martes, 14 de diciembre de 2010

EL AMOR Y YO

Leo novelas que cuentan las historias de amor más tiernas y pasionales, escribo sobre sentimientos que son inexplicables pues sentir no tiene explicación, vivo soñando y fantaseando con sensaciones que parecen fuera de este mundo, pero ¿Cuál cerca estoy de todo esto?
Cuando yo era chica era una niña puramente ilusionada con el amor. “El amor lo puede todo”, “El amor es ciego y no tiene edad” y “No existe la vida sin amor” eran mis frases de cabecera. Nada me importaba más que encontrar el amor donde fuera. Vivía pensando en encontrar a ese chico que me hiciera sentir especial.
Hoy tengo veinte años… sigo buscando lo mismo. Muchas cosas han cambiado sin embargo. Ya no creo en ciertas cosas que creía de pequeña, ahora entiendo que hay fuerza, que si bien son más débiles que el amor, influyen en nuestro entorno y no nos dejan ver nada con claridad. Incluso llego a pensar que cosas como el amor a primera vista no existen en este mundo.
A veces me pregunto si sigo siendo la misma de siempre, si sigo creyendo en el amor, si el amor está destinado en mi vida o si simplemente es algo en lo que creí y con lo que crecí, sin tan sólo fue una simple obsesión. Si bien antes era súper enamoradiza, vivía buscando al príncipe azul y trataba de conquistarlo a toda costa incluso haciéndolo sentir incómoda, hoy me avergüenzo un poco de esa actitud mía. El príncipe azul no existe, el enamoramiento fácil es falso y hacer sentir incómodos a los chicos con lloviznas de cursilerías no es la mejor estrategia para nada.
A veces no entiendo porqué sigo leyendo las novelas románticas llenas de cosas que jamás sucedieron ni sucederán, de cosas tontas como “Lo vi y supe que era el hombre de mi vida, por que lo vi en sus ojos y mágicamente él sintió lo mismo que yo”. No entiendo por que al entrar a una librería me dirijo a la sección de novelas de amor sin pensarlo dos veces o por qué detengo el zapping cuando encuentro una película romántica que me llena el corazón de ilusiones vacías de cosas que jamás sucederán.
Creía, juro por Dios que creía. Yo veía a mis príncipes azules y sentía que ellos iban a ser quienes me besaran, me acariciaran y juro por Dios que creía que las canciones y poemas de amor podían llegar a conquistar su corazón. Pero en algún momento dejé de creer. Mas, no dejé de leer y de ver cosas románticas que me llenaban el corazón, por que quizás lo que hacían era eso: llenar el vacío que sentía mi corazón.
Hoy en día pienso en el chico que me gusta y no se me pasaría por la cabeza dedicarle una canción de amor, ni escribirle un poema y leérselo en público, como he torturado a otros chicos. Gracias que logré decirle lo que sentía con todo el coraje que le queda a mi corazón, para encontrar una vez más que el amor no está conmigo.
No logro comprenderme, realmente no me entiendo. A veces siento que soy un perro de la calle mendigándole al amor cualquier sobra que quiera darme, cualquier cobija para calentar mi corazón solitario y sin embargo me da vuelta la cara como si no existiera. Después de todas las horas de mi vida dedicadas a la lectura, a las películas, a la escritura, a las fantasías que vuelan en mi cabeza.
No me quejo del todo. Luego de mucho tiempo, logré volver a sentir cosas que jamás pensé que podría volver a sentir. Pensé que ya estaba para mi, que iba a ser solamente una predicadora de algo que ya no podría vivir. Pero no, el amor vino a buscarme y a inundarme una vez más con sus sentimientos. Pero algo es distinto, yo soy distinta.
Ya no soy la niña que se dejaba inundar y decir “Estoy enamorada” tan fácilmente; ya no soy la loca que anda gritando a los cuatro vientos sus sentimientos; ya no soy la que no reflexiona y se deja llevar por sus impulsos (aunque algunos todavía no logro controlar). Ahora pienso, controlo y trato de no lastimarme. Puse una barrera entre el amor y yo por que un tesoro precioso puede romperse una vez, pero al repararlo siempre queda más frágil que antes y es necesario cuidarlo con más precaución. Por eso cuando pienso en si estoy enamorada o no, digo que no, no estoy enamorada aunque a veces pareciera que si. A veces siento que vuelvo a ser la de antes y no se si ponerme contenta o no. Siento que partes de mi que había perdido me reencontraron, pero otras no quieren volver por que me hacen mal.
Leo y sigo leyendo. Y cada vez que termino un capítulo pienso en los personajes y pienso en como debe sentirse. El amor, una caricia, un beso, un abrazo, la sensación de tener a esa persona muy cerca sin sentir vergüenza o incomodidad. Leo, leo y a veces me da tristeza, tristeza de solo vivir esos sentimientos a través de libros. ¿Es que acaso soy una farsa? Hablo de algo que jamás viví. Ahí es cuando no entiendo por qué, por qué soy así, por qué el amor me busca y me rechaza, por qué si cambié sigo siendo la misma, por qué me siguen doliendo las heridas si ahora soy más fuerte, por qué sigo buscando algo que no sé si existe, por qué me empeño en transmitir algo que quizás no sirva más que para ilusionar corazones, por qué mi razón no puede controlar definitivamente mis sentimientos.
Me empeño en saberlo, esta noche me planteo esta duda que me surgió mientras leía y lo recordaba. A él, a quien me hizo revivir estos sentimientos lindos y terribles. Con quien fui distinta por primera vez. Pienso en como se dieron las cosas y como apareció en mi vida. Como una vez más las cosas no fueron, pero que, sin embargo, no quiero renunciar. Pienso en que quizás si no lo veo desaparecerá de mi mente, pero a la vez no quiero olvidarlo ni que se olvide de mi, aunque su corazón no me pertenezca.
Entonces, ¿Acaso sufro de histeria? Quiero y no quiero. ¿Qué es lo que quiero? ¿Qué es lo que prefiero? Sé que quiero respuestas, sé que sigo soñando con una realidad alternativa en la que no vivo y no sé por que me empeño en imaginar ¿Qué bien me hace eso? Ninguno. Sé que las esperanzas no mueren, que siguen ahí y que no sé que pensar. Sé que encontré en él eso que pensé que jamás volvería a encontrar. Pero yo soy distinta, yo ya no soy cursi, ni quiero sentir dolor, sé que la frialdad se apoderó de parte de mi corazón y lo acorazó para protegerlo. El hielo es la mejor protección para un corazón remendado. Quizás el podría derretir el hielo, no lo sé. Sé que gracias a él, siento que pueden haber otros, que mi corazón tiene oportunidad, por eso le estoy tan agradecida.
Y aunque no quiero, aunque me niego, empiezo a escribir con el corazón y termino cayendo en lo mismo. En la fantasía que provoca en mi el amor. Quizás sea una enfermedad sin cura que quizás termine por matarme, lentamente a través de los años, matando poco a poco los pedazos de mi corazón.
O quizás ande por ahí un doctor que logre encontrarme una cura y transformar esta enfermedad que me atormenta en la medicina que mi vida necesita y así poder seguir alimentándome de esto que me apasiona tanto que es leer, ver, sentir y contarle al mundo lo que es el amor para mi.
¿Quiero esperarlo? Quizás diga que no, es probable que en el fondo diga que si. Si bien sufro, sin bien siento una frialdad que creció en mi, si bien ahora soy más racional que antes, en el fondo no dejé de ser esa niña ilusionada. Quizás por eso sigo leyendo, quizás por eso sigo viendo las películas, quizás por eso sigo soñando despierta y escribiendo.
Así que Vos que estás por ahí en el mundo, no sé si serás él o si serás otro que aún no conozco, acá estoy y espero a que vengas a curar mi enfermedad y hacer de ella la experiencia más hermosa de mi vida.

lunes, 8 de noviembre de 2010

TIC TAC

Tic tac, tic tac… el tiempo cura heridas, pero también borra amistades… tic tac, tic tac… el tiempo el tiempo brinda oportunidades y luego te las quita… tic tac, tic tac… el tiempo nos hace crecer y al mismo tiempo envejecer… tic tac, tic tac… el tiempo es nuestro aliado y nuestro enemigo.
Cada tic tac, cada minuto es un recuerdo que paso y uno que recién comienza. Es la memoria que crece y el futuro que nos queda. Es el inicio de algo o el final de otra cosa… tic tac, tic tac…
Tic tac, tic tac… le hacemos oidos sordos, por que nos desespera pensar en cuanto nos queda, pero siempre está ahí. Escuchá con atención: tic tac, tic tac… cada tic te dice ¡Ahora!, cada tac ¡es demasiado tarde!. Tic tac, tic tac… todos los tenemos contados, pero no sabemos cuantos son por que tampoco queremos saberlo, pero está ahí asechándonos y diciéndonos simplemente tic tac, tic tac…
En un tic tac perdés la vida, en un tic tac nace otra. En un tic tac decís un hola, en un tic tac decis adiós. En un tic tac decís te amo, en un tic tac decís ¡Ya basta!. En un tic tac das un primer paso, en un tic tac decidís retroceder.
¿Sabés con exactitud cuantos tic tacs te quedan? Mientras escribo esto, los míos pasan… tic tac, tic tac… no sé si en el próximo tic tac me muero, me duermo, me llaman, me aburro y borro todo, no lo sé y eso le da poder… tic tac, tic tac…
Si ellos pasan hay que escucharlos, es muy simple, siempre están ahí. Más que nada en la oscuridad y el silencio de la noche… tic tac, tic tac… los días de miedo en los que no se puede dormir nuestro corazón late unísono con el tic tac, tic tac que refleja el miedo de no saber que puede pasar al siguiente momento… tic tac, tic tac…
Lo encontramos en todo… tic tac, tic tac… marca la música, el baile, la cocción, el pulso… tic tac, tic tac… maneja nuestra vida a su ritmo, siempre constante, nunca se acelera ni se retraza… tic tac, tic tac…
En el último tic tac, se pueden dejar muchas cosas colgadas: Adiós, te amo, no me olvides, perdoname, te perdono, no quise hacerlo, hasta nunca, me hacés la persona más feliz del mundo, cuál es tu nombre, querés salir conmigo… el último tic tac es demasiado tarde a veces.
Tic tac, tic tac… ¿Qué estás esperando? ¿Vas a dejar que sigan pasando? Tic tac, tic tac… abrazá, besá, sentí, viví, crecé, madurá, envejecé, hablá, luchá, pensá, pedí perdón, perdoná, atrevete, amá. La vida es muy corta y los tic tacs muy limitados. Nadie te asegura nada, ni mucho menos cuantos te quedan.
Tic… tac…

