nos dice que la oscuridad no es absoluta, que nos guía y nos atrae hacia ella.
Desde ese momento, las mismas canciones que nos parecían tristes comienzan a ser dulces canciones que dibujan sonrisas, los cielos grises se despejan mostrando un brillante sol y nos levantamos con ganas de sonreírle a la vida pensando que esa persona está en nuestro mundo.
La cabeza comienza a pensar en los momentos compartidos, vuelven risas y cosas tiernas una y otra vez a nuestra mente y un calorcito muy lindo se siente en el medio del pecho que nos demuestra que aún estamos vivos a pesar de las batallas perdidas.
Esa hermosa sensación de que todo es lindo y que la mínima palabra insignificante nos recuerde a esa persona, es aquella que borra todo lo malo, que no es lo mismo que borrar los recuerdos vividos, pero lo que si hace es poco a poco reconciliarnos con nuestros sentimiento, sentir la esperanza de volver a intentarlo.
El corazón late rápido a cada momento con el simple hecho de nombrarlo o pensarlo. Los labios conservan la sensación de los besos tiernos cada vez que los rememoramos y esa sonrisa infaltante que les dice al mundo “si, estoy contenta por que alguien me llena el corazón”.
Incluso sin decir nada, la gente dice que nos vemos mejor, que estamos más lindos, por que tenemos en nuestros ojos un brillo especial, una sonrisa brillante y una manera suave y gentil de hablar.
Cada lugar recorrido con esa persona se convierte en un recuerdo lindo al pasar por ahí que no hace imposible evitar sonreír y nos dan ganas de ver a esa persona para seguir sumando recuerdos.
Después de todo esto, sinceramente ¿Vale o no vale la pena? Es decisión de cada uno… Yo puedo decir que si lo vale por que no creo que haya nada más en el mundo que haga a mi corazón bailar con tanta alegría.

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