sábado, 30 de octubre de 2010

EL AMOR, LA DECISIÓN Y EL COSTO DE OPORTUNIDAD

El día tiene veinticuatro horas, cada hora sesenta minutos y cada minuto sesenta segundos. Cuando miramos el reloj, vemos los segundos correr uno tras otro como arena entre las manos y nos parece algo tan insignificante, tan poca cosa que jamás tomamos en cuenta la importancia de un segundo.
En un segundo te pueden dar o podemos dar un beso, podés emitir el primer sonido de una pregunta o una confesión sin poder volver atrás, podes perder la vida dejando cosas pendientes, sale un avión o un tren sin poder mirar atrás.
Cuando estamos frente a una decisión, cada segundo es eterno y necesario. No es fácil decidir que es lo correcto en cada situación sin apelar a los sentimientos y sin pensar en qué sucedería si elijo la otra opción. Ese mundo paralelo que se sacrifica es lo que en Economía se llama Costo de oportunidad (los recursos que sacrifico para obtener otros que me pueden satisfacer más o igual). Siempre aplicamos el costo de oportunidad sin darnos cuenta, más que nada en los asuntos del corazón. Olvidarse de todo y decidir con los sentimientos no es nada fácil, los miedos, las incertidumbres y a veces el “qué dirán” complican la visión de la decisión correcta.
El tema de decidir y de tener en cuenta cada segundo también es importante por que los segundos se van, una vez que el segundo pasó no vuelve jamás y lo que podrías haber hecho en ese segundo quedó solamente en tu pensamiento por que en ese segundo, en ese exacto y conciso momento jamás podrá suceder. A veces no nos damos cuenta de las oportunidades que perdemos hasta que el momento pasa y deseamos con todo fervor que la situación se repita, pero jamás se podrá repetir de la misma manera.
El pasado es pasado y cada segundo que corre se vuelve parte de él. Lo mismo sucede con los momentos, pasan uno tras otro sonriéndote y diciéndote adiós. No pueden quedarse por que viven corriendo, está en uno viajar con ellos o dejarlos pasar, diciéndoles de la misma manera “hasta nunca”.
Tomar una decisión, es la decisión más difícil de tomar. Es poner en la mesa dos cuestiones: Lo hago o no lo hago. Tan dicotómico y simple con eso y tan complicado de resolver. Si lo hago pueden ocurrir todas estas cosas, si no lo hago pueden ocurrir todas estas, pero además hay que agregar que al decidir no lo hago, siempre queda flotando la simple pregunta: ¿Qué hubiera pasado si elegía la otra? ¿Hubiera sido más feliz? Y ya no se puede saber.
Una vez me pasó que después de mucho años de haberme enamorado de un chico que no me correspondió, le pregunté si él en algún momento de todo el tiempo que pasé enamorada de él, sintió algo por mi y para mi sorpresa me dijo que si, pero como en ese momento yo no le hablaba (por enojos múltiples) no me dijo nada. Es el día de hoy que agradezco que no me hubiera dicho nada, pero, a la vez, nunca le perdoné ese gesto de egoísmo, por que después de eso siempre me quedó la incertidumbre por saber qué hubiera pasado, incertidumbre que nunca podré resolver por que aunque viniera hoy a decirme hermosas palabras de amor, nada sería igual. Él no es el mismo que me enamoró, yo no soy la misma ni mis gustos lo son, el mundo en que vivimos no es el mismo, nuestras vidas ya no son las mismas. Así que esa pequeña duda, esa pequeña espina quedará quizás por siempre en mi corazón latente, pero sin resolverse nunca.
Peor es cuando debemos decidir sobre cómo acercarnos a alguien. Esa decisión es crucial. Dar el primer paso nunca es fácil, no lo es cuando somos bebés y sigue sin serlo a la hora de enfrentar a quien nos gusta. Un “Hola” puede ser tan difícil como desarmar una bomba nuclear o saltar de un edificio de veinticuatro pisos asegurando que terminaremos con vida.
A la hora de decir Hola, lo único necesario para tomar valor es hacerse la siguiente pregunta: Si no le hablo ¿Tiene algún sentido seguir sintiendo esto? ¿Qué gano si no le hablo? Absolutamente nada. Esto nos hará sacar fuerzas de adentro de nuestro corazón para que nos ayude a tomar el impulso e ir a hablarle.
Hoy en día me encuentro con esta dualidad del costo de oportunidad: si me animo puede pasar que trasciendan mis sentimientos y logre algo con él, pero también puede pasar que lo tome a mal y no me preste más atención. Si no me animo puedo mantener su amistad, pero me quedaré con la duda de si hubiera pasado algo, además de la dichosa espina del “¿Qué hubiera pasado si me animaba? Me siento un poco hipócrita dando consejo sin poder solucionar mis problemas, pero con esto demuestro que la sabiduría está conmigo, el problema más que la sabiduría, es el amor. El amor puede volver vulnerable hasta a la roca más fuerte. Puede hacer dudar a la persona más segura del mundo y en mi caso puede hacerme pensar en miles de posibilidades sin poder decir con certeza cual es la más probable y la correcta. No se que hacer realmente. Miles de indicios me demuestran que puede corresponder mis sentimientos y miles de otros indicios me dicen que no. La ilusión, además es un juego peligroso. Te aborda sin darte cuenta y cambia tu panorama de natural a rosa en un santiamén. Hay que mantener la cordura, pero ¿a caso se puede estar cuerdo cuando el amor esta en tu corazón? Es una pregunta a la que no se si puedo dar respuesta. Lo único que sé es que me encanta perder la cordura si es por amor aunque una parte de mi no lo quiera y me diga “razoná con claridad, pensá seriamente y no te dejes llevar”. Así que hoy me encuentro en esta dicotomía que el amor me plantea y a la que muchos que conozco se enfrentan: ¿Lo hago o no lo hago? ¿Cuál es el costo de oportunidad? ¿me arrepentiré luego?. Siguen merodeando dentro de mi mente sin darme descanso. Lo único que puedo decir con toda verdad es que el tiempo es corto, los segundos pasan, nunca se sabe lo que puede ocurrir mañana ni dentro de una hora. Por eso debemos cerciorarnos de poder vivir cada segundo a pleno aprovechando las oportunidades que la vida nos da y que tenemos que aprender a ver y que si dudamos sobre cuál es la mejor opción, solo hay que seguir al corazón. No digo que sea fácil pues sino mi dicotomía estaría resuelta, pero el corazón es sabio y si logramos aprender a escucharlo siempre tendrá una buena respuesta para darnos.

domingo, 17 de octubre de 2010

PENSANDO EN TI

¿Por qué será que me veo en el espejo más bonita?
¿Por qué será que el día brilla mucho más?
¿Por qué será que el aroma de las flores es más fuerte?
¿Por qué será que de a ratos me escucho cantar?

¿Por qué será que todo me da risa?
¿Por qué será que no siento frío ya?
¿Por qué será que el día se me pasa volando?
¿Por que pienso en ti será?

Si al levantarme la sonrisa me acompaña
Y ella misma también a la hora de dormir
Si en la calle me río de la nada
De seguro estoy pensando en ti.

Si el corazón me late fuerte de repente
Si mis manos comienzan a temblar
Si mis ojos tienen un brillo resplandeciente
Seguramente es por en ti pensar.

Y a esta hora de la madrugada
En la que no tengo ganas de a Morfeo seguir
Si me dicen ¿Qué te pasa que no estás en la cama?
Simplemente les digo que es por pensar en ti.

Si estoy dormida estás en mis sueños
Si estoy despierta en mi mente estás
Incluso cuando te tengo cerca
En ti no puedo dejar de pensar.

Así que si un día me ves pensativa
Y con los ojos llenos de un sueño sin fin
Si me preguntas que me está sucediendo
Simplemente te diré:
“Estoy pensando en ti”.

lunes, 11 de octubre de 2010

EFECTO PRIMAVERA

Desde el 21 de septiembre que trato de escribir algo sobre la primavera, pero uno no se puede forzar a escribir algo que no surge. Ese día fue tan gris que no me inspiraba absolutamente nada, además que no sentía nada parecido a la primavera.
Los días fueron pasando, ya dentro de poco va a ser un mes. Días lindos, días de lluvia, días de frío, días de calor, de humedad, insoportables, agradables, días de pollera, días de pantalón. Trato de ser objetiva, realista, pero aunque lo sea debo decir que las cosas fueron cambiando. Mi alrededor se fue transformando gradualmente, me envolvieron sentimientos que hacía mucho no sentía, sensaciones que había olvidado por completo. Me hacen sentir extraña por que pensé que esos sentimientos eran propios de la inmadurez de la adolescencia, de la inocencia de una niña de 15 años. Una sonrisa que hacía mucho no veía se asomó a mi rostro, triunfal como el Bolero de Ravel, que comienza anunciándose y luego resuena imponente.
Veo a mi alrededor que mis amigos sufren el mismo efecto. Confusión, ansiedad, alegría y tristeza por momentos, sensibilidad extrema, sentimientos que hacia rato no experimentaban al igual que yo. Empecé a preguntarme ¿Será este el efecto primavera? Quisiera recordarlo, por que hacia rato que no venía por mi.
Pensé que desde la última vez había quedado inmunizada, pero afortunadamente no fue así. Otra vez sueño despierta, otra vez río sola de situaciones inexistentes, otra vez brillan mis ojos como el reflejo de la luna en el agua. Mi corazón late ansioso y vuelvo a sentirme nerviosa ante la presencia de otro ser humano.
Pero aunque me comparo con mi niña de 15 años, muchas cosas han cambiado entre ella y yo. Su inocencia, su manera de ver el mundo ya no son iguales a lo que soy ahora. La envidio un poco quizás. Ella no daba tantas vueltas al asunto: esto siento, soy feliz con esto y se acabó. En cambio mi yo actual trata de buscar respuestas a miles de preguntas sin sentido que jamás podré responder por que el amor no se basa en preguntas con respuestas, el amor se siente, el amor se disfruta, se vive, no se piensa. Es por eso que estos sentimientos nos hacen sentir incómodos a medida que crecemos por que nos vamos volviendo más racionales y menos capaces de creer en lo inexplicable.
El efecto primavera es una de esas cosas. Hoy escucho hablar de la primavera como una estación más, muchos la desprecian, o la llaman fastidiosa. Yo por poco caigo en esto también, pero mi niña de 15 años me tiró de las orejas y me volvió a la realidad, donde los árboles con flores, las puestas de sol, el calorcito que viene de a poco, las lluvias repentinas te muestran que todo es posible para el corazón, que solamente hay que abrirlo y permitirle volar a donde quiera ir. A veces el riesgo es muy grande y por eso lo mantenemos encerrado, pero… ¿A caso el premio no es mucho mayor?
Es probable que el siguiente párrafo lo escriba bajo los efectos del efecto primavera, pero voy a dejar volar mi corazón y que se exprese a su gusto y piaccere:
La primavera tiene tres meses, ciento veinte días en los que podes ser capaz de encontrar al amor de tu vida, 2880 horas en las que podes compartir un café y conocer a esa persona a fondo para enamorarte de ella, 172800 minutos para besarla y terminar de caer rendido o rendida a sus pies y 106800 segundos para pensar en ella y en cuanto la extrañas. ¿Cuánto de ese tiempo lo perdemos en mirar una película aburrida cuando podríamos ver una película romántica con esa persona? ¿Cuánto tiempo perdemos en la computadora cuando podríamos estar en una plaza con esa persona? ¿Cuánto de ese tiempo estamos durmiendo sin sentido cuando podríamos estar soñando las más hermosas escenas que podrían hacerse realidad?. No hace falta mucho, solo dejarse llevar, no pensar, simplemente sentir, vivir, amar, ser capaces de entregar el alma una vez más o por primera vez. Puede ser doloroso al final, pero hasta que ese momento llegue, lo vivido jamás tendrá comparación con lo triste del después.
La primavera tiene tres meses, luego de eso, el sol quema, el frío entristece y el otoño desnuda las hermosas flores, pero muy probablemente aquello que comenzó en esos tres meses que la naturaleza nos da para empezar algo hermoso, continúe y haga que la primavera dure todo el año.
Entonces… ¿Qué es el efecto primavera?
La enfermedad… no… la patología… no… la gripe… no… mejor digamos la sensación más hermosa que te puede invadir en todo el año.

viernes, 17 de septiembre de 2010

PENSAMIENTOS EN UNA TARDE LLUVIOSA

¿Qué puedo decir a esta hora del día? Tengo en frente mío el paisaje de un Cabildo y Juramento repleto de paraguas, de gente que viene y va, cada uno pensando en su propia vida. Cada persona que pasa tiene una historia que contar, historias que quizás van más allá de mi imaginación, historias que quizás se perderán en el olvido sin jamás ser contadas.
¿Nunca les pasó de querer leer las mentes de las personas? A mi si, me encantaría poder saber cada historia de cada persona, me gusta disfrutar de las alegrías, sufrir con las tristezas y emocionarme con los momentos de otras personas, por eso leo, por eso escribo.
Miles de personas pasan por estas avenidas. Algunas conociéndolas como la palma de su mano, otras sin saber donde están paradas. Quizás una de todas estas personas está destinada a cruzarse en mi vida y yo destinada a cruzarme en la de ella. Quizás el hombre de mi vida pasa por aquí siempre y yo no lo sé, quizás lo cruzo siempre y no me doy cuenta. Por que el amor es así, es traicionero, le gusta la ironía le gusta hacernos ir de acá para allá, hacernos pensar que alguien es el indicado para luego darnos vuelta el muerdo trescientos sesenta grados.
Hoy en día me daría miedo ilusionarme, por que así como el mundo ha enloquecido, así también parece que lo hizo el amor. Pareciera que no logra coordinar a las personas de manera indicada. Anda con poca puntería. O quizás le echo la culpa al amor y la que ha enloquecido, soy yo la que no logra ver con claridad. Quizás mi corazón, como yo, tiene miopía y necesita anteojos con bastante aumento por que últimamente ya no veo príncipes, no veo corazones compatibles, simplemente veo sombras.
Desde aquí veo una pareja besándose bajo el techo de un kiosco de revistas. Cada vez que veo una pareja lo primero que viene a mi mente es ¿Cómo se habrán conocido? ¿Se habrán correspondido instantáneamente? ¿Uno habrá ganado por cansancio? ¿Será una historia convencional o fuera de lo común? No creo que existan historias de amor convencionales, cada una tiene algo que la hace especial. Escuché más de veinte veces la historia de mis padres y cada vez que la vuelvo a escuchar me gusta más. Yo quiero eso una historia de amor que contar. No me importa que sea típica o aburrida por que el cariño y el amor la adornarían y la harían interesante.
Me quedó en el tintero el tema de las sombras y la miopía de mi corazón. ¿Habrá una cura para eso? Por que si no es así veo difícil el hecho de poder contar una historia de amor. Mi cabeza imagina muchas cosas, pero ninguna es cierta y es probable que tampoco lo sean. Son realidades alternas quizás otras vidas que hubiera tenido si las oportunidades se dieran de modos diferentes, si yo fuera otra todo acompañado de la típica pregunta ¿Qué pasaría si…? Que te abre las puertas a todo este fantástico mundo de color rosa.
Pero el tema de la miopía me preocupa pues puede que no me deje ver a la persona que estoy buscando, aunque siento que él también sufre la misma miopía en el corazón, sino ya hubiera venido por mi.
Quizás la cura es que nos encontremos, que aunque seamos sombreas para el otro, nos sintamos distintos y quizás ahí la miopía desaparecerá. Esa sería una historia muy romántica en realidad y la cura a una grave enfermedad. Y aquí sin darme cuenta ya imagina una nueva historia donde dos personas destinadas se eligen sin verse. ¡Ven que fácil es! aunque es probable que me sea fácil por uno tiene más capacidad para algo como contrapartida de la ausencia de otra cosa. Como mi vida carece de amor, tengo la gran capacidad de crear miles de historias para hacerle ver a las personas que deben seguir creyendo. Por que a pesar de todo, yo creo, creo que él debe estar por algún lado, creo que nos vamos a encontrar, creo que voy a ser feliz, creo que el amor va a llegar a mi en algún momento, creo que me curará la miopía de mi corazón y creo que voy a tener una gran historia de amor que contar.
Son las cinco y cuarto de la tarde, sigue lloviendo en Cabildo y Juramento. Mi amigo está por llegar en cualquier momento a charlar un rato, pero mientras lo espero es lindo grabar en tinta algunos pensamientos.

sábado, 11 de septiembre de 2010

LOS PARAGUAS DEL DESTINO

Ella estaba cansada. Una semana de lluvia interminable la había puesto de mal humor. No podía comprender como el cielo era capaz de contener tanta agua y de dejarla caer toda junta. Era como si hubiera retenido la tristeza por mucho tiempo y ahora no pudiera parar.
A ella no le gustaban los días de lluvia. La ponían melancólica y de mal humor. Todas las escenas románticas de novelas, películas y libros ocurrían bajo una lluvia interminable donde dos almas se unen en un apasionado beso. Estaba cansada de eso, estaba enojada con que utilizaran ese estado meteorológico para identificar al amor, pero lo que más le molestaba era que a ella nunca le había pasado.
Cada vez que veía una lluvia interminable, fruncía el ceño y pensaba: ¿dónde está mi hombre bajo la lluvia?, ¿Cuándo será mi beso bajo la lluvia?
Ella se encontraba en un café, mirando caer la lluvia mientras disfrutaba un rico tostado con café con dulce de leche. Era ya el quinto día de lluvia y no soportaba más su mal humor y mucho menos su imaginación que volaba y volaba. Imaginaba momentos, galanes, lugares. Un “¿Compartirías tu paraguas conmigo?”, quizás un “Te ayudo con ese paraguas roto”, o directamente un “Besame bajo la lluvia” (un poco desesperado ese último, pero la imaginación es increíble y sobre todo es libre).
Terminó su café y su tostado, Termino de leer la última página del capítulo cinco de aquella novela que tanto le gustaba (donde no hay beso bajo a lluvia) y se preparó para salir. La lluvia aún no cesaba y su paraguas estaba listo para abrirse. Otra cosa que odiaba de los días de lluvia era mojarse los pies con las baldosas flojas y el hecho de que, aunque usaba un paraguas, los pantalones se le mojaban igual. El viento estaba soplando de manera infernal y eso hacía que el paraguas fuera más una complicación que una ayuda.
De pronto un fuerte viento sopló e hizo que se le volara el paraguas de las manos. La lluvia comenzó a caer sobre su pelo, con lo que amaba su pelo, definitivamente la lluvia se había convertido en su peor enemiga. Ahora si que no quería saber nada con ella. Comenzó a correr el paraguas para no seguirse mojando. “¡Ayuda!” gritaba, pero nadie se dignaba a ayudarla pues todos escondían la mirada debajo de su propio paraguas.
Ella corría y corría y el paraguas seguía volando. Tan inmersa estaba en atrapar su paraguas que se chocó con alguien. “¿Por qué no te fijas por donde vas?” Le dijo a él “Por tu culpa perdí mi paraguas”. Él comenzó a reírse y ella no entendía por que lo hacía. “Mil disculpas” le respondió él “no la vi por que me encontraba en el mismo dilema”. Ella miró hacia atrás y vio volando el paraguas de él, al igual que hizo él con el paraguas de ella. Ambos comenzaron a reírse y la lluvia comenzó a parar de a poco a medida que sus risas se apagaban.
Ella estaba hecha un desastre, toda mojada y con el maquillaje corrido; él no se quedaba atrás. Un rayo de sol salió entre las nubes y los iluminó.
Así fue como el destino de dos paraguas se cruzaron. Él y ella se habían encontrado bajo la lluvia, no había sido el encuentro romántico que hubieran imaginado, culminó con un apasionado beso bajo la lluvia como había soñado, pero era su encuentro y tan solo por eso era el más especial y romántico del mundo…

lunes, 6 de septiembre de 2010

Mi CORAZÓN Y SUS PAREDES

Frágil y vulnerable viajaba mi corazón de puerto en puerto
En busca de aquel príncipe tan anhelado
Pero al encontrar en cada puerto una pared de ladrillos
Se fue haciendo pesado hasta hundirse en el profundo mar
Poco a poco logro salir a flote, gracias a esos salvavidas amigables
Lo ayudaban a flotar hasta que solo logro hacerlo
Y se aventuró una vez más hacia algún puerto deseado.
Nuevas paredes aparecieron, nunca un puerto abierto
Nuevas paredes fue acumulando, pero ya no lograron ahogarlo
Esta vez era más fuerte, nadie pudo detenerlo.
Las paredes se acumulan y el tiempo va pasando
Ya no es tan fácil ir en busca de un nuevo puerto
El peso excesivo hace que le cueste más
Y que el esfuerzo no valga la pena.
Ahora esta a la deriva sin mapa que lo ayude
Desorientado con miles de paredes en sima
Si en algún momento llegara a un puerto sin querer
¿A caso verá a alguien a través de tanta paredes?
¿A caso podrá ser visto a través de ellas?
¿Existirá quien pueda romperlas una a una?
Y rescatar a mi corazón que se asfixia con miedo
Miedo a no poder ver a nadie jamás
Miedo de morir en soledad
Miedo a que ningún puerto quiera recibirlo
Miedo que al crecer va sumando una nueva pared
Paredes que ocultan mi corazón,
Paredes que no lo dejan ver tal cual es
Mi corazón grita desde esas paredes, grita en busca de un puerto
-¡Quiero un puerto! ¿Dónde estás?- Grita, pero solo yo lo oigo
Necesito a quien rompa esas paredes por que me asfixio
Necesito a un amor que me de energías
Mi combustible ilimitado que poco a poco empieza a apagarse
Quien logre tener las llaves de aquellas paredes
Quien recargue mi combustible
Quien logre darle aire a mi corazón
Dándome un beso que me deje sin respiración
Ese hombre es el puerto que yo estoy buscando.

sábado, 31 de julio de 2010

SIMPLES DESEOS

Hoy no es un día diferente a ningún otro, es un día más. Viernes a la madrugada, quizás debería decir sábado, pero sería lo mismo, nadie notaría la diferencia.
Recién terminé de ver una película. Tenía ganas de un poco de romance, pero al igual que el romance, me desilusionó, no era lo que esperaba.
Últimamente vago por las calles de Buenos Aires en busca de algo, algo que si pudiera conseguir por mi misma sería muy sencillo, pero no es así. Algo que necesito de otra persona, algo que me dan los libros, las novelas, las canciones, mis sueños, incluso me lo ofrecen algunas imágenes de esta ciudad que recorro, pero ninguna persona me lo brinda a mi: amor.
Viajo en subte, camino, converso y pienso ¿Esta no sería una buena situación para encontrar el amor? Mil veces imaginé simples situaciones en las que podría iniciarse un romance, nada difícil, quizás un “¿Este asiento está ocupado?”, “¿Nos conocemos de algún lado?”, “¿Hace frío no te parece?” “¿No viajamos en el mismo subte?”, cosas simples que llevan de una cosa a la otra y pueden hacer surgir el amor.
Vago por las calles de esta gran ciudad en busca de eso que parece tan simple y a la vez es tan complicado llamado amor. Pienso mucho en aquel momento en el que estaba enamorada, en lo feliz que era. Nunca voy a olvidar aquel 2006 donde todo parecía color rosa, no era un amor correspondido, pero ¿A quién le importaba eso? La manera como me sentía, la felicidad, las ganas de verlo, las ilusiones de hoy puede pasar algo, tan solo eso me hacían feliz. Cuando todo se derrumbó pensé que quizás podría ser lo mejor, pero hoy en día pienso que no es así. No volví a sentirme así y extraño esa felicidad.
Mi vida se siente aburrida, vacía, vivo entre libros de materias económicas, dibujos y canciones japonesas, número y papeles en el trabajo y mi imaginación que vuela libre en los momentos en los que estoy sola, en donde busca historias de amor que no existen, pero que podrían llegar a existir. Si apareciera alguien y me dijera esto… ¿Qué le respondería?... Quizás le respondería esto, o mejor le respondería esto… entonces quizás él reiría, sería lindo que riera, relaja las tensiones.
Un suspiro lleva a otro, no tengo mucho sueño, por que esta semana dormí bastante, quizás por que no tengo nadie que me quite el sueño. Extraño eso también, quedarme con los ojos abiertos en la oscuridad pensando en lo que podría pasar al otro día, dormirme con una sonrisa en los labios y soñar con él, despertar con esa misma sonrisa, pensando que quizás eso ocurra, pero sabiendo que lo probable sería que no.
Hace un tiempo hubiera pedido un amor que me abrazara, me acariciara, me besara y me dedicara hermosas palabras de amor; hoy necesito eso, pero me conformo con tener a alguien de quien desear esos gestos, nada más que eso, tener a alguien que me quite el sueño, alguien que me inspire sonetos, canciones, novelas… como en los viejos tiempos.
¿Será que hay algún alma despierta igual que yo deseando lo mismo? Espero que si, espero que viaje en subte, espero que suba y espero que, al encontrarse vacío el asiento de al lado se acerque y me pregunte “¿Me puedo sentar?”, para que yo le responda “Si, el asiento está vacío y podés ocuparlo”.

lunes, 3 de mayo de 2010

BESO TRAVIESO/// Capítulo 13: El mejor beso

-Francisco- Dijo Milagros sorprendida.
- Hola- Le dijo Francisco bajo el paraguas
- ¿Qué pasó? ¿Por qué estás bajo la lluvia?
- Te estaba esperando- Le dijo Francisco.
- ¿Esperándome?... ¿A mi?- Dijo Milagros confundida.
Francisco le dijo que volvieran a casa por que la lluvia empeoraba. Ninguno de los dos hablaba, iban bajo el mismo paraguas, pero como si fueran dos desconocidos. Por alguna razón Milagros sentía que Francisco estaba diferente. A mitad de camino, Francisco rompió el silencio.
- ¿Estabas con Lucas?
Milagros no respondió nada.
- Escuche que se te propuso- Dijo Francisco.
- Si, no todos me desprecian- Dijo Milagros irónica.
- ¿Y qué le respondiste?- Le preguntó mirándola de reojo.
- Eso no te importa- Le dijo Milagros enojada. ¿Por qué justo él le estaba haciendo esa pregunta?
- Supongo que no.
Ninguno de los dos dijo nada más hasta que Milagros rompió el silencio esta vez.
- Me voy a mudar- Le dijo a Francisco- Lo decidimos hoy con papá, así no voy a interferir con tu matrimonio. Quizás algún día me case con Lucas, le voy a ayudar a mi papá en el restaurante y todo va a estar bien ¿No te parece?- Le decía Milagros como creyendo realmente que eso era lo mejor- Vos te vas a casar con Chris y yo algún día con Lucas.
- ¿De verdad lo amás?- Le dijo Francisco de repente sin mirarla.
Milagros se sorprendió con esa pregunta y se paró en seco. La lluvia la mojaba, pero no se percataba, la pregunta había la había dejado anonadada.
- ¡Claro que si! Por que Lucas me ama desde siempre- Le dijo un poco enojada. Francisco se detuvo bajo el paraguas y ella aún seguía mojándose.
- ¿Y vos te enamorás de todas las personas que dicen amarte?- Le dijo Francisco de espaldas a ella también enojado.
- ¿Y qué tiene de malo eso?- Le gritó Milagros- ¡Estoy cansada de tantos años de amor no correspondido! ¿Por qué no te concentrás sólo en Chris? Olvidate de mi.
Francisco se dio vuelta.
- ¡Vos me amás a mi!- Le gritó- ¡No serás capaz de amar a nadie más!
Milagros se quedó muda y bajó la cabeza.
- ¿Por qué tenés tanta confianza en eso?- Le dijo sin creer sus propias palabras. Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos- ¡Es verdad! ¡Es como vos decís!- Gritaba Milagros llorando y sin percatarse de que Francisco se acercaba paso a paso- ¿Pero qué más hacer si no puedo evitarlo? Vos no me amás, ni siquiera te preocupás por mi.
De repente una mano suave tocó su mejilla y, antes de que pudiera reaccionar, esos labios que le habían dado aquel beso travieso en su graduación volvieron a hacerse sentir, pero de una manera muy distinta, esta vez transmitían calor, transmitían amor. ¿La lluvia? La lluvia no se sentía, ni las gotas, ni los truenos, ni el viento existían en ese momento. Milagros y Francisco, empapados hasta la médula, se besaban mientras él la abrazaba fuertemente.
- Es por tu culpa que yo…- Atinó a decir Milagros cuando él dejó de besarla. Pero no pudo decir nada más por que Francisco la atrapó en un fuerte abrazo.
- No me vuelvas a decir que amás a otro hombre- Le susurró al oído.
Milagros no entendía nada, sólo que uno de los sueños más anhelados de su vida se estaba haciendo realidad y ella no podía detener el tiempo para disfrutarlo.
- Es la segunda vez- Dijo bajito Milagros aún abrazada a Francisco.
- ¿Qué?- Dijo Francisco también bajito.
- Que me besás.
- En realidad es la tercera- Le dijo Francisco mirándola a los ojos, pero si sacar su mano de la cabeza de Milagros.
- Pero… ¿Cómo?
Francisco no le respondió. Le dio un beso en la mejilla y le dijo:
- Ya no tenés que contar más- Y volvió a abrazarla.
Milagros no entendía nada de lo que pasaba. ¿Acaso estaba soñando? Si era así no quería despertar jamás.
De repente, Francisco se separó y la tomó de la mano.
-Vamos a casa- Le dijo y se la llevó corriendo.
Milagros seguía sin entender nada, pero lo seguiría hasta donde fuera. El paraguas, único testigo de esa escena de amor, quedó allí tirado. La lluvia seguía, pero a ellos no les importó.
Mientras tanto, en la casa de la familia Ramos, Alberto intentaba explicarles a Norma y a Marcos que Milagros y él se mudarían lo antes posible. Milagros no podía seguir sufriendo de esa manera.
- Pero, ¿Tienen que irse?- Le decía Norma muy triste. Ya había pasado por eso una vez.
- Si, Mili y yo lo decidimos juntos. SI nos quedamos vamos a ser un estorbo.
- Eso no es verdad- Le decía Norma herida.
De golpe la puerta se abrió y aparecieron Francisco y Milagros totalmente empapados y tomados de la mano. Norma inmediatamente corrió a buscar unas toallas mientras Francisco caminaba hacia Alberto con Milagros tomada de la mano sin entender mucho lo que Francisco se proponía.
- Alberto, tenemos que hablar- Le dijo Francisco muy serio.
- Si, ¿Qué pasa?- Le contestó Alberto un poco sorprendido por la seriedad que mostraba Francisco.
- Dejame casarme con Milagros.
Todos gritaron un ¡¿QUÉ?! a coro. Fue tanta la sorpresa que a Norma se le cayeron las toallas. Milagros tampoco se lo esperaba, no pudo gritar por que esas cuatro palabras le zumbaron en la cabeza y estaban rebotando sin dejarla conectarse con la realidad.
- ¿Lo estás diciendo de verdad?- Le dijo Norma sin poder creerlo.
- Si, finalmente me di cuenta de que amo a Milagros. Obviamente no va a ser inmediatamente, nos casaríamos después de graduarnos. Además necesito tiempo para explicárselo a Chris, pero no puedo imaginar un futuro con otra persona que no sea Milagros.
Milagros lo escuchaba incrédula, todavía no lograba descifrar si todo eso era un sueño o la realidad.
- Alberto- Dijo Francisco mirándolo serio- ¿Nos vas a dar tu bendición?
- Francisco- Dijo Alberto reflexionando- Ella no sabe hacer nada bien.
- Si, lo sé- dijo Francisco.
- No es muy lista.
- Si, lo sé.
- No sabe cocinar.
- Si, lo sé.
Milagros veía como los dos hombres más importantes de su vida destrozaban su autoestima, menos mal que la querían.
- Siempre comete errores por sacar conclusiones precipitadas.
- Si, lo sé.
- Pero es alegre, tiene gran voluntad, es decidida y adorable.
- Si, lo sé- Dijo Francisco sonriendo.
- Francisco, cuidá bien de Milagros- Dijo Alberto sonriendo.
- Si, lo voy a hacer- Y luego se dedico a su futura esposa- Mili ¿Puedo hacerlo?
- Si- Dijo ella diciendo la primera palabra después de todo ese loquero.
Norma abrazó fuerte a Milagros. Estaba eufórica de alegría, no podía creer que todo eso estuviera siendo real.
- ¡Bien dicho Fran!, ¿Sabés cuanto tiempo estuve esperando este momento?- Decía Norma aún abrazando a su nueva nuera- Felicidades Mili- De repente la soltó- ¡El video! Tengo que filmar esto- Dijo y se fue a buscar la videocámara, era uno de esos momentos invaluables que valía la pena filmar.
Milagros miraba todo a su alrededor. Su cabeza estaba en blanco. Aún no podía descifrar si eso era un sueño o si era la realidad. ¿Francisco se quería casar con ella?
- ¿Mili?- Dijo Francisco mientras atajaba a su novia que se desvanecía en el piso.
La noticia había sido demasiado para ella y todo había sido muy rápido.
Esa noche, antes de irse a dormir los enamorados se encontraron en el pasillo.
- ¿Ya estás mejor?- Le dijo Francisco preocupado.
- S… si- Dijo Milagros sin mirarlo a los ojos.
- Bueno, entonces me voy a dormir.
Algo se lo impidió, quizás la razón era que una mano tiraba de su pijama.
- ¿Qué pasa?- Le dijo Francisco al ver a Milagros tomada de su camisa pijama.
- Es que siento que si te vas a tu habitación, en la mañana vas a volver a ser el Francisco de siempre.
- ¿Entonces querés que duerma en tu habitación?
- ¡No me refería a eso!- Dijo Milagros escandalizada y colorada.
- Claro que no, además todos en la casa estarían escuchando qué pasa- Dijo Francisco mirando para el otro lado.
- ¿De verdad querés estar conmigo?- Le preguntó Milagros aún incrédula.
- Si- dijo Francisco sonriéndole- Creo que me convertiste en un masoquista.
- ¡Te amo Francisco!
- Si, eso lo sé muy bien- Le contestó aún sonriéndole con ternura.
- Pero… no pensé que vos también me amaras- Le dijo Milagros sin darse cuenta de que todavía estaba agarrada del pijama de él.
- Sólo me rendí ante vos- Le dijo y la abrazó fuerte y le susurró al oído- Te amo.
Milagros terminó por creer que estaba en la realidad, en la dulce e increíble realidad y lo abrazó.
A unos metros de allí, detrás del pasillo, una cámara captaba la escena a la perfección.
- Mamá, ¿Podés terminar con eso?- Dijo Marcos bajito.
- Pero mirá que buena toma tengo- Dijo Norma concentrada en filmarlo todo.
Ambos se separaron y fueron cada uno a su habitación, el día siguiente sería largo y lleno de explicaciones para muchas personas.
Al primero que fueron a ver fue Franco. Francisco debía explicarle lo de la entrevista de matrimonio y la confusión que tuvo entre el deber de las responsabilidades y el deber del corazón.
- Lidiaré yo mismo con la entrevista de matrimonio así que…
- No te preocupes por eso- Le dijo Franco- No te preocupes por mi o por la empresa y Mili, cuidá bien de él.
- Si, así lo haré- Dijo Milagros sonriendo a Franco y luego a Francisco.
Una vez que resolvieron ese tema con Franco, Milagros se encontró con sus amigas en la cafetería de la facultad quienes no podían creer lo que había pasado.
- ¿Te vas a casar con Francisco Ramos?- Dijeron las dos a coro.
- ¿Comiste algo raro?- Le dijo Mariela.
- Ya estoy cansada de tus bromas- Dijo Jimena.
- Que malas, es la verdad- Dijo Milagros tratando de ponerse seria.
- ¿En serio?- Dijo Mariela.
- Bueno, no de inmediato, pero quizás después de la graduación.
- No puedo creerlo- Dijo Mariela.
- ¡Los milagros existen!- Dijo Jimena.
- ¿Cómo derretiste su corazón de hielo?- Dijo Mariela.
- Bueno, podés lograr cualquier cosa si te esforzás en ello- Dijo Milagros un poco avergonzada.
- Te voy a hacer mi modelo de esperanza en la vida- Dijo Jimena.
- Felicidades- Le dijeron ambas abrazándola.
- Pero está el tema de la prometida de Francisco- Dijo Mariela.
- Y también está Lucas- Dijo Jimena.
Milagros se entristeció un poco.
- Francisco se va a encargar de decírselo a Christine, y… yo me tengo que encargar de decírselo a Lucas.
Unas chicas que estaban sentadas cerca de ellas escucharon la conversación y sin darse cuenta se pusieron a comentar el tema cerca de uno de los chicos de la cafetería, y menos se dieron cuenta que ese chico de la cafetería era el que le había preguntado a Milagros si quería ser su novia.
Mientras tanto, Francisco se encontró con Christine y le explicó la situación.
- ¿No podés casarte?- Dijo Christine.
- No espero que me perdones, pero no puedo engañarme más a mi mismo.
- Es Milagros ¿No?
Francisco asintió con la cabeza.
- Creo que fui egoísta- Le dijo Francisco- Creo que es natural que la culpa sea mia.
- Sos muy honesto Francisco, que envidia- Christine miraba por la ventana a los chicos que jugaban en el parque- No te preocupes yo voy a hablar con mi papá.
Christine se levantó y Francisco hizo lo mismo.
- Estoy muy feliz de haberte conocido, Bye Bye.- Dijo y se fue.
Unas horas más tarde, Milagros estaba en el restaurante de su papá, donde Lucas estaba ordenando las cosas para esa noche. Esa era la persona a la que más le costaba contarle esa buena noticia por que sabía que no sería una buena noticia para él. Lucas siempre había sido su amigo y no quería lastimarlo, pero tampoco podía negar el amor que sentía por Francisco y menos ahora que él la había correspondido.
- Lucas- Dijo Milagros por fin.
- ¡Ay, estoy muy ocupado!- Dijo Lucas evitando a Milagros pues sabía lo que iba a escuchar.
- Lucas, tenemos que hablar- Le dijo Milagros juntando valor.
- Disculpame, pero estoy muy ocupado. Tengo las manos ocupadas- Le dijo de espaldas a ella.- Quizás la próxima vez.
- Si querés yo sigo- Dijo un compañero que estaba escuchando lo que pasaba.
- ¡No te pedí ayuda!- Le gritó Lucas al pobre hombre que salió corriendo- Mili, ¿Podrías irte a casa por favor?
- Lucas- Dijo una voz masculina.
- ¡Francisco!- Dijo Milagros asustada.
- Tenemos que hablar- Dijo Francisco serio.
- ¡No tengo nada que hablar con vos! Váyanse y déjenme trabajar tranquilo- Dijo Lucas enojado.
- Lucas, planeo quedarme con Milagros- Dijo Francisco sin anestesia y tomando a Milagros por los hombros.- Sé que es malo para vos recibir esta noticia, pero planeo casarme con ella.
- ¡No digas cosas estúpidas!- Dijo Lucas dándose vuelta- ¡Siempre fuiste frío con Mili, es muy tarde para que digas algo así! ¡No lo voy a permitir! Soy devoto de Mili desde siempre…
- Lucas- Dijo Milagros- Lucas, disculpame. Después de todo… yo amo a Francisco.
- Ya lo sé- Dijo Lucas- No importa si no lo permito. Después de todo siempre estuviste enamorada de él. La verdad que sos muy mala para elegir a los hombres. No me importa si te arrepentís después.
- Lucas- Dijo Milagros.
- ¡Francisco, cuidá bien de ella! ¡No la hagas llorar ni un poco por que te juro que voy a estar alerta!- Le advirtió con lágrimas en los ojos, pero sin llorar.
- Si, lo sé muy bien- Dijo Francisco.
- Lucas, Gracias- Dijo Milagros contenta.
Lucas los sacó del restaurante con la excusa de que debía seguir trabajando y ellos se fueron.
- Lucas, fuiste muy fuerte- Dijeron sus compañeros cuando la pareja se fue, pero se encontraron con un Lucas destrozado, llorando.
Todos lo abrazaron y lo consolaron, incluso Alberto que presenció la escena desde la cocina.
- Jefe- Dijo Lucas mientras Alberto lo consolaba- Quería decirle suegro.
Milagros y Francisco partieron hacia su casa. Había sido un largo día.
- Si que herimos a muchas personas- Dijo Milagros un poco triste.
- No podríamos haber logrado lo que queremos si nos seguíamos preocupando por eso ¿No?- Le contestó Francisco.- Teníamos que superarlo.
- Si, pero…
- Bueno, tampoco sabemos lo que nos depara el futuro- Dijo Francisco para cambiar de tema.
- ¿Qué?- Dijo Milagros. Lo único que faltaba era que se arrepintiera.
Volvieron discutiendo, él la peleaba para hacerla distraer. Ya no podía negarlo, le encantaba verla enojada, le transmitía una ternura que le resultaba irresistible.
Cuando llegaron a su casa encontraron a Norma hablando por teléfono muy preocupada. Al parecer Franco se había ido del hospital y no sabían donde estaba.
Luego de averiguar un poco, descubrieron que Franco había ido a hablar con el señor Robbins, el papá de Christine.
- Realmente lo siento- Decía Franco, que se sentía bien, pero aún no estaba totalmente recuperado- Francisco actuó por su cuenta. Si hubiera algo que pudiera compensar lo que sucedió.
- Lo escuché de mi hija- Dijo el señor Robbins con su acento inglés al hablar español- Señor Ramos ¿Usted quiere el préstamo de mi banco o no?
- Si, pero…
- ¿Qué es lo que no le gusta de Chris? ¿Qué es lo que le falta?
- No le falta nada- Dijo una nueva voz.
Los dos hombres miraron hacia la puerta y allí estaba Francisco.
- Francisco ¿Por qué estás acá?- Dijo su padre.
- Chris es una chica perfecta- Dijo Francisco dirigiéndose al señor Robbins.
- Entonces ¿Por qué no te vas a casar con ella?
- Mi explicación quizás esté llena de defectos, pero hay una chica a la que amo más que a Chris.
Milagros espiaba la escena desde la puerta y no creía las palabras de Francisco.
- Entiendo las consecuencias de rechazar la propuesta de matrimonio, así como las cosas en contra de mi padre- Dijo Francisco muy serio.- Sin embargo, si engaño mis sentimientos y me caso con Chris, no sólo la estaré traicionando a ella, sino a mi mismo. Nadie estaría feliz si hiciera algo así.
- ¡Mil disculpas!- Dijo Milagros de repente precipitándose a la sala corriendo- Sé que estoy siendo egoísta. Soy una persona horrible por herir a otros. Pero, no puedo rendirme. Siempre he amado a Francisco, siempre. Es por eso que ¡Realmente lo siento!
- Lo sentimos- Dijo Francisco.
- No hay razón para disculparse- Dijo Christine desde un sector de la habitación- Para ser honesta yo tampoco quería casarme. Es por eso que me sentí aliviada cuando Fran rechazó la propuesta.
- Christine, volvé a tu habitación, este no es…- Dijo el señor. Robbins en inglés.
- Papá- Interrumpió Christine también en inglés y luego en español para que todos entendieran- Estoy enamorada de alguien más. Por fin conocí al hombre con quien estoy destinada a estar para toda la vida.
- ¿De qué estás hablando?- Dijo el señor Robbins en inglés.
- Elegí por mi misma a mi pareja papá- Dijo Christine en inglés para que su papá pudiera entender más fácil- ¡Esto no es de tu incumbencia!- Luego se dirigió a Milagros y Francisco- Fran, Mili, espero que encuentren la felicidad. Yo también encontraré el amor.
Luego de eso, Milagros y Francisco se encargaron de llevar a Franco al hospital y Norma se disculpó con los médicos por el comportamiento de su marido. Los tres volvieron a casa, después de un largo día.
Al otro día, un mensaje llegó al celular de Francisco, era de Chris, lo cual sorprendió a Milagros. Lo que la sorprendió más y también lo sorprendió a él fue que el mensaje era para ella. Christine le pedía a Milagros si se podían encontrar en la cafetería de la facultad por un tema muy importante.
Como Christine le caía bien y le daba mucha intriga lo que pudiera llegar a decirle, Milagros fue y se encontró con una noticia sorprendente.
- Necesitaba darte las gracias- Le dijo Christine.
- ¿A mi?- Dijo Milagros sorprendida.
- Si, por que antes me parecía normal hacer todo lo que mi padre me decía. Pero después de verte a vos y a Francisco me di cuenta de que nosotros mismos tenemos que elegir nuestro camino en la vida.
- No, de nada- Le dijo Milagros sintiendo mucha ternura por ella- y decime ¿Qué clase de chico es el que te gusta?
- Es un hombre apuesto y sexy. La verdad no me gustan mucho los chicos como Fran.
- ¿Qué?- Dijo Milagros un poco ofendida de que llamaran a su novio (si, su novio) feo.
- Es difícil decirlo por que es la persona que vos elegiste, pero la verdad que tenés mal gusto en cuanto a hombres- Le dijo Christine muy crítica y seria.
De repente, los ojos de Christine se iluminaron y una sonrisa se formó en su rostro al ver a alguien detrás de ellas. Milagros miró para atrás pero no vio a nadie lindo ni sexy, sólo a Lucas cargando unas cajas desde el almacén.
- Es tan apuesto y sexy ¿No te parece?- Dijo Christine sonrojada.
Milagros no podía creer lo que sus ojos veían y sus oídos escuchaban.
- No me digas que el chico que te gusta es…
- Lucas es el hombre más apuesto del planeta ¿O no?
Milagros miró a Lucas, que justo en ese momento se tropezó con cajas y todo, y trataba de entender qué era lo que veía Christine en él. Pero sobre gustos…
Christine se levantó y corrió hacia el mostrador donde Lucas cortaba unas verduras.
- ¡Lucas!- Gritó Christine eufórica.
- ¿Qué hacés acá devuelta?
- Si, vine devuelta- Le dijo ella mirándolo embelesada.
- ¿Qué vas a pedir?- Le dijo él como si fuera cualquier persona de todo el universo.
- Un Lucas por favor- Dijo Christine muy directa, pero Lucas no entendió la indirecta súper directa.
- No entiendo las bromas inglesas- Le dijo serio.
- ¡No es una broma!- Le dijo Christine- Lucas, casate conmigo.
Lucas se quedó sorprendido, pero lo tomó como una broma.
Esa noche, Franco volvió a su casa. Le prepararon una gran fiesta de bienvenida. Había muchas cosas que festejar últimamente, así que festejaron todo al mismo tiempo.
- Tenés que cuidarte, Franco, todavía te estás recuperando- Le dijo su amigo de la infancia.
- Me temo que no va a poder ser posible, con mi internación se acumuló mucho trabajo en la oficina.
- Yo te voy a ayudar- Le dijo Francisco sorprendiendo a todos.
- ¿Y qué hay de la facultad?- Dijo Norma preocupada.
- No voy a ser médico. Me voy a dedicar a ayudar a papá. Como me dio la bendición para casarme con Mili, me parece que lo justo es que lo ayude.
Franco suspiró y luego dijo:
- Francisco, no pienses así de mi. Podés hacer lo que vos decidas. Yo me voy a encargar de sacar la empresa adelante.
- Pero…- Dijo Francisco.
- Yo me voy a hacer cargo de la compañía de papá- Dijo Marcos de repente.
- ¿Hacerte cargo? Pero todavía estás en primaria Marcos- Le dijo Milagros.
- Tonta, estoy hablando del futuro. Papá va a tener que aguantar hasta que yo pueda hacerme cargo. Así que Fran convertite en doctor así podés ayudar a los que sufren como Juani.
- No es ser egoísta- Le dijo Milagros a Francisco- Estoy segura de que mucha gente necesita tu ayuda.
- ¿Seguro que puedo?- Le preguntó una vez más Francisco a su papá.
- Si, un hombre no debe dejar que nada se interponga en su camino.
- Entonces, lo voy a hacer. Voy a convertirme en doctor.
- Ay, cuantos hombres maravillosos- Dijo Norma contenta- Ah, cierto, dejen el domingo de dentro de dos semanas libre por favor.
- ¿Por qué?- Dijeron todos.
- Por que va a ser la boda de Fran y Mili.
Todos saltaron de sus asientos, especialmente Francisco que no entendía de qué hablaba su mamá.
- ¿Qué clase de broma es?- Dijo Francisco enojado.
- Las cosas buenas hay que hacerlas rápido- Dijo Norma- Además, si esperamos a que te gradúes, te podés llegar a arrepentir.
- Eso podría pasar- Dijo Marcos.
- Así que ya reservé el salón con la tarjeta de tu papá. ¡Ay Mili! tenemos que empezar el tratamiento de belleza para estar divinas para ese día.
Todos miraba a Norma sorprendidos, no podían creer cual en serio tomaba las cosas.
- Tenemos que elegir el vestido, hacer la lista de invitados- decía Norma mientras los demás la observaban- ¡Vamos a estar muy ocupados!
Dos semanas después, el gran día había llegado. Nadie entendía como una pareja podía decidir en dos semanas casarse. Pero la realidad era que Milagros hacía mucho tiempo que amaba a Francisco y él la conocía tal como era, así que si se amaban así, lo mismo sería dentro de unos años. Además, cómo convencer a Norma de suspender esa locura.
Milagros ya estaba lista. Nerviosa esperando para entrar. Con ella estaban Norma, Marcos y Franco y fuera, esperándola para entrar, estaba Alberto.
- Me estoy empezando a poner nerviosa- Dijo Milagros.
- No vayas a arruinar tus votos matrimoniales- Le advirtió Marcos.
- Ay, no había pensado en eso- Dijo Milagros poniéndose más nerviosa.
- Milagros- Dijo Marcos con una sonrisa maliciosa- Para celebrar tu boda, te voy a contar algo realmente bueno.
Milagros llena de intriga, acercó su oído hacía su cuñado que le susurró:
- Aquella vez en Villa Romance…
- ¡QUÉ!-Gritó Milagros de una manera que toda la iglesia la escuchó.
Mientras tanto, el novio la esperaba en el altar. Parecía un poco enojado o nervioso o ambas. Pero todo desapareció cuando la novia entró.
Milagros se veía hermosa, incluso parecía más adulta. Francisco se quedó sorprendido al verla y la recibió con una sonrisa.
- Francisco, por favor cuidá de Mili- Le dijo Alberto.
- Si- Le dijo Francisco sonriendo.
Mientras el padre hablaba, Milagro no pudo quedarse muda.
- Francisco, ¿Estás enojado?
- Bueno, esto surgió sin mi consentimiento, pero ya que estás tan hermosa no me importa.
- Francisco Ramos- Dijo el padre- ¿Tomás a Milagros Pasos en la salud y en la enfermedad, para amarla y respetarla, para que sea tu legítima esposa?
- Si, acepto- Dijo Francisco si basilar.
“Soy la novia de Francisco” Pensaba Milagros “Seré la esposa de Francisco, a quien realmente admiro”
- ¿… como tu legítimo esposo?
Milagros no contestaba pues soñaba despierta.
- Hey- La codeó Francisco.
- ¿Eh? Ah. Si, acepto- Dijo Milagros despertando de repente.
- Ahora el intercambio de los anillos- Dijo el padre.
Francisco, una vez más, lo hizo perfectamente. Milagros, por su parte, volvió a equivocarse.
- Esa es mi mano derecha- La retó- dejá de dormir despierta.
Milagros corrigió su error, pero había algo que tenía que decirle:
- Decime una cosa Francisco.
- ¿Qué?
- Me amás desde hace mucho tiempo ¿No?
- ¿De dónde sacaste ese tipo de conclusión?- Dijo enojado.
- Lo saqué de Marcos. El segundo beso fue en Villa Romance ¿O no?- Dijo Milagros con una mirada de astucia.
- Voy a matar a ese niño- Dijo Francisco mirando a su hermano.
- También estabas loco por mi ¿No?- Dijo Milagros tan contenta que lo abrazó del cuello y lo besó, tomándolo por sorpresa.
Todos los invitados también quedaron sorprendidos.
- Mili si que tiene coraje- Dijo Jimena.
- Bien hecho- Dijo Mariela sonriendo.
- Te lo merecés- Le dijo Milagros.
- Me atrapaste- Le dijo Francisco cuando salió de la sorpresa.
Salieron de la iglesia y todos los aplaudieron. Era el día más feliz de la vida de Milagros, el día que tanto había soñado. Por su mente pasaron todos aquellos momentos que habían ocurrido desde aquella loca carta de amor rechazada: el examen de los cincuenta mejores, la carrera de postas, cuando Francisco la salvó del agua, cuando fue el maestro de toda su clase y le confesó su incertidumbre por el futuro, la foto fallida de navidad, las vacaciones en villa romances, su apendicitis, cuando Marcos se enfermó y él la consoló, conocer a Christine, que Francisco le confiara sus ganas de ser médico, su ida de la casa de los Ramos, su regreso a la casa de los Ramos, cuando Francisco le dijo que le hacía la vida emocionante, su regalo de San Valentín fallido y sobre todo aquel beso travieso en el día de su graduación que hizo que su mundo cambiara y, más que eso, aquella confesión bajo la lluvia que convirtió su vida de sueños en su hermosa realidad. “Ahora que lo pienso” pensaba Milagros “fue un largo camino. Hubo días en los que también lloré, pero los días que pasé con Francisco fueron muy lindos a pesar de cómo me molestaba”
- Vamos a estar siempre juntos ¿No?- Le preguntó a su marido.
- Siempre- Le dijo él sonriendo.

Pero no termina aquí, La historia de Milagros y Francisco continúa. ¿Qué pasará con Christine y con Lucas? ¿Se convertirá en médico Francisco? ¿Cómo será la vida de casados de nuestra pareja dispareja? Estas incógnitas se revelarán además de nuevas aventuras como un hombre nuevo en la vida de Milagros, un cambio de carrera de ella, Francisco conocerá que existen sentimientos que no pensaba que existían, nuevos personajes y un final, el verdadero final, increíblemente adorable y que hará que Milagros nos demuestre a todos que nada ni nadie es imposible.

jueves, 4 de marzo de 2010

BESO TRAVIESO/// Capítulo 12: Periodo de amor

Milagros estaba en su cama, lo único que podía hacer era pensar en lo que había ocurrido ese día y en la repentina pregunta de Lucas: “¿Querés ser mi novia?”. Todavía no le había dado una respuesta, pero cómo pretendía una respuesta si se lo había preguntado de manera tan repentina. Milagros miraba la foto de ella con Francisco y luego el reloj. Era la una y cinco y él todavía no había vuelto. “¿Estarán tomados de la mano en este momento?” pensaba Milagros “¿Estarán besándose o algo así?”. Su cabeza era un desastre total, entre proposiciones inesperadas y pensamientos dolorosos.
Por su parte, Norma estaba en la puerta, enojada como nunca, esperando la llegada de su hijo mayor, el cual estaba llegando tarde a su casa. Norma iba de un lado para el otro con el ceño fruncido y murmurando palabras que nadie entendía hasta que la puerta se abrió.
- Ya llegué- Dijo Francisco como si fueran las tres de la tarde.
- ¡Llegas tarde!- Le dijo Norma enojada.
- ¿Qué es esa increíble mirada?- Le dijo Francisco que jamás había escuchado esas palabras de la boca de su mamá.
- Lo escuché de Andrade- Le dijo sin dar vueltas- ¿Qué crees que estás haciendo asistiendo a esa entrevista de matrimonio? Ni siquiera nos lo dijiste a nosotros ¿Qué estás pensando?
Milagros escuchaba la conversación desde el pasillo de arriba.
- Incluso papá está enojado- Prosiguió Norma- Dice que no recuerda haberte pedido eso.
- No lo hago por papá- Dijo Francisco comenzando a subir las escaleras.
- ¡No mientas!- Le gritó su mamá- Estás tratando de sacrificarte por la compañía.
- Te equivocás- Le dijo Francisco dándose vuelta.
- Entonces ¿Por qué?
- Ella me gusta- Le dijo Francisco, lo que sorprendió a Norma y Milagros que escuchaba desde arriba- Esa es una razón legítima ¿No?- Y comenzó a subir las escaleras.
Cuando Milagros escuchó que subía quiso correr a su habitación, pero Francisco fue más rápido. No le quedó otra que darse vuelta y enfrentarlo.
- Hola- Le dijo- Llegás tarde.
- Pensé que vos también ibas a volver tarde esta noche- Le dijo Francisco caminando a su habitación.- Ustedes dos también se estaban llevando muy bien.
- ¡No es eso!- Le dijo avergonzada, pero después se retracto y cuando continuó hablando, Francisco se detuvo- Es verdad. Lucas es divertido, amable y no dice cosas crueles como cierta persona.
- Entonces eso es bueno- Le dijo Francisco y luego entró a su habitación.
Milagros apoyó la cabeza en la pared del pasillo. Francisco no podía ser tan idiota.
Al otro día Milagros tuvo que ir a rendir un final a la facultad y allí les contó a sus amigas la noticia de Lucas.
- ¿Se te propuso?- Le dijo Jimena sorprendida- ¿Y qué le respondiste?
- No sé, me gusta Lucas, pero como amigo- Dijo Milagros triste.
- Pero francamente- Dijo Mariela- creo que Lucas es mejor partido para vos que Francisco.
- Aparte Francisco tiene novia ahora- Le dijo Jimena.
- Pensá en Lucas seriamente- Le dijo Mariela- Él siempre ha tenido sentimientos por vos a pesar de todo y como vos también tenés una relación no correspondida con Francisco, sabés bien como se siente eso.
Las palabras de sus amigas le resonaban en la cabeza. Mariela tenía razón, pero no podía hacer nada con sus sentimientos por Francisco.
Al salir del examen, por ir pesando en sus problemas, chocó con un chico que le hizo tirar su bolso y sus cosas cayeron al piso. Milagros se agachó a levantarlas.
- Take this- Dijo una voz que Milagros no conocía.
Era Christine dándole su celular ¿Qué estaba haciendo ahí? Y ¿por qué debía ser tan amable?
-Gracias- Dijo Milagros tomando su celular y levantándose para saludarla.- ¿Qué hacés por acá?
- Francisco me trajo a recorrer.- Dijo amablemente Christine señalando a Francisco que se acercaba.
- Francisco- Dijo Milagros sorprendida.
- Pero… ¿Qué estás haciendo?- Le dijo Francisco viendo sus cosas en el piso tiradas, las cuales Milagros recogió rápidamente.
- Vamos a ir a almorzar ¿Querés venir con nosotros?- La invitó Christine.
Milagros dudó.
- Dale, vení ¿Está bien Fran?- Le dijo Christine sonriendo.
- Seguro- Le contesto Francisco sonriéndole.
Milagros se sentía un poco incómoda, pero no les podía decir que no.
Fueron a la cafetería y vieron a Lucas trabajando.
- ¡Lucas!- Gritó melodiosamente Christine, lo que llamó la atención de Lucas que se sorprendió al ver a Milagros con Francisco y Christine.
Toda la mañana había estado distraído pensando en la respuesta de Milagros. El verla ahí lo llenaba de ánimos y de ansias, pero no quería aturdirla desde un principio.
Mientas Christine decidía que pedir, Francisco se sentó en una mesa y Milagros se puso a charlar con Lucas.
- ¿Qué pasa?- Le dijo Lucas, señalándole a Christine.
- Quiso ver como era donde estudiamos el año pasado y Francisco la trajo- Le dijo Milagros en voz baja.
- ¿Y por qué estás con ellos?
- De casualidad.
- Lucas quiero tarta de jamón y queso por favor- Dijo Christine con una sonrisa.
Lucas se puso tras el mostrador y le dio dos porciones grandes de tarta de jamón y queso.
- ¿Le podrías dar cuchillo y tenedor?- Le dijo Milagros a Lucas por que quizás Christine no estaría acostumbrada.
- La tarta es mejor si la comés sin cubiertos- Contestó Lucas.
- ¿O sea que cambia de sabor según como la comas?- Dijo Christine sorprendida.
- SI, cada platillo tiene su manera óptima de comerlo- Dijo Lucas serio.
- Es increíble tener orgullo en lo que uno hace- Le dijo Christine- Entonces lo como con la mano- Y se fue a sentar.
Milagros la miraba, realmente era una chica agradable y merecía a Francisco. Por otro lado Lucas se moría de los nervios.
- Mili- Dijo avergonzado.- Sobre lo de ayer…
- Chris si que es una chica agradable ¿No?- Dijo Milagros sin darse cuenta de que Lucas le había dicho algo.
Lucas comprendió que ese no era el momento, que en ese momento lo que Milagros necesitaba era que le pongan una sonrisa en el rostro.
- Bueno, bueno. ¿Vos también querés tarta de jamón y queso? Está buenísima.
- Si- Dijo Milagros sonriendo- quiero que me des la porción más grande.
Francisco escuchaba la ruidosa conversación desde la mesa. No decía ni miraba nada, pero sus ojos decían cosas.
Luego del almuerzo, Francisco quiso llevar a Christine a su casa. Milagros se alarmó un poco, pero Francisco quería presentársela a Norma.
- ¿Te parece que está bien que la lleves? ¿Qué va a pensar sobre que vivimos juntos?- Le dijo Milagros bajito a Francisco.
- Nos acompañas ¿No Mili? Ya que vos sos la hueste de Francisco- Dijo Christine.
- No es hueste, es huésped- La corrigió Francisco riendo.
Si, eso era para él, una simple huésped. No era algo que pudiera incomodar a Christine por que nada ocurría entre ellos.
Llegaron a la casa de los Ramos y Francisco le presentó a Christine a Marcos. Marcos se sonrojó por que Christine era muy hermosa y eso le dio ternura a Milagros.
- ¿Dónde está mamá?- dijo Francisco a su hermano.
- Está arriba, pronto bajará supongo.
Un momento de vacío se hizo y Milagros quiso llenarlo.
- Norma es una persona muy divertida- Le dijo a Christine- Pronto se llevarán re bien.
Milagros no terminó de pronunciar estas palabras cuando la puerta del living se abrió. La que entró por esa puerta no era Norma, era una extraña que había tomado la forma de ella, pero con un carácter de suegra malhumorada. Caminaba seria, con las cejas fruncidas y los brazos cruzados. Con el ceño fruncido que asustó a Milagros, Norma se presentó:
- Buenas tardes, soy Norma la madre de Francisco.
- Ella es Christine Robbins- Dijo Francisco.
- Un placer señora- Dijo Christine
Norma seguía con esa mirada extraña en su rostro y Milagros sospechaba lo que estaba haciendo. Norma miró sobre la mesa ratona y vio una torta grande y alta.
- Trajiste una torta- Le dijo Norma a Christine- No tendrías que haberte molestado. Pero desgraciadamente a Francisco no le gustan las tortas por que le empalagan.
Francisco la miró entendiendo lo que se proponía.
- Norma yo…- Quiso interrumpirla Milagros, pero Norma continuó.
- Bueno supongo que no puede evitarse ya que ustedes no se conocen bien- Dijo Norma y luego se río de manera extraña y perversa.
- Se equivoca- Le dijo al oído Milagros lo que hizo que Norma reaccionara- Yo compré eso para usted.
- Yo traje tarta de ricota- Dijo Christine- Escuché que esta era la única torta que toleraba.
- Disculpá las molestias- Le dijo Francisco avergonzado de su madre.
Norma estaba que hervía, no podía ser tan perfecta como parecía.
Un rato después, Norma trajo café a la mesita ratona y abrieron la torta de ricota. Un momento de silencio se hizo: Norma estaba seria y con los brazos cruzados, Marcos leía, Francisco no decía nada, Christine estaba nerviosa y Milagros no sabía qué hacer para que la situación mejore.
- Chris esta torta está buenísima- Dijo Milagros para decir algo y comió un pedazo con la mano tirando la mitad de las migas sobre su pollera.
En cambio, Christine tomó la cuchara del café, partió la torta y la comió sin tirar una miguita.
- Como lo esperaba de una noble, sos muy refinada- Le dijo Milagros halagándola.
- Podrías decir que está desaprovechando su juventud- Dijo Norma sin mirarla, lo que puso el ambiente un poco tenso y que hizo que Francisco le dedicara una mirada asesina a su madre.
- Pero Chris es una chica muy activa a pesar de lo que aparenta. Antes mencionó que le gustan los deportes- Dijo Milagros en su defensa.
- Si, montar a caballo, jugar al golf, y recientemente empecé tenis.- Dijo para completar lo que dijo Milagros.
- Francisco juega tenis y es muy bueno- Dijo Milagros.
- Sos increíble Francisco, podés hacer todo lo que se te ocurra- Le dijo Christine sorprendida.
- La próxima vez te enseño- Le dijo Francisco muy dulce.
- Pero soy terrible- Le dijo Christine- probablemente te cansés de mi.
- Si, probablemente se canse de vos- Dijo Norma que con ese comentario se ganó la segunda mirada asesina de su hijo- Fran es un chico muy cruel. Despreciaría a cualquiera que no entiendas sus explicaciones en la primera vez. Es tan frío que tiraría una carta de amor de una enamorada, le tiraría los regalos- Milagros se empezó a poner nerviosa- y aunque ella juntara mucho valor para decirle lo que siente la rechazaría delante de todos. No tiene una pizca de simpatía.
Cuando Christine se fue, Francisco estaba muy enojado con su madre. No entendía lo que le sucedía.
- ¿Qué fue eso?
- Nada, sólo dije la verdad- Le dijo Norma como si fuera una adolescente peleando con su padre.
- Tu plan de separarnos es muy obvio. Dejá de actuar con tanto egoísmo- Le dijo Francisco enojado.
- ¿A qué te referís con egoísmo?- Le dijo Norma enojada.
- Que nos forzás a estar juntos por que te agrada Milagros.
Milagros estaba en la cocina y al escuchar esas palabras entró al living.
- Solo pienso que Mili y vos hacen una buena pareja- Dijo Norma enojada.
- Y yo te dijo que eso es egoísmo- Le gritó Francisco- Dejá de meterte en las relaciones de la gente, no quiero ser obstaculizado por vos.
- ¿Obstaculizado?- Dijo Norma- Vos conocés bien los sentimientos de Mili y aún así traés a otra chica a casa ¡Hay un límite para lo desconsiderado que una persona puede ser!
- Norma, yo estoy bien con eso- Dijo Milagros.
- Pero…
- ¡Ves! Hasta ella te lo está diciendo- Dijo Francisco. Ya no interfieras más.
- Está bien, hacé lo que quieras- Dijo Norma yéndose a su cuarto.
Francisco se fue a la cocina. Milagros no sabía a quién detener para hablar, no quería verlos peleados. Milagros subió a su habitación, necesitaba pensar y recuperarse del día terrible que había pasado. Vio que la luz de su celular estaba encendida, era un mensaje de voz.
- Hola Mili, soy Lucas. Mejoré el plato que probaste el otro día y me gustaría que mañana vinieras a probarlo a ver que te parece.
Al otro día Milagros tenía que acompañar a las chicas a rendir un final, no sabía que hacer y tenía miedo de que Lucas le pidiera una respuesta. Estaba segura que esa cena era una excusa ¿Qué debía hacer?
Mientras tanto, Marcos se sentía inquieto. En su cabeza daba vueltas preguntas, cosas que no entendía y necesitaba respuestas. Fue a su habitación donde su hermano mayor estaba leyendo y le hizo una de las preguntas que lo intrigaba.
- Fran ¿De verdad te vas a casar con ella?
- Debés estar contento, querías una cuñada hermosa ¿No?- Le dijo Francisco sonriendo.
- ¿Pero de verdad la querés?- Le dijo Marcos.
- La próxima vez le voy a decir a Chris que te ayude con tu inglés.
Francisco sonreía, pero al volver a su hoja, la sonrisa desapareció. La duda de Marcos, seguía ahí y no podía evitar sentirse triste.
Más a la noche, Alberto fue a saludar a su hija antes de irse a trabajar. La encontró en el balcón mirando las estrellas.
- Pá ¿Estarías contento si Lucas y yo fuéramos novios?- Le dijo Milagros en un momento.
- ¿Qué? ¿Qué es esto tan de repente?- Le dijo Alberto sorprendido.
- Es solo una suposición.
- Es un chico descuidado, pero muestra mucho compromiso en sus habilidades culinarias. Si luego se casaran estaría contento pues tendría a alguien que siguiera el negocio familiar.
- Ya veo- Dijo Milagros.
- Pero lo más importante son tus sentimientos- Se apresuró a decir Alberto.
- Pero no puedo hacer nada si estos sentimientos no son mutuos- Dijo Milagros con los ojos llenos de lágrimas.
- Mili, de verdad deberíamos dejar esta casa- Le dijo Alberto- Lo sabés bien. No es natural que permanezcamos acá. Además debe ser difícil para vos. Tenemos que irnos para que puedas olvidar a Francisco.
Las lágrimas de Milagros comenzaron a brotar.
- Tenés razón- Le dijo Milagros a su padre cuando ya no pudo contener las lágrimas- Creo que esta vez realmente debo rendirme ¿No?- Luego comenzó a llorar con todo su corazón, está vez lo había perdido para siempre.
- Es bueno que una chica sepa cuando rendirse- Le dijo Alberto- Además, así le vas a mostrar a Francisco que gran chica sos.
Luego de la conversación con su padre y de llorar un rato, lo llamó a Lucas y le confirmó que iría a cenar. La cita sería a las cinco en punto en el restaurante del papá de Milagros. Mientras hablaba con Lucas, Milagros contemplaba su foto con Francisco, de una vez y para siempre, la puso boca abajo, no quería ver más esa foto.
- ¿Francisco dijo eso?- Le dijo Franco a Norma al día siguiente en el hospital.
Norma lloraba recordando la pelea con su hijo.
- Bueno si es su decisión no hay nada que podamos hacer- Dijo Franco comprensivo.
- ¡No dijiste lo mismo cuando te dijo de ser doctor!- Le gritó su esposa- Yo realmente pensaba que amaba a Mili.
- Ama a Milagros- Dijo Marcos.
-¿Qué querés decir? ¿En qué te basás para decir eso?- Dijo Norma confundida.
Marcos no dijo nada, solo miró al piso.
- Marcos, decile a mamá lo que sabés- le rogó Norma.
Marcos salió corriendo. No podía decirle a su mamá lo que sabía.
- La que le gusta a Fran- Dijo Marcos para si mismo.
Él sabía quien le gustaba a su hermano, lo había visto con sus propios ojos. Cuando habían ido a Villa Romance, Marcos había ido a cazar bichos y encontró a Milagros dormida a la sombra de un árbol. Al verla ahí dormida, se le ocurrió la diabólica idea de ponerle un bicho sobre la nariz para que cuando despertara se asustara. Estaba por acercarse a ella cuando Francisco se acercó cargando unas cajas. Marcos lo iba a unir a su broma, pero antes de que pudiera hacerlo, Francisco se acercó a la dormida Milagros. Francisco dejó las cajas, se arrodilló y apoyando su brazo sobre el árbol la besó, la besó mientras dormía. Un ruido lo distrajo: era Marcos sonrojado y sorprendido. Francisco le hizo señas de que no dijera nada y Marcos asintió. Cuando Francisco se fue, Milagros despertó de repente y Marcos sólo atinó a esconderse tras un árbol sorprendido y sonrojado.
- La que le gusta a Fran, es Milagros.
A la tarde, Francisco tuvo que ir a la facultad a buscar unos papeles, aún no sabía que iba a hacer de su vida. Allí encontró a Julián y a Elina conversando. Elina se veía triste hasta que lo vio y se pusieron a conversar.
- ¿Todo va bien entre la chica del casamiento y vos?- Le preguntó Elina.
- Algo así- Le contestó Francisco.
- No me cae bien esa chica- Le dijo Elina- No es divertido luchar contra alguien que no tiene ningún defecto- Francisco río- Prefería a Milagros aferrada a vos, así podría decir que soy la mejor mujer.
- ¡Francisco!- Dijo Jimena- ¿Es verdad que te vas a casar? Mili estaba deprimida
Jimena y Mariela estaban saliendo del parcial. Mariela la retó cuando hizo ese comentario.
- ¿Milagros no está con ustedes?- Les preguntó Elina.
Francisco no se movía, sólo escuchaba serio.
- Mili nos acompañó y se fue- Le dijo Mariela- tenía un compromiso con Lucas.
- Ah, el chico de la cafetería- Dijo Elina- SI que bajo sus expectativas.
- Pero Lucas fue muy valiente, se le propuso de repente- Dijo Jimena.
Al oír estas palabras, el rostro de Francisco cambió de expresión. Una expresión de sorpresa mezclada con temor se apoderó de su rostro. Las chicas no lo notaron pues estaba de espaldas a ellas.
- Si, nos dejó a nosotras y se fue a encontrar con él- continuó Mariela- Es muy probable que le diga que si.
- Después de tantos años de amor no correspondido- Dijo Jimena
- Francisco, Mili se esforzó mucho por amarte, pero…- Mariela dejó de hablar pues Francisco ya no estaba. Había desaparecido de repente.
Una gran tormenta comenzó y Milagros sin paraguas en el restaurante de su padre.
- No te preocupes, después te acompaño a tu casa- Le dijo Lucas para tranquilizarla.
Le presentó un gran plato de comida japonesa. Milagros la probó y estaba mejor que la vez anterior, realmente estaba disfrutando de la cena, mientras Francisco volviendo en subte a su casa, mostraba por primera vez en su vida una mirada triste.
Una hora después, Milagros se había devorado del plato de comida y charlaba alegremente con Lucas sobre su futuro como cocinero, hasta que Lucas se puso serio.
- Mili, ¿Vas a darme una respuesta?
- Bueno ¿Puedo tener más tiempo para pensarlo?- Dijo confundida y triste.
- ¿Es Francisco?- Dijo Lucas más triste que ella.- ¿Qué tiene de bueno ese bastardo descorazonado?- Dijo enojado
Milagros no respondía nada. Un silencio se apoderó del momento que sólo dejaba oír la lluvia caer. Lucas rompió el silencio al golpear el brazo sobre la mesa. Eso asustó a Milagros que se paró.
- Milagros, vos sos la única para mis ojos- Dijo Lucas acercándose cada vez más a Milagros mientas ella retrocedía asustada- Yo te haré olvidar a ese bastardo- Dijo y la tomó por los hombros- Yo te haré olvidar.
Lucas la abrazó violentamente y Milagros quería soltarse, la estaba lastimando. Lucas no cedía, abrazaba con fuerza y a la fuerza.
- Lucas… basta- Decía Milagros- ¡Francisco!- Gritó y empujó a Lucas al piso.
Lucas la miró sorprendido y Milagros reaccionó y se dio cuenta de lo que había dicho. Lucas suspiró.
- Ya veo, entonces realmente es Francisco- Dijo resignado.
- Perdoname- Le dijo Milagros y salió corriendo.
Lucas se quedó tirado en el piso llorando. El gran amor de su vida lo había rechazado y no podía hacer nada.
Una lluvia torrencial se había apoderado de la ciudad. Milagros no llevaba paraguas, pero tampoco le importó mojarse por completo. No camino rápido hasta la parada del subte, al contrario, caminó lentamente. Cuando llegó al subte comenzó a pensar “Soy una persona horrible. Induje a Lucas a pensar que podría pasar algo, pero en ese momento lo que salió de mis labios fue Francisco.”. Bajó del subte y sus pensamientos continuaban “Me preocupé, decidí rendirme y aún así. Supongo que Francisco es el único para mí y así será siempre”. Milagros subió a la superficie y siguió pensando “Entonces me quedaré soltera para toda la vida y cuando mi momento final llegue, llevaré secretamente conmigo una foto de Francisco”.
Su mirada iba en el piso, no tenía el valor de ver a nadie a los ojos mientras caminaba, pues su alma, su corazón y su mundo estaban bajo el suelo. Pero algo hizo que su mirada se levantara y se detuviera: Francisco estaba ahí parado frente a ella, en la esquina de la salida del subte con un paraguas, mirándola a los ojos, esperándola.
En el próximo capítulo, el momento más esperado que se titula: El mejor beso

viernes, 26 de febrero de 2010

BESO TRAVIESO/// Capítulo 11: Corazones que se cruzan.

Franco fue internado en el hospital. Tanto Norma como Francisco estaban ahí preocupados por su salud. No estaba conciente, pero sus signos vitales eran estables. La puerta se abrió, era Milagros con bolsas.
- Norma, Francisco, compré algo para comer y cosas que podrían ser necesarias- Dijo Milagros bajito comportándose maduramente.
- Muchas gracias Mili- Dijo Norma.
- Si, es de mucha ayuda- Dijo Francisco sonriendo.
En ese momento entró el médico con los resultados de los exámenes.
- Doctor ¿Qué tiene mi papá?- Dijo Francisco preocupado.
- Tendremos más detalles mañana- Dijo el médico- Al parecer por los exámenes fue un ataque cardíaco y habrá que hacer cirugía.
- ¿Se refiere a un by pass coronario?-Dijo Francisco.
- Se ve que estás muy bien informado- lo halagó el médico.- Igual eso se verá mañana. Lo más importante es que descanse por eso lo tendremos acá un tiempo.
- Muchas gracias doctor- Dijo Norma amablemente.
Francisco no dijo nada. Se veía muy preocupado y Milagros se dio cuenta instantáneamente.
Norma, Milagros, Francisco y Alberto estuvieron con Franco hasta la noche.
- Norma, estoy preocupada por Marcos, así que voy a casa- Dijo Milagros.
- Yo tengo que ir a abrir mi restaurante- Dijo Alberto.
- Si, vayan a descansar- Dijo Norma.
- Vos también descansa por favor- Le dijo Milagros.
- Fran, es mejor que vayas a casa a descansar- Le dijo Norma a su hijo.
- Si, mañana vengo a reemplazarte- Le contestó.
Antes de irse, Norma los detuvo.
- Fran- Le dijo a su hijo amablemente- dejemos de hablar de tu futuro hasta que papá mejore ¿Si?
- Si, lo sé- Dijo Francisco.
Esa noche, Milagros trataba de dormir, pero sintió la necesidad de tomar un vaso con agua. Cuando prendió la luz de la cocina, se encontró con Francisco a oscuras en el living, sentado en el sillón, pensativo, preocupado, nervioso.
- Francisco ¿Qué hacés acá solo? Ni siquiera encendiste las luces- Le dijo Milagros acercándose a él.
- Estaba pensando- Dijo sin mirarla.
- Debés estar preocupado por tu papá- dijo Milagros- ¿Hay algo que pueda hacer?- Luego se arrepintió de haber dicho eso- supongo que no.
- Pienso que la condición de mi padre fue causada por el stress y la ansiedad- Dijo Francisco- La compañía está pasando por momentos difíciles y él es totalmente responsable por la compañía. Y es por que yo dije que no sucedería su compañía y que me convertiría en doctor.
- Pero… eso es…- Dijo Milagros sufriendo por su amado Francisco. No Podía creer lo injusto de la situación.
- La mejor manera de ayudar a mi papá es siendo dueño de la compañía- Dijo Francisco triste.
- Pero ¿Qué hay de tu sueño de ser doctor?- Dijo Milagro sufriendo por él, tratando de que entrara en razón.
- Es un sueño que ya se ha ido- Dijo Francisco que hablaba con resignación en la voz.
- ¿Pero no te esforzaste tanto estudiando? ¡Además dijiste que ibas a ayudar a Juani a recuperarse!- Le decía Milagros.
No podía verlo así, cabizbajo, triste, resignado y solitario. Sin pensarlo se lanzó a su cuello por detrás del sofá y lo abrazó. En ningún momento Francisco se deshizo de sus brazos.
Unos días después Milagros fue invitada por Lucas a comer al restaurante de su papá al mediodía. Alberto la recibió y le preguntó por la salud de su amigo. Milagros no entendía para qué Lucas la había invitado a comer allí.
- Hoy será la primera noche que Lucas va a cocinar para los clientes.- Le dijo Alberto a su hija- Es un chico con mucha habilidad.
Milagros espió la cocina y vio a Lucas muy concentrado cortando unas verduras y probando una salsa. Jamás en la vida lo había visto tan serio y concentrado en algo, tanto que ni notó su presencia.
Lucas le preparó un gran almuerzo japonés y Milagros lo comió con gusto. Se encontró con una comida exquisita, realmente deliciosa.
- Lucas, esto esta buenísimo- Lo halagó- Como un profesional.
- ¡De verdad!- Dijo Lucas muy contento y emocionado- Cuando me dijeron que iba a cocinar para los clientes quise que fueras la primera en probar mi comida. Me hace muy feliz que me digas esto.
Milagros quedó impactada por la manera de hablar y de sentir de Lucas, realmente la quería mucho. Cuando Lucas le preguntó si quería más de algo, ella no dudó en repetir.
Mientras tanto, en el hospital, la familia Ramos se llenaba de regalos dirigidos a Franco. Los ramos de flores ya no entraban en ningún lado.
Francisco y Marcos llegaron y se encontraron con flores, canasta de frutas y demás cosas.
- Son de la gente de la compañía que está preocupada por su padre- Les dijo Norma al ver la cara de sorpresa de sus hijos. Franco estaba despierto, pero en reposo.
De repente tocaron la puerta, eran dos personas de la compañía y una traía una canasta con frutas.
- Disculpe- Dijo uno de los hombres, el gerente general de la compañía.
- ¿Cómo se siente jefe?- Dijo el otro.
- Pasen, disculpen que esté causando tantos problemas, justo en este momento.- Dijo Franco.
- No se haga problema, esta fuera de su control- Le dijo el gerente
- Sé que no es buen momento- Dijo el otro hombre- pero ¿Quién se encargará del nuevo producto?
- Si, es una buena pregunta- Dijo Franco ocupándose como si no estuviera internado- Díganle a Uribe que se ocupe.
- Uribe está en San Juan con otro proyecto- Dijo el gerente general.
- Bueno, entonces díganle a Lapaduela.
- Si, él se encargará.
Los tres hombres empezaron a hablar de varios negocios y Francisco los miraba. Pensaba en que su padre se esforzaba demasiado y que quizás ese sería su futuro.
Luego entraron dos personas más con regalos y unos papeles para firmar.
- ¿No tenía órdenes estrictas de descansar?- Dijo Francisco a su madre.
- Pero papá dijo que dejáramos entrar a los empleados- Dijo Norma.
- Así no se va a recuperar nunca- Dijo Francisco enojado.
Norma concordaba con su hijo. En ese momento Franco le pidió a Norma unos papeles que había preparado para uno de sus empleados, más que una habitación parecía una sala de juntas. Francisco se hartó y cuando estaba a punto de irse, Andrade, el gerente general, lo detuvo pues necesitaba hablar con él algo urgente, así que bajaron juntos.
Al rato, llegó Milagros a la habitación de Franco. Llegó con una sonrisa y el estómago lleno. Se encontró con un montón de gente y papeles.
- Mili, que bueno que viniste- Le dijo Norma desde un sillón donde estaban ella y Marcos.
- Fran no está acá- Le dijo Marcos mientras leía.
- No es mi intención- Le dijo Milagros.
- Tampoco hay lugar para que te sientes- Le contestó mostrándole los asientos llenos de regalos,
- ¡Marcos!- lo regañó su madre- Ya casi termina la hora de visita ¿Por qué no vas a tomar algo al buffet del hospital?
Milagros todavía tenía espacio para algo más, así que acepto.
- Yo también voy- Dijo Marcos cerrando su libro.
En el buffet se encontraban Andrade y Francisco conversando sobre la compañía.
- Francisco ¿Conocés al señor Robbins? Es el presidente del banco con el que la empresa está lidiando.
- Si, lo conocí en una celebración el año pasado- Dijo Francisco.
- Él está muy interesado en vos. Quiere presentarte a su hija.
- ¿Cómo una entrevista de matrimonio?- Dijo Francisco seriamente.
Andrade divagó un poco, pero le dio a entender que si.
- Hay algunas dudas serias en cuanto a la credibilidad de nuestra administración- Le dijo- Por el ataque de tu padre, las negociaciones de las deudas con el otro bando están en riesgo.
- En resumen, ¿Esto es algo que beneficiaría la administración de la compañía?- Dijo Francisco.
- Si- Dijo Andrade- Si es posible, ¿Podría asistir a la comida formal por esta vez?
- Lo haré- Dijo Francisco sin dudar.
En la mesa de al lado, detrás de un separador de madera, Milagros y Marcos escucharon todo. Milagros entró en pánico, no podía ser que fuera a conocer a una chica que no fuera ella. Marcos miraba como enloquecía.
Milagros estaba muy mal y se encontró con Mariela y Jimena en un bar y les contó toda la situación.
- No puedo creer que Francisco asista a una entrevista de matrimonio- Dijo Jimena.
- ¿Y cuándo va a suceder eso?- Preguntó Mariela.
- Este domingo- Dijo Milagros triste.
- ¿Y qué pensás hacer?- Dijo una voz que no era ni de Mariela, ni de Jimena.
- ¡Elina!- Dijo Milagros sorprendida- No hay nada que pueda hacer.
- No estás actuando como vos misma- Le gritó Elina tan desesperada como Milagros.
- Tenés razón- Dijo Milagros tomando valor. Ese domingo sería la peor cita de Francisco.
El domingo Milagros y Elina quedaron en encontrarse en el Jardín Japonés, donde se realizaría el almuerzo y un paseo por el parque. Aunque estaban unidas por amor a Francisco, Elina y Milagros peleaban demasiado. Elina se quejaba de los trajes de jardineros que Milagros había conseguido, pero era lo mejor para pasar desapercibida. Elina, por su parte, consiguió binoculares ultrapotentes y puso un pequeño transmisor en la mesa de Francisco para escuchar la conversación.
Las dos miraban atentamente y veían a Francisco vestido de traje muy serio y atractivo.
- La chica está llegando- Dijo Milagros.
La chica era una hermosa y dulce señorita de pelo rubio por los hombros, grandes y hermosos ojos azules y un refinamiento exquisito.
- Deslumbrante- Dijo Milagros.
- No es la gran cosa- Dijo Elina resentida.
La chica se llamaba Christine Robbins y Francisco estaba siendo muy amable con ella. Milagros no entendía nada de los que decían por que hablaban en inglés, pero Elina le fue traduciendo lo más que pudo mientras contenía la rabia.
- Está diciendo que tiene sangre real- Le traducía Elina- Y que su mamá es actriz de Hollywood.
- Wow, una celebridad- Dijo Milagros sorprendida- ¿Qué más?
- Lo demás es lo que estás viendo- Le dijo Elina- Definitivamente está tratando de dar una buena impresión.
- Mirá, están saliendo- Dijo Milagros.
- ¿Qué vamos a hacer?
- Dejámelo a mi- Dijo Milagros orgullosa de sus planes.
El primer plan era mojar a Christine con los aspersores. Francisco y Christine se llevaban muy bien y conversaban tanto en inglés como en español. Milagros luchaba para hacer andar los aspersores, pero cuando lo logró, se mojaron tanto ella como Elina sin ni siquiera tocar a Christine y a Francisco.
-¿Qué es eso?- Dijo Christine.
- Los aspersores deben estar descompuestos- Le dijo Francisco sin pararse a ver.
Elina estaba enojada, ahora confiaba menos en el criterio de Milagros.
- No te preocupes por que traje esto- Dijo Milagros sacando de su mochila un frasquito con una “gata peluda” adentro.
- ¿Qué vas a hacer con eso?- Le dijo Elina.
- Cuando suban al puente se lo voy a tirar y así ella se va a caer al agua.
Francisco y Christine subieron a los típicos puentes japoneses y en la mitad se quedaron parados para ver a los pececitos.
- Es tu oportunidad- Le dijo Elina.
Con mucho asco, Milagros sacó el gusano del frasco y se lo tiró a Christine que le cayó en el hombro. Christine se asustó y tropezó para atrás, pero antes de caer, Francisco la atajó y tiró el gusano para donde estaban Milagros y Elina que del susto cayeron las dos al agua.
Christine escuchó que alguien caía al agua, pero Francisco le dijo que no se preocupara, pero debió ser el gusano estúpido.
Esa noche, cuando Milagros llegó a su casa, encontró a Francisco hablando por teléfono.
- Por favor prosiga con ello- Dijo Francisco, lo que hizo que Milagros entristeciera y luego cortó y se dirigió a Milagros- Decime, ¿De dónde sacaste los disfraces?
Milagros se sorprendió y Francisco se rió y empezó a subir las escaleras.
- Esperá. Francisco- Lo detuvo Milagros.
- ¿Qué pasa?- Dijo Francisco sin darse vuelta.
- ¿Te vas a casar con ella?
Francisco tardó en contestar, pero respondió:
- Quizás.
Milagros se quedó ahí al pie de las escaleras. Tenía miedo de que Francisco se fuera, no quería perderlo. Mientras tanto, Marcos observaba la escena y a Milagros preocupado desde el living.
Francisco entró a su habitación y se sentó en la cama contra la pared. Recordaba una y otra vez las palabras del médico “La condición de tu padre está mal. Lo que necesita es quitarse el stress”. Recordaba eso una y otra vez y lo único que le salió fue un suspiro.
Al otro día, Milagros se reunió con Elina pues ella quería saber qué había pasado con Francisco.
- ¿Así que está progresando?- Dijo Elina
Milagro solo podía mirar al piso.
- Rayos, si alguien iba a robarme a Francisco hubiera preferido que fueras vos- Le dijo Elina a Milagros- ¿no te hace enojar que una chica perfecta venga y se lo lleve? Además, siento que perdí con esa tal Chris sin ni siquiera haber peleado. Y en ese punto, tu dedicación es lo único con lo que no puedo hacer nada más que aprobarla.- Elina se paró- Honestamente, ¿Merecemos terminar con los corazones rotos?- Dijo y se fue.
Milagros se quedó sentada pensando “¿Con el corazón roto?”.
- Quizás ya es hora de rendirse- Dijo para ella misma.
En ese momento sonó su celular, era Lucas, quizás era lo que estaba necesitando.
Al otro día, Francisco se levantó tarde y Marcos ya estaba desayunado.
- ¿Dónde está Milagros?- Preguntó Francisco mientras leía el diario.
- Se fue a una cita- Le dijo Marcos.
- ¿Ella?- Dijo sorprendido- ¿Con quién?
- No tengo idea- Respondió su hermanito- La vi bien vestida antes de que saliera.
- Hay alguien con tal mal gusto- Dijo Francisco con los ojos en el diario.
Marcos lo miró fijo y serio durante un instante luego de que su hermano dijo esas palabras.
Mientras tanto, Milagros y Lucas la pasaban en grande en su cita. Fueron a caminar por la calle Florida, entraron a ver tiendas, a la Galería Pacífico y a jugar a los juegos electrónicos.
- ¿Entrevista de matrimonio?- Dijo Norma a Andrade cuando fue al hospital a ver a Franco.
Andrade no sabía qué decirles.
- ¿Co… cómo? No lo escucharon de Francisco.- Le dijo nervioso.
- Señor Andrade ¿Qué significa esto?- Dijo Norma agarrándolo de la camisa, enojada como nunca.
- El señor Robbins le pidió que salieran para que se pudieran casar- Le dijo asustado.
- Franco ¿Vos sabías esto?- Le dijo Norma con una mirada asesina.
Franco negó con la cabeza.
- La verá hoy- Dijo Andrade ahogado por Norma
Norma lo soltó y entró en shock. Andrade le decía a Franco las ventajas de esta unión, pero para Norma ya no había sonido. Su hijo no sólo iba a seguir una carrera que no quería, sino que también había asumido la responsabilidad de casarse con alguien a quien no amaba ¿Qué pasaría con Milagros?
A la tarde ese día, Francisco y Christine fueron a ver una obra de teatro. Christine le señalaba a Francisco a un señor de la fila de adelante que dormía y roncaba durante la función. Francisco miró al señor y por alguna razón se imaginó que si Milagros estuviera ahí, haría lo mismo y comenzó a reírse al imaginarla dormida igual que ese señor. Christine le preguntó qué le sucedía, pero Francisco le dijo que nada mientras sonreía.
Cerca, pero no tan cerca de aquel lugar, Milagros y Lucas tomaban algo en una confitería. Charlaban contentos y felices.
- Estoy satisfecha- Dijo Milagros.
- Claro que si, ni yo como tanto- Le dijo Lucas.
- Pero fue divertido.
- Es bueno escuchar eso. Después de todo sonreír te queda mejor.
Milagros lo miró tiernamente, lo que hizo que Lucas se pusiera colorado. Es que Lucas hacía tanto para verla feliz, que ella no tenia más que hacer que sonreírle para que la viera contenta. Además, realmente la estaba pasando bien.
- ¿Qué pasa?- Le dijo Lucas al ver esa expresión en su rostro.
- Gracias- Le dijo dulcemente Milagros.
- No… de nada- Dijo Lucas nervioso y más colorado- Lo único que quiero es que sonrías.
Siguieron charlando hasta que empezó a oscurecer y Lucas le preguntó si quería ir a ver el río un rato, ya que no estaban tan lejos. Milagros aceptó con una sonrisa.
Iban charlando plácidamente hasta que cuatro personas, cuatro corazones se cruzaron y se pararon. De un lado Milagros y Lucas, del otro Francisco y Christine.
Al encontrarse, los cuatro tuvieron reacciones distintas: Francisco se sorprendió, Milagros bajó la vista instantáneamente, Christine por alguna razón se sorprendió súbitamente y Lucas, al ver a Milagros con la mirada en el suelo, actuó rápidamente.
- Hola- Les dijo Francisco
- Hola señor Genio- Le dijo Lucas.
- Ella es Christine Robbins- Dijo Francisco presentándosela a la otra pareja.
Milagros bajó aún más la mirada y Lucas fue el que habló.
- Que linda joven- Dijo Lucas
- Ella es mi buena amiga Milagros Pasos- Le dijo a Christine.
- Gusto en conocerte- Le dijo Christine.
- Mucho gusto- Le dijo Milagros levantando la vista por primera vez y fingiendo una sonrisa que le dolió hasta el alma.
- Y él es- Prosiguió Francisco que hizo una pausa y continuó- El trabajador de la cafetería de la facultad.
- Soy Lucas Montero, gusto en conocerte- Le dijo Lucas para presentarse, pero lo dijo de manera indiferente.
Los cuatro se quedaron parados sin decir nada, hasta que Milagros lo tomó del brazo a Lucas y le dijo que debían irse. Lucas y Milagros comenzaron a caminar. Ni Milagros miró a Francisco ni él la miró a ella. Francisco miraba fijo la nada seriamente sin mover ni un músculo. Milagros dejó escapar unas lágrimas que le salieron del alma y Christine se dio vuelta cuando se iban.
Milagros y Lucas llegaron a Puerto Madero y miraron las luces y el río.
- Wow, la vista del río es realmente bonita ¿No Lu?- Le dijo Milagros
- Si- Dijo Lucas.
Milagros sonreía levemente, pero de repente bajó un poco la mirada. Los dos estaban en silencio hasta que Lucas lo rompió.
- Mili, yo nunca haré que pongas esa cara- Le dijo Lucas.
- ¿Qué?- Dijo Milagros confundida.
- Yo siempre haré que sonrías. Así que… ¿Querés ser mi novia?
Milagros se sorprendió ante la pregunta de Lucas, no se esperaba algo como eso y realmente no sabía que contestar.
¿Milagros aceptará ser la novia de Lucas? ¿Francisco se casará con Christine? ¿Por qué Marcos presta tanta atención a Milagros y a Francisco? ¿Norma asesinará a Andrade? Lo sabremos en el próximo capítulo que se titula "Periodo de amor" donde un secreto importante será revelado